Como hipótesis es la única que funciona: para que devuelvan los muchachos nuestros, dejaron que los colombianos asesinaran a Santrich en nuestro territorio
Domingo Alberto Rangel
Demoré la escritura y entrega de esta columna porque aparte de dar tiempo para verificar lo que me señala el intelecto sobre datos de amigos colombianos y otros que desde Miami, llevan cinco días alimentando con sus puntos de vista, referencias y elucubraciones, algunas brillantes.
Desde el primer momento de conocerse la noticia me extrañó el silencio de dos gobiernos tan distintos como son los de Gustavo Duque y Nicolás Maduro, frente a la presunta muerte en nuestro territorio del guerrillero Jesús Santrich.
El retardo surge por sopesar la tragedia que todo asesinato conlleva, lo que lleva al periodista que uno lleva por dentro a intentar ser lo más rápido posible en opinar, con la incertidumbre que desde el momento de un plagio, hasta la entrega sano y salvo del secuestrado, acompaña a los familiares del raptado quienes obviamente las más de las veces prefieren el silencio como triste acompañante.
Entendido esto espero que todos comprendan que esperar unos días para sacar la columna que escribí apenas minutos después de tener “la noticia” y algo más, fue un compromiso entre hacer la vuelta más rápida y cuidar el motor para la carrera.
Es extraño que hayan varias versiones del asesinato, porque aparentemente eso fue: primero el cuento completo de Semana, otrora gran revista y devenida hoy merced a la polarización en una gacetilla»
Bien: conocida la muerte para ese momento presunta del ex guerrillero Santrich y encontrar casi al instante una catajarria de contradicciones, en medio de posteos hechos a la carrera, como para encubrir “algo”.
Lucía extraño que un gobierno asediado por tres semanas de paro y manifestaciones, mantenga silencio ante un chaleco salvavidas que Gustavo Duque perfectamente lo pudo usar para señalar a nuestro gobierno no como encubridor de la guerrilla colombiana, que eso ya lo han dicho, sino como “prueba” de que las manifestaciones y el paro que en Colombia llevan tres semanas “se originan en Venezuela”.
Es extraño que hayan varias versiones del asesinato, porque aparentemente eso fue: primero el cuento completo de Semana, otrora gran revista y devenida hoy merced a la polarización en una gacetilla propagandista del uribismo, bulo según el cual un hombre mayor… con sobre peso y casi ciego “murió en un enfrentamiento entre bandas de delincuentes”.
Hace tiempo conocí una mentirosa compulsiva que gastaba dinero comprando espacio en las páginas de deportes de los diarios, para publicar bulos como “X hizo un hoyo en uno”, si de golf se trataba o “X gana el triatlón con dos horas de ventaja”.
Santrich solía usar una pañoleta tipo palestina: el TSJ colombiano en una sentencia que lucía poco ajustada a la Constitución falló que con o sin inmunidad, lo podían capturar y enviar extraditado a USA donde lo requerían»
Ese bulo de Santrich disparando contra delincuentes es mayor y de haber ocurrido, sus acompañantes estarían todos muertos a manos del jefe merced a la “puntería” del ex guerrillero casi ciego.
Parece más ajustada a la verdad la versión de El Tiempo donde se informa que Santrich murió en el estado Zulia y que fue liquidado por un comando elite del Ejército Colombiano –Semana después de situar la escena del crimen en la parte venezolana de Perijá, pasó a decir que todo fue en el Apure, incluso para mejor desinformar por minutos localizaron la escena en Colombia-.
Pero todo eso son “detalles” porque Santrich no era un guerrillero común. Fue uno de los negociadores principales de las FARC ante el gobierno de Santos y como tal se ganó la lotería que significaba una banca en el Congreso con lo cual pensó tener inmunidad.
Pero esa felicidad duró poco para Santrich que solía usar una pañoleta tipo palestina: el TSJ colombiano en una sentencia que lucía poco ajustada a la Constitución falló que con o sin inmunidad, lo podían capturar y enviar extraditado a USA donde lo requerían.
Militares que tienen familia preocupada y compañeros que haciendo uso del derecho al pataleo, acusan al Alto Mando de haber fallado en la planificación como causa de que ocho militares venezolanos»
Ese fallo provocó la huida de Santrich a nuestro país, algo que Duque solía restregarlo a cada rato, y que nuestro gobierno siempre negaba.
Pero si uno quiere opinar en un mundo lleno de bulos y mentiras disfrazadas, lo mejor es hacerlo viendo “un poco más lejos”, más allá de nuestras narices desde luego.
Así el panorama se ensancha al ingresar a la ecuación los militares venezolanos secuestrados por una facción de las ex FARC, aliadas, fin de mundo, con Duque.
Militares que tienen familia preocupada y compañeros que haciendo uso del derecho al pataleo, acusan al Alto Mando de haber fallado en la planificación como causa de que ocho militares venezolanos, estén de buenas a primeras en manos de una guerrilla.
¿Será por eso que en un cuartel de la FANB, a menos de tres millas del campamento de Santrich, nadie escuchó nada, ni al helicóptero donde se supone buscaron al comando élite, una vez perpetrado el crimen?
Y como a Jesús Santrich le cortaron un dedo meñique, y cómo el susodicho tenía sobre su cabeza una recompensa de 620. 000 dólares de parte del gobierno de Duque y muchísimo más de parte del Imperio, la ecuación cuadra debido al silencio de ambos gobiernos.
Como hipótesis es la única que funciona: para que devuelvan los muchachos nuestros, dejaron que los colombianos asesinaran a Santrich en nuestro territorio.
¿Será por eso que en un cuartel de la FANB, a menos de tres millas del campamento de Santrich, nadie escuchó nada, ni al helicóptero donde se supone buscaron al comando élite, una vez perpetrado el crimen?
Ojalá y no sea así, ojalá regresen los secuestrados, pero dar ingreso a la guerra civil colombiana es un error que nos puede costar muy caro los venezolanos.
¡Amanecerá y veremos!
@DomingoAlbertoR
EL AUTOR es ingeniero civil, consultor, asesor y dirigente político. Premio Nacional de Periodismo 2019, mención Opinión.