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Lo electoral es importante para el gobierno, para la gente de Casa Amarilla y Juan Guaidó la desprecia; otro ya hubiese dicho: «Si vamos a las elecciones con nuestros propios candidatos y con una sola tarjeta».
Félix B. Sucre
CNP 8526
Dicen que «en la demora está el peligro» para todo lo que cotidianamente tengamos que hacer. En el caso de la política, para cualquiera de las bandas donde se ubique la gente, no tomar decisiones rápidas y bien estudiada, como en muchos casos suceden con la dirigencia política de Venezuela, la cual suele echarle la culpa a los demás.
En muchos casos, por poner el ejemplo harto conocido, cuando a muchos políticos sus asuntos no le salen bien, suelen echarle la culpa a los periodistas, sobre todo con aquello de que «yo no dije eso o no quise decir eso, sino que el periodista me malinterprete». Así quedan bien parados, mientras que el periodista queda mal en el ejercicio profesional; en otros momentos, cuando pretende ser “analista” y hablar de todo, entonces queda en evidencia por la falta de información o dominio del tema en cuestión, lo que es aprovechado para los “sabios de la política” y burlarse con un humor negro de ese profesional.
Sin embargo, lo que tenemos claro es que hay una caterva de sujetos que viven de la política, sin importarles como esté la gente de la calle; en esto también entran los que son parte del gobierno o los vendidos que no tienen escrúpulos para salir, por ejemplo, a hablar de las bondades de la administración del inquilino de Miraflores, quien debe hacer malabares para que hoy sea defendido, aún cuando su gestión es tan mala mala, que no hay que repetirlo.
Entonces, como no podemos quedarnos tranquilo en este caso, sin pretender ser «científico» o un «sabio» de los tantos que transitan por las calles de la Venezuela maltratada por el PSUV, sus franquicias y el alto mando militar, el cual sigue demostrando que no gerentes no sirven ni como gente de guerra tampoco. Sirven pero es para impedir marchas opositoras o vender el algún mercado cielo abierto, aunque luego las cuentas no cuadren. La presuntamente revolución, con meretrices incluidas, perdona los momentos de choreos.
Esta es parte de la corrupción que no se detiene; pero que no hay intención de que acabe o aminore, ya que el juego político no tiene claras intenciones de poner punto final al drama que no nos deja ni respirar»
Lo que no entendemos es el papel del sector que lidera el señor Juan Guaidó. En este caso, vale la pena citar la frase de la Santa Catalina de Siena: «Haz que el silencio se mantenga en tu boca». Es posible que Guaidó se la haya leído en algún botiquín de los tantos que hay en las carretera del país, si es que no han sido cerrados a consecuencia de la crisis económicas que golpea tanto a la gente de abajo, la cual no puede beberse seis u ocho cerveza, como lo hacía antes, porque los precios no lo permiten. En cambio, la gran dirigencia, la que invita a votar, la que se arrecha por la abstención, si puede beber y comer en los exquisitos restaurantes que la revolución permite que funcionen, ya que hasta sus nuevos ricos, incluyendo colectivos, policías y militares de menor jerarquías, puedan ir a gastar lo que consiguen en las alcabalas, bombas de gasolina y afines de Venezuela.
Esta es parte de la corrupción que no se detiene; pero que no hay intención de que acabe o aminore, ya que el juego político no tiene claras intenciones de poner punto final al drama que no nos deja ni respirar. No obstante, se dice que salir a votar puede permitir que mejores tu situación al recibir una buena bolsa del Clap. Los diputados de la Augusta Asamblea Nacional reciben tres bien cargadas, aunque el artículo 21 de la Constitución Bolivariana diga que » Todos somos iguales ante la Ley». O es una mentira del tamaño de un Templo o es parte de la comicidad de quienes se han creído el cuento de qué estamos en revolución.
Por eso, obviamente, es que creemos que las oposiciones no llegarán a ningún acuerdo para ir juntas a una elecciones de gobernadores y alcaldes, cuando se sabe también que muchos de esos lo que quieren es ir a meterle la mano a la marma y embolsillarse los cobre, como diría mi primo maracucho Alexis Andarcia, quien anda pendiente de las vainas del país.
Tampoco es problema de Juan Guaidó y los suyos, mucho meno de la oposición de Casa Amarilla, donde lo que están pendientes es de la seña de Miraflores»
El único que pareciera andar en otra dirección es Juan Guaidó, si no está esperando las tropas del General Donald Trump.
En Venezuela, le guste o no a muchos, está pautada la fecha del 21 de noviembre para las elecciones de gobernadores y alcaldes, legisladores y concejales. Las de reina de belleza la organizan los que saben de belleza. El CNE, de ayer o de hoy, sabe de elecciones de partidos, aunque con los gremios profesionales y sindicatos están raspados. Dónde estará mi pobre Colegio Nacional de Periodistas (CNP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP). Eso no es de importancia para el chavismo, madurismo o como lo quieran llamar.
Tampoco es problema de Juan Guaidó y los suyos, mucho meno de la oposición de Casa Amarilla, donde lo que están pendientes es de la seña de Miraflores.
Pues bien, lo electoral es importante para el gobierno, para la gente de Casa Amarilla y Juan Guaidó la desprecia; otro ya hubiese dicho: «Si vamos a las elecciones con nuestros propios candidatos y con una sola tarjeta». Carajo, aquí la vaina sería otra. Aquí se puede repetir aquello de que «chivo no come lloviendo». Nuestro colega y amigo Goyo Salazar sabe de chivos en la Sierra de Coro. Otros tienen ausencia de burdel.
