En el actual Directorio Nacional del CNE, hay presencia de dos representantes de la oposición democrática, que en buena medida garantizan aunque mínimamente, una administración imparcial
Oscar Battaglini
Cada vez nos persuadimos más de que el problema político de participar o no en los procesos electorales, en situaciones políticas como las que actualmente existen en nuestro país, no se resuelve ni con la decisión extrema y mecánica de los que afirman que ellos participan en todos los procesos electorales cualquieras sean las condiciones impuestas por el régimen en el poder; actitud con la que terminan (deliberada o inconcientemente) haciendo de comparsa de ese régimen. Ni con la posición de los que se niegan a participar, a todo trance, en todos esos procesos, aun existiendo la posibilidad de aprovecharlos para alcanzar algunos objetivos parciales que acerquen o que favorezcan la lucha por el logro del objetivo supremo y final de librar al país del régimen despótico imperante y el consecuente restablecimiento de la institucionalidad democrática.
De lo expresado anteriormente se desprende una conclusión lógica: que sólo de una evaluación concreta del marco político donde se desarrolla el proceso electoral (sopesados objetivamente los pro y los contras) se podrá arribar a una posición seria, adecuada y satisfactoria acerca de la conveniencia de participar o no en el proceso electoral de que se trate. Conviene insistir en que esa fue la actitud que privó en el momento en que la oposición de la Unidad Democrática articulada en la MUD decidió participar en las elecciones parlamentarias del 6/12/15, no obstante las condiciones adversas que restringían severamente su participación en ese evento electoral cuyo resultado favorable, habla por sí sólo de la justeza de la decisión tomada en esa oportunidad.
Lo mismo puede decirse de la determinación de no participar en las “elecciones” presidenciales del 20/5/18, y en las parlamentarias del 6/12/20, cuando el régimen dictatorial madurista prácticamente impidió con la ilegalización de los principales partidos políticos de la oposición democrática del G-4, la inhabilitación y la ejecución y persecución de sus dirigentes fundamentales, la mayoría de los cuales fueron forzados a salirse en resguardo de su seguridad personal.
Para las elecciones pautadas para el próximo 21/11/21, estas medidas represivas dictatoriales, se mantienen vigentes, lo que ha da pie para que algunos piensen que, dado que las cosas no han “cambiado sustancialmente”, lo que procede es ratificar la decisión de abstenerse de participar en dichas elecciones. Se trata, a todas luces, de una decisión unilateral de la coyuntura política en desarrollo que sólo ve una parte de la situación existente, a la que, por lo tanto, se le escapan los elementos nuevos en esta contenidos y que apreciados y aprovechados adecuada y suficientemente, colocarían a la oposición de la plataforma democrática en capacidad de propinarle una nueva derrota política a la dictadura, si se quiere superior o más contundente que la que le infligiera en las parlamentarias del año 2015.
Entre esos elementos destacan:
1-La profundización del desgaste que afecta a la dictadura producto de la crisis general y el aislamiento internacional por los que atraviesa.
2-Igualmente la agudización de la crisis de legitimidad que ahonda cada vez más el abismo que separa a la dictadura militarista de la inmensa mayoría de los venezolanos.
3-El haberse visto forzada a reconocer a la Plataforma Unitaria como un actor político beligerante, a sentarse con él en la mesa de negociación de ciudad de México y a firmar un “memorando de entendimiento” ante un nutrido acompañamiento de la Comunidad Internacional, en busca de una solución de la crisis política nacional, pacífica, constitucional y electoral. Potencialmente existe la posibilidad de que de esa mesa de negociación emanen algunas otras medidas y resoluciones que mejoren la participación del G-4 en las elecciones regionales del 21/11/21
4-La inminencia del informe final del Tribunal Penal Internacional en el que se confirma que en Venezuela, bajo el régimen madurista, no solo se han violado sistemáticamente los derechos humanos, sino que también se han cometido crímenes de lesa humanidad.
5-La presencia en el actual Directorio Nacional del CNE, de dos representantes de la oposición democrática, que en buena medida garantizan aunque mínimamente, una administración imparcial de los procesos electorales.
6-Los resultados de algunos sondeos de opinión realizados por encuestadoras serias que han venido registrando una cada vez mayor disposición de la población a participar en el próximo proceso electoral.
7-La inmensa posibilidad que tiene la Plataforma Democrática en el desarrollo de ese proceso electoral, de coger de nuevo la calle y organizar con todos los sectores de la sociedad venezolana (obreros, trabajadores, profesionales, maestros, profesores, médicos, personal de enfermería, técnicos, empresarios del campo y la ciudad, estudiantes, amas de casa, etc) un gigantesco movimiento social y político movilizado, y que tenga como fin promover el voto a favor de los candidatos de la Plataforma Unitaria y la recuperación democrática de nuestro país.
8-Disponer de nuevo de la tarjeta electoral (la de la manito) alrededor de la cual se unificó la oposición democrática, y con la cual se alcanzó la victoria en las parlamentarias del 6/12/15
Con su participación en estas elecciones (decisión que ya fue transmitida en rueda de prensa a la sociedad venezolana y al mundo entero el pasado 31 de agosto) la Plataforma Democrática no está entregando nada, ni está haciendo dejación de su firme posición de lucha por la recuperación democrática del país.
Por el contrario, se trata de una decisión política correcta que no solo ratifica esa posición sino que pone en las manos de la sociedad democrática venezolana una herramienta política que la convierte de hecho (en la práctica y con toda legitimidad) en el principal actor político de la lucha planteada.
Dado ese paso fundamental faltaría ahora ajustar los detalles que consoliden la unidad y articulen alrededor de la decisión tomada a todas las fuerzas políticas y sociales (partidos, sindicatos, gremios, etc) que han definido y tenido a la Plataforma Democrática como su referencia político-organizativa.
EL AUTOR es historiador, profesor de la Universidad Central de Venezuela, co-fundador del partido Liga Socialista y exrector del Consejo Nacional Electoral. Autor de los libros “Legitimación de Poder y lucha política en Venezuela” y “El medinismo, modernización, crisis política y golpe de estado”.