Los maestros y profesores nos han enseñado que, para la victoria de un movimiento de protestas, sobre todo en una época de reflujo de masas, se debe convocar a la calle con un objetivo concreto, no difuso.
1.- Con su reciente movimiento de protestas los maestros y profesores nos han dado una lección y, a su vez, ellos han aprendido una lección.
2.- Los maestros y profesores nos han enseñado que cada estamento de la sociedad civil debe asumir directa y personalmente la lucha por sus reivindicaciones, como una aspiración colectiva sin esperar órdenes o instrucciones de partidos políticos ni subordinarse a ellos.
La asunción directa de la lucha por sus reivindicaciones es imperativa para cada estamento social en un momento de vacío absoluto de liderazgo como el existente en el país.
3.- Los maestros y profesores nos han enseñado que, para triunfar en la lucha por las reivindicaciones, hay que ser amplio y así poder sumar a todos los sectores que integran el estamento social: maestros de primaria, profesores de secundaria y catedráticos universitarios, los cuales tienen en común el ejercicio de la misma profesión y la conciencia y solidaridad de clase.
4.- Los maestros y profesores nos han enseñado que, para la victoria de un movimiento de protestas, sobre todo en una época de reflujo de masas, se debe convocar a la calle con un objetivo concreto, no difuso, que sea una reivindicación muy sentida, relacionada con la sobrevivencia.
5.- Los maestros y profesores nos han enseñado que el vacío absoluto de liderazgo puede suplirse con una dirección colectiva surgida de los mismos manifestantes, siempre que haya claridad en el objetivo compartido por todos.
6.- Los maestros y profesores nos han enseñado que podemos derivar una ventaja del vacío absoluto de liderazgo: nadie está autorizado para negociar en nombre de los que protestan. Y lo único que le pone fin al movimiento de masas es haber conseguido el objetivo, que es innegociable e inmodificable.
7.- Los maestros y profesores han aprendido a su vez una lección: hemos llegado a esta situación porque ellos, como todos los demás estamentos sociales, no lo impedimos actuando como factores de poder. Aceptamos dócilmente el papel de “segundones”.
Los hechos les han demostrado a maestros y profesores que es su deber ejercer el liderazgo de sí mismos, convirtiéndose en factor de poder. Maestros y profesores tienen ante sí una oportunidad histórica y un deber cívico: llenar el vacío de liderazgo social a todos los niveles, desde cada parroquia y municipio hasta el país entero.
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