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EDITORIAL: La salud en manos de burócratas y mercaderes

El que tenga ojos que vea, el que tenga estómago que se acerque a un hospital o que vaya a una farmacia.

La salud es sagrada. Es algo que los burócratas y mercaderes deben entender. Con eso no se juega. Es inhumano lo que está sucediendo con la escasez de medicinas en el país e incomprensible que el problema no se solucione de una buena vez. Son incontables los casos de pacientes que no consiguen los remedios fundamentales para curar sus dolencias. No hay reactivos para los enfermos de Sida. No hay suficientes medicamentos para tratar a pacientes con cáncer. Se ha denunciado falta de insumos para realizar cirugías. Es el colapso lo que se vive día a día en los hospitales y clínicas del país. Mil pasos atrás. La gente muere.

Hay niños, hombres y mujeres, ancianos, venezolanos que padecen la indolencia de un sistema que hace aguas definitivamente y de unos gobernantes incapaces. Lo que debería ser un pilar para una revolución, para un Estado que se jacte de ir rumbo al socialismo, para una sociedad decente es aquí, en laVenezuela bolivariana, una vergüenza. La planificación en salud es desastrosa. Es un atentado contra los derechos fundamentales del ciudadanos. Todos los aspectos se han deteriorado y son los pacientes los que se ven afectados.

El maltrato al que es sometido el venezolano es constante. Utilizar los servicios de salud pública es una pesadilla. La medicina privada está sobrecargada, para más. Y la tendencia es a ir empeorando con los días, porque nada o poco se hace para poner fin a un cuadro dramático. No se dialoga con los médicos, se da la espalda a los usuarios, el dinero destinado al sector se esfuma.

El que tenga ojos que vea, el que tenga estómago que se acerque a un hospital, que vaya a una farmacia, que hable con la gente en los deteriorados pasillos, que escuche el lamento de las familias desesperadas. Es deprimente. Poner fin a eso es urgente. Cualquiera con un poco de humanidad lo sabe.