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La oposición de la oposición #LetrasAlMargen #GustavoLuisCarrera

Si los candidatos de la oposición se canibalizan entre sí, ¿qué sensatez y equilibrio podría esperarse de ellos, de resultar ganadores?

Gustavo Luis Carrera 

Oponerse es un verbo transitivo y pronominal que significa estar en contra, adversar. Así, oposición es un sustantivo que identifica el hecho de oponerse; y, por igual, designa al sector que enfrenta el aparato de la administración pública, vale decir el gobierno. De este modo, la denominación es clara, a todas luces: son opositores quienes rechazan activamente una manera determinada de gobernar (o de desgobernar).

FUNCION UNIVERSAL DE LA OPOSICIÓN. La oposición nació cuando se estableció la primera forma de gobierno; los que no estuvieron de acuerdo con este mandato, lo criticaron y lo repudiaron; fundándose, así, una instancia social y política de rechazo a lo establecido. A través de los siglos esa ha sido la función esencial de la oposición: enfrentarse al régimen imperante, señalando los errores, denunciando los abusos y la corrupción. Su papel no es el de ayudar a corregir -y ocultar- las fallas, como algunos parecen creer, sino destacar las carencias y determinar sus responsables. Es decir, oponerse es censurar, en nombre de todo un pueblo afectado, y propiciar un cambio de estatus que le permita a los opositores acceder al gobierno, para demostrar su capacidad propiciatoria de un sistema superior.

¿LA OPOSICIÓN CONTRA ELLA MISMA? Ahora, contemplar, como ocurre en este momento, el modo a través del cual la oposición aparece enguerrillada en su interior, en una feria interminable de candidaturas, así como de críticas y desvalorizaciones entre los candidatos opositores, no solo causa asombro, sino por igual desaliento. Es decir, la rivalidad no parece establecerse con el sistema oficial, sino con los demás -múltiples- candidatos de la oposición. Y este enfrentamiento interno significa algo más que evidente: una oposición que se opone a ella misma. Una oposición que mina sus propios basamentos funcionales. Es decir, una oposición autofágica, que se devora a sí misma.

DISPERSIÓN: DERROTA ANUNCIADA. Esta especie de guerra interna, que surge como un lastre insuperable para la oposición -para feliz y astuto disfrute gubernamental-, ostenta una evidencia indiscutible: la multiplicidad de candidaturas es el más directo camino hacia una derrota anunciada; poniendo de relieve la eficacia del milenario principio de: «divide y vencerás» (mientras mayor sea el número de candidatos de la oposición, más opciones de vencer tiene el indiviso contrincante oficial). Entonces, cabe preguntarse: ¿qué juego juegan estos atomizados candidatos?; ¿cuáles son, realmente, las perspectivas de triunfo que ellos conciben?; ¿es posible que no vean lo que la matemática elemental demuestra: si la votación de los opositores se fracciona en cinco candidatos, cada uno de ellos obtendrá entre el diez y el quince por ciento de la totalidad de los votos; y entonces el contrincante oficial, puede triunfar con un pobre veinte por ciento? Ahora bien, en un plano especulativo, surge la posibilidad -insensata opción- de que los candidatos de la oposición estén cayendo en una lamentable trampa electoral (¿electorera?), donde el objetivo no es vencer al candidato oficial, sino quedar de primero entre los de la oposición. De ser así, se explicaría el afán de destruir a los demás opositores -no al oficialista-; permaneciendo abierta la posibilidad de interpretar que, en este caso, el propósito es poder decir después: «¿Ven? Si hubieran votado por mí, que soy el preferido, habríamos ganado». Y esta sería una forma de mísero desquite de un ego desatado; o inclusive una inversión pública para futuras contiendas electorales. Pero, todo esto es pura especulación. Sería imposible señalar esta descabellada eventualidad sin elementos probatorios. Así que queda en la categoría de una elucubración hipotética. Lo que no es imaginario es el hecho cierto de la disparatada situación creada, dando lugar a lo insólito: la instrumentación de una oposición de la oposición.

VÁLVULA: «Cuando la oposición se concentra en atacar a quienes se suponen sus aliados, no sólo favorece al sector oficial, sino que dispara contra ella misma. Es muy simple: si los candidatos de la oposición se canibalizan entre sí, ¿qué sensatez y equilibrio podría esperarse de ellos, de resultar ganadores? Parecería que muchos candidatos opositores solo buscan quedar de segundo, por debajo del oficialista, pero por encima de sus demás compañeros de oposición. ¿Es posible tal exabrupto?

glcarrera@yahoo.com

EL AUTOR es doctor en Letras y profesor titular jubilado de la Universidad Central de Venezuela, donde fue director y uno de los fundadores del Instituto de Investigaciones Literarias. Fue rector de la Universidad Nacional Abierta y desde 1998 es Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua. Entre sus distinciones como narrador, ensayista y crítico literario se destacan los premios del Concurso Anual de Cuentos de El Nacional (1963, 1968 y 1973); Premio Municipal de Prosa (1971) por La novela del petróleo en Venezuela; Premio Municipal de Narrativa (1978 y 1994) por Viaje inverso y Salomón, respectivamente; y Premio de Ensayo de la XI Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (1995) por El signo secreto: para una poética de José Antonio Ramos Sucre. Nació en Cumaná, en 1933.

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