La aparición de cárcavas en Ciudad Bolívar se remonta a varias décadas atrás
M.A. Guzmán Gómez I VERDADES
Mas que las cárcavas, son los carcavones los que están convirtiendo a Ciudad Bolívar en un desbarrancadero que, de seguir su acción destructora se constituirán en su sepultura urbana, para lo cual la falta desidiosa de los drenajes pluviales constituye la causaefecto de tanto malestar a la angostura orinoqueña y su gente por décadas, problemas serios que la capital sigue arrastrando «bombardeada» por una ineficiencia óptima, cual sismo urbanístico inmerecido.
Estos verdaderos precipicios, altas cimas de pendientes escarpadas, han llegado a ser toda una calamidad nefasta para su normal desarrollo urbanístico tal como acontece desde hace muchísimo tiempo ante la inobservancia de funcionarios no idóneos que jamás han asumido con voluntad y menos con decisión su misión primordial como lo es la de velar siempre por mejorar las cosas colectivas, a las que debe cuidar, concientizar con la convicción elevada de que los servicios públicos tienen rango fundamental de atención prioritaria.
Utilizando el término «cárcavas» en vez de «carcavones», que es lo correcto, ha tomado auge el tema en cuestión como si su problemática se hubiese presentado súbitamente en la ciudad, cuando su aparición, con gravedad extensiva, se remonta a varias décadas atrás y ha sido la falta del imprescindible Plan Rector, único instrumento confiable para regular el crecimiento y desarrollo ordenado de toda urbe y en segundo término la falta, casi absoluta, del sistema de drenaje para las aguas de lluvia cuyo pírrico servicio no llega al 20%; es decir, en un 80% de la superficie total de Ciudad Bolívar (230 km2) las aguas pluviales caen sin tener curso adecuado para su escorrentía por lo cual busca la salida «más fácil» y es así como las precipitaciones, poca o intensa, se convierten en las «madres» de los carcavones, erosionando a su antojo todo lo que encuentren a su paso devastador y convirtiendo las calles, avenidas y sitios públicos en un angustiante «Orinoco Urbano».
En vista de esta funesta calamidad, me permití hacer llegar a la Dirección de Desarrollo Urbano de la Alcaldía de Heres, el 2 de julio de 1996, una comunicación alertando de esta grave situación urbana en los siguientes terminas, cito: «Consideramos indispensable acometer, previa o paralelamente al reinicio de construcción de los drenajes que con urgencia requiere la ciudad, el tratamiento técnico de una secuela de cárcavas profundas (carcavones) que se han venido acentuando peligrosamente en varios sectores urbanos al no tener las aguas la debida canalización, ocasionando enormes perjuicios a sus habitantes y a bienes públicos y privados, además de obstaculizar el normal flujo peatonal-vehicular. Las urbanizaciones El Perú, La Sabanita, los Aceiticos, Agosto Méndez, La Lucha y demás zonas adyacentes padecen esta proliferación dramática de carcavones que exigen tratamiento inmediato a fin de evitar todo un caos urbano. «Nunca hubo respuesta…siguieron proliferando los «barrancos infernales» a pesar de haber contratado la CVG un estupendo proyecto para los drenajes al experto colega Hugo Saturno Bello que aun «reposa» en su planoteca y que el año 2005 se le entrego’ copia a la Alcaldía para tramitar el financiamiento cuyos recursos los aportaría, sin dilación el Fondo Intergubernamental para la Descentralización (FIDES) y la Ley de Asignaciones Económicas Especiales (L.A.E.E), pero la desidia se encargó de engavetarlo. Desde entonces ninguna autoridad posterior ha tocado el tema y el urbanicidio se extenderá ..a menos que a la voluntad y sensatez las acompañe un revolucionario y ansiado renacer…
Vainitas en el postre
- Para el Mantenimiento Preventivo que exige nuestro noble puente Angostura, «los días pasan y se cargan en cuenta…La oposición venezolana no sube cerros..(Oscar Schemel).