Eduardo Samán, coordinador del proyecto, nada explicó de la empresa que hace negocios con los medicamentos baratos y que otorga esos sueldos, hoy muy “altos” pero en el pasado muy comunes
Luis Fuenmayor Toro
Sé desde hace un mes, que el gobierno instrumenta un programa nacional de formación de farmacéuticos fuera de las universidades. Nada extraño, pues ésa viene siendo la política educativa universitaria desde 2005. Se inició con los programas nacionales de medicina, con un nombre particular rimbombante, y luego siguieron otras disciplinas. Todos ellos se caracterizaron por su poca calidad académica, la improvisación, la ausencia de infraestructura de aulas, laboratorios y equipos, y un desconocimiento de la formación de los docentes utilizados. El gobierno se limitó a descalificar las numerosas críticas, como provenientes del golpismo extremista al servicio del “imperio”.
Acabo, sin embargo, de ver una entrevista televisiva del farmacéutico Eduardo Samán, quien habló sobre el programa nacional de formación de farmacéuticos y sobre su desarrollo en la UNEFA, donde fue nombrado su coordinador. Señaló que el MEU aprobó en agosto pasado dicho programa, el cual en la UNEFA estará dirigido hacia la consolidación de la seguridad y soberanía farmacéutica, por lo que la formación se orientará a la producción de medicamentos, es decir a la tecnología farmacéutica industrial, abandonada por las universidades nacionales, según dijo, que por su deterioro se dedicaron sólo a atender el mercadeo y la dispensación de medicamentos, último eslabón de la cadena. Samán expresó que dicho programa fue elaborado por profesores de la UCV y otras universidades, junto con profesionales de disciplinas conexas, y que fue elaborado con gran esmero y criterio de modernidad, sin presentar evidencias concretas al respecto. Los estudiantes se incorporarían a trabajar en laboratorios de producción real de fármacos, que supongo en algún momento existirán en el país. No dijo qué pasó con el laboratorio de Las Adjuntas.
El instrumental básico ha sido adquirido, las obras civiles de 5 laboratorios están listas y se dispondrá de equipos grandes y modernos, que no existen en el país, dijo Samán. Trabajará coordinadamente con el Sistema Unificado de Atención Farmacéutica, que nació hace pocos años en un momento crítico en que no había medicamentos en Venezuela. A través del convenio con Irán y compras en la India, se logró traer fármacos de muy bajo costo y distribuirlos en todo el país, mediante un sistema de carácter privado con farmacias fijas y móviles, que tiene más de 300 farmacéuticos incorporados. Según Samán, el sistema paga a los farmacéuticos hasta 1.100 dólares mensuales y actualmente atiende a 5 millones de personas diarias, con un promedio de tres medicamentos por comprador. Dispensa también anti neoplásicos de muy bajo precio.
Conocí a Samán hace décadas. Era una persona preparada, inteligente, honesta y bien intencionada. Sé que es perseverante y tozudo, lo que puede o no ser una virtud. Está entre quienes creen aún en la posibilidad de hacer algo positivo dentro del llamado proceso “revolucionario”. Éste puede ser su error. Además, entre lo que afirma y la realidad hay un espacio y una mala experiencia de años con otros programas, que su tozudez política no lo deja apreciar y, aunque lo hiciera, recurriría a las excusas usuales del régimen. De hecho, las utilizó en la entrevista para exculpar el gobierno. Habría que preguntarle: ¿Por qué no se incorporó a las facultades de farmacia en ese proyecto? ¿Por qué se permitió y contribuyó al deterioro que señala y por qué simplemente no se lo corrige con un programa al respecto? ¿De dónde van a salir los docentes preparados en los aspectos tecnológicos industriales, si los farmacéuticos actuales adolecen de las insuficiencias graves en esta materia que él señala? ¿Tienen farmacéuticos en postgrados de tecnología farmacéutica industrial? ¿Cuántos y dónde?
Samán no precisó los nuevos programas de estudio, ni concretó cuáles eran esos grandes equipos modernos inexistentes en el país, y su referencia a los sueldos fue totalmente de oídas, siguiéndose por lo que un tercero le había dicho. Nada explicó de la empresa que hace negocios con los medicamentos baratos y que otorga esos sueldos, hoy muy “altos” pero en el pasado muy comunes. Y no deja de ser chocante compararlos con los miserables sueldos actuales de los profesores de farmacia y de los farmacéuticos de la administración pública. Sobre sus proyectos, amanecerá y veremos. Ojalá, por el bien del país, sea exitoso en llevarlos adelante y ojalá pueda atender nuestras y otras sugerencias.
@LFuenmayorToro