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Coronavirus y vacunación en Venezuela #Análisis #OscarBattaglini

Para el 7 de enero del año en curso, según la organización Médicos Unidos por Venezuela, el número total de muertos por coronavirus entre el personal sanitario (médicos, de enfermería, etc.), se había elevado a 342 personas, un verdadero record mundial.

Oscar Battaglini

Extrañamente -y también, por qué no decirlo, afortunadamente- la pandemia en nuestro país aún no ha mostrado la virulencia y la capacidad de contagio y letalidad que ha alcanzado en el mundo entero, incluidos la mayoría de los países de América Latina, como son los casos de Brasil, México, Perú, Colombia, Ecuador, Argentina, Chile, Cuba, etc.

Esa extrañeza sube de grado por el hecho de que la pandemia irrumpe en nuestro país cuando ya están en pleno desarrollo las consecuencias más desastrosas de la crisis (de la destrucción) general provocada por el chavezmadurismo en el ejercicio del poder; y, sobre todo, en el sistema de salud pública, que tiene entre sus manifestaciones más visibles:

1.- El caos hospitalaria generado por las insuficiencias de insumos y los desperfectos generalizados de la tecnología médica; las insuficiencias en bioseguridad que ha provocado el contagio y muerte por coronavirus de más de 1/3 de los trabajadores de la salud, cifra que para septiembre del año 2020, según el Presidente de la Federación médica Venezolana, era de 91 médicos y 65 trabajadores sanitarios: 22% galenos y 30% personal sanitario en general.

Los bajos salarios, la pérdida de HCM y de la seguridad social han determinado una renuncia masiva de los centros hospitalarios y la migración hacia el exterior de más de 30 mil galenos»

Para el 7 de enero del año en curso, según la organización Médicos Unidos por Venezuela, el número total de muertos por coronavirus entre el personal sanitario (médicos, de enfermería, etc.), se había elevado a 342 personas, un verdadero record mundial.

2.- Los bajos salarios, la pérdida de HCM y de la seguridad social general; cuestiones que sumadas a los elementos antes señalados, han determinado una renuncia masiva de los centros hospitalarios y la migración hacia el exterior de más de 30 mil galenos y personal de otras áreas del servicio de salud.

3.- La renuncia, igualmente, de un considerable número de personal de enfermería, que ha emigrado hacia actividades laborales del sector informal de la economía, forzado por los bajos salarios, la precariedad de las condiciones en las que debe realizar su actividad profesional, y el riesgo inminente que corre de contagiarse con la pandemia en el cumplimiento de la misma.

La dictadura aprovecha las restricciones sanitarias y, en general, que necesariamente impone el desarrollo de la pandemia, para restringir más aún los derechos de la oposición democrática del país»

He ahí, graficado en sus rasgos más graves y evidentes, el deterioro extremo y el desmantelamiento sufrido por la infraestructura de la salud pública del país, bajo el dominio de un régimen político no sólo despótico y usurpador, sino que ha demostrado una gran incapacidad, inutilidad y corrupción en el manejo y administración de la cosa pública.

Pero, los efectos negativos de la conducta política del régimen madurista con respecto al conjunto de la sociedad venezolana y, particularmente, en lo que se refiere a su actitud frente al desarrollo de la pandemia del Covid-19 en nuestro país, no se agota, ni termina en o con los elementos ya señalados. Todo eso se engarza: 1.- con la intencionalidad de aprovecharse de las restricciones sanitarias y, en general, que necesariamente impone el desarrollo de la pandemia, para restringir más aún los derechos de la oposición democrática del país; en tanto que se le da cabida y “rienda suelta” a su actividad política basada en el ventajismo, el abuso de poder y la represión política.

No por casualidad se ha dicho que la pandemia del Covid-19 le vino “como anillo al dedo” a la dictadura militarista de Maduro-Padrino López, para seguir ganando tiempo en función de su propósito ilusorio y descabellado de perpetuarse en el poder.

El subregistro de los contagios no permite tener una visión exacta del curso de la pandemia en nuestro país, hecho que la dictadura ha pretendido cubrir con mentiras y con la camarilla (civil-militar)»

2.- con la persistente actitud –movida por el resentimiento social, el sectarismo y el prejuicio fanático- de no consultar, ni acoger las recomendaciones de la Academia Nacional de la Medicina, de la Federación Médica Venezolana y de las Facultades de Medicina de las Universidades Nacionales, sobre cómo enfrentar el desarrollo de la pandemia en nuestro país. Ante esta situación, uno no puede sino imaginar el enorme daño que esa actitud irracional ya le ha hecho y le sigue haciendo a toda la población venezolana.

3.- Con la manera irresponsable como el régimen dictatorial ha manejado el tema de la flexibilización de la cuarentena impuesta por la pandemia. La imposición del simulacro electoral del 6/12/2020, y el haber decretado la flexibilización de la cuarentena para la realización de una campaña electoral a lo tradicional, es parte importante de ese manejo irresponsable. La definición del pasado mes de diciembre, como un mes de flexibilización, así como la convocatoria hecha por el gobierno a celebrar el carnaval en las calles, y a reiniciar la actividad escolar en las condiciones actuales –sin que se esté adelantando en el país un plan masivo de vacunación-, son otras tantas muestras de esa conducta irresponsable.

4.- El subregistro de los contagios, que no permite tener una visión exacta del curso de la pandemia en nuestro país; hecho que la dictadura ha pretendido cubrir con mentiras y con la camarilla (civil-militar) que la dirige, logró derrotar en Venezuela a la pandemia con unas “gotas mágicas”.

El país requiere de no menos de 30 millones de unidades para cubrir la inmunización de más del 90 % de la población venezolana»

Capítulo especial ocupa el proceso de vacunación en nuestro país. Aparte de que se inicia sin un plan general, no dispone ni de un número suficiente de unidades (apenas 100 mil de la vacuna rusa), ni está orientada, como viene ocurriendo en todo el mundo, a inocular, en primer lugar, al personal sanitario y a las personas de la tercera edad, por considerar ambas categorías como las más vulnerables ante la pandemia.

Aquí, en cambio –según declaraciones del propio Maduro- la vacunación estará dirigida, desde un principio, a inmunizar prioritariamente al personal militar y a su entorno palaciego; lo que quiere decir, en términos muy claros, que millones de venezolanos no seremos inoculados en las primeras de cambio del proceso de vacunación, aun reuniendo los atributos para ello.

Pero eso no será así, solo por las prioridades establecidas por el régimen dictatorial, sino también, como se ha dicho, porque no se dispone de un número suficiente de vacunas; porque la empresa productora de la vacuna rusa ha declarado que tiene dificultades para cumplir los compromisos contraídos a escala mundial; y porque el régimen venezolano ha concentrado su atención e interés únicamente en la vacuna rusa, y también porque carece de los recursos financieros para negociar con laboratorios de otros países; sobre todo teniendo en cuenta que el país requiere de no menos de 30 millones de unidades para cubrir la inmunización de más del 90 % de la población venezolana. Todo esto, se lo calla, por cierto, el usurpador en sus chácharas encadenadas de todos los días.

EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.

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