No podemos esperar que sea una intervención militar extranjera la que nos libere, a pesar de que Maduro y su narcotiranía representan un peligro cierto para la seguridad regional. Pero los gobiernos americanos no han tomado conciencia de tal peligro
Jesús Antonio Petit Da Costa
1.- No hay salida electoral o ninguna otra pacífica de la situación actual de Venezuela. Esto debemos tenerlo claro y convencer de ello a todos cuanto podamos.
2.- Solo por la fuerza saldremos de Maduro, títere de Cuba, y de su narcotiranía, que es el único gobierno de la delincuencia organizada existente en el mundo.
3.- Toda tiranía puede ser derrotada y derrocada porque no tiene pueblo. Lo enseña la historia universal y también la nacional. Es cuestión de organización y estrategia.
4.- No podemos esperar que sea una intervención militar extranjera la que nos libere, a pesar de que Maduro y su narcotiranía representan un peligro cierto para la seguridad regional. Pero los gobiernos americanos no han tomado conciencia de tal peligro y de allí su renuencia a socorrernos militarmente. De ellos únicamente podemos esperar solidaridad y ayuda, como lo vienen haciendo hasta ahora.
5.- Los obligados a liberarnos de Maduro y su narcotiranía que Cuba nos ha impuesto, somos los venezolanos, por patriotismo y dignidad y porque somos las víctimas con nuestras familias. Vistas las circunstancias tenemos que tomar la iniciativa y asumir el peso de la lucha, poniendo voluntad, valentía y astucia.
6.- No es la primera vez que las cosas suceden así. Recordemos que los libertadores recurrieron a Inglaterra y Estados Unidos como contrapeso a España, que era una de las mayores potencias de la época, y ninguno de aquellos dos intervino militarmente en la guerra de independencia. Se limitaron a prestar ayuda y permitir que algunos voluntarios vinieran y se incorporaran al ejército patriota (ej. la Legión Británica).
7.- Lo mismo sucedió en ocasión de todas las tiranías habidas en Venezuela. No vino auxilio militar extranjero para los que lucharon contra ellas. Todo se resolvió primero con guerras civiles y luego con rebeliones cívico-militares, la última por ahora en 1958. Esta vez ocurrirá lo mismo.
petitdacosta@gmail.com
EL AUTOR es abogado y magistrado jubilado. Profesor en la Universidad Central de Venezuela 1966-1996 en derecho mercantil y derecho laboral. Exprocurador general de la República. Expresidente de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela