Una nación es una unidad, una colectividad cohesionada, la nación se identifica a través de dos rasgos esenciales: se funda en un sentir unitario y representa, humana y anímicamente, un sólido acuerpamiento colectivo.
Gustavo Luis Carrera
Comúnmente, en el habla cotidiana, e inclusive en los medios de comunicación, se tiende a caer en la falacia de utilizar como sinónimos palabras bien diferenciadas unas de otras. Es cierto que hay casos particularmente aptos para la confusión. Por ello, nunca está de más propender al uso adecuado de los vocablos, para saber, con propiedad, a qué nos referimos y qué aspiramos comunicar. Una circunstancia muy común es la correspondiente a: país, Estado y nación. Términos que parecen próximos, y lo son; pero cada uno en su significado bien delimitado.
EL PAÍS-TERRITORIO. La planta física, territorial, donde se asienta un conglomerado que se delimita a través de unas fronteras, se llama país. De donde se colige que un país es lo prefigurado en un mapa. Así, un país resulta ser un dibujo políticamente determinado; y sus límites son los confines de su pertenencia. Ahora bien, este esquema no es permanente; puede cambiar, como resultado de gestos repudiables, ya sea a través de despojos por agresiones externas, o por apoderamientos invasores e imperialistas. Es decir, que se hace referencia a una entidad inestable, o por lo menos, teóricamente, con un grado relativo de seguridad. La historia está llena de ejemplos de variación profunda del mapa de países, desposeídos por guerras o sometidos por la voracidad imperialista de otro. Inclusive, un ejemplo de inestabilidad geográfica está a nuestra vista, en la actual invasión del gobierno ruso a Ucrania.
EL ESTADO-GOBIERNO. El sistema impuesto como estructura administrativa y política en un país se denomina el Estado (que se suele escribir con mayúscula por un problema de diferenciación semántica), o más directamente, el gobierno. Su condición es heteróclita, que mezcla ideologías con la ausencia de ellas. Así, por vaivenes políticos, un país puede beneficiarse de la positividad de la democracia, o sufrir los desmanes del autoritarismo. Y nada puede asegurarse al respecto. Hay de todo en la viña del Señor en cuanto al carácter auspicioso o despótico de un gobierno. Pero, lo evidente, lo que resalta por encima de cualquier eventualidad, es que el Estado, la estructura gubernamental, es un condicionante pasajero, circunstancial; y su duración está determinada por una Constitución, que respetan honestamente los demócratas, y que irrespetan groseramente, perpetuándose en el poder, los autócratas.
NACIÓN-NACIONALIDAD. Stricto sensu, una nación es una unidad, una colectividad cohesionada. Y es así: en su sentido estricto, definitorio, la nación se identifica a través de dos rasgos esenciales: se funda en un sentir unitario y representa, humana y anímicamente, un sólido acuerpamiento colectivo. La nación viene a ser, así, una concepción referida a un estatus tendiente a la permanencia, a la conservación a través del tiempo. Entiéndase que la nación, como toda colectividad humana, evoluciona y adquiere nuevas dimensiones; pero, conserva una esencia caracterizadora. Ese factor esencial tiene vocación de real permanencia. Por eso se habla de alma nacional y de espíritu nacional. Y aquí surge una interrogante necesaria: ¿cabe en el concepto de nación la regionalidad? La respuesta es afirmativa. Lo regional puede coincidir con lo nacional (cuando una nación es una región dentro de un país) oseñala una peculiaridad zonal dentro de una nación. En todo caso, lo determinante es la índole cohesionadora de la nación, que unifica una comunidad integrada en sus pobladores por una identidad histórica, territorial, anímica, lingüística, étnica y folklórica. Sin embargo, en la práctica se tiende a igualar país con nación, y se habla de una nacionalidad con referencia al país donde se ha nacido, o cuyo pasaporte se exhibe. Pero, esto es un uso práctico del lenguaje común, que se guía más por la comodidad que por la corrección. En puridad, hay naciones dentro de países, y los ejemplos son numerosos. Pensemos en el casodel Reino Unido, que, como inteligentemente reconoció su antiguo primer ministro David Cameron, son cuatro naciones dentro de un país: Inglaterra, Gales, Irlanda y Escocia. Y no se diga el caso de España, señalado por una diversidad de nacionalidades. Inclusive, hay que preguntarse cuántas naciones están incluidas en el país Venezuela, considerando, al menos la sobresaliente presencia de una nación guajira o guayú, una nación guarao, una nación pemón; y podría seguir la lista. Adonde queremos llegar es a dejar claramente sentado que una nación se define por una unidad esencial, que se vincula con determinantes tradicionales, como las que ya hemos señalado, con el añadido de una más, decisiva, la anímica, la que nace del espíritu de cuerpo unido, de grupo societario, de integración etopéyica.
VÁLVULA: «El país es una delimitación geográfica, política y económica; y se representa en un mapa. El Estado es la administración pública, el sistema político que gobierna; lo que comúnmente llamamos «el gobierno». La nación es una entidad caracterizada por la unidad de lugar, de usos y tradiciones, de lengua, de creencias o religión; y tiende a la permanencia, Por eso puede haber varias naciones enmarcadas en un mismo país y sometidas, por convención o por imposición, a un mismo régimen gobernante».
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