¿Sabe Alberto Fernández que el nuevo presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, Ralph Gonsalves, es el primer ministro de un país cuyo Jefe de Estado es el Rey de Inglaterra, el imperio que invadió Las Malvinas?
Julián Rivas
Con el aparente criterio de «unidad en la diversidad», se reunió la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Buenos Aires. Nada más alejado de la verdad. Más adecuado sería hablar de omisión de lo realmente existente.
Desde fines del siglo XIX los Estados Unidos decidieron impulsar las conferencias panamericanas hasta que concretaron la Organización de Estados Americanos (OEA) que empezó su colapso en los año 80 tras la guerra de Las Malvinas.
¿Pero puede haber unidad en la diversidad si no se abordan seriamente los problemas de la región? La Celac, creada en 2010, toma un segundo aire luego de la emergencia de gobiernos conservadores en la región y sus recientes derrotas electorales. Cabría preguntar: ¿Es que acaso estos gobiernos progresistas son transformadores, anti imperialistas o revolucionarios? Por lo visto, no.
Como en sus mejores tiempos campea el colonialismo, la intervención militar extranjera y las mas variadas formas de crimen internacional. Todos estos países del Caribe que se declararon independientes de Reino Unido en los últimos 60 años mantienen sus lazos coloniales y están reforzando sus dependencias de Londres.
Cada vez que aparece algún progresista debemos ponernos en guardia. Se trata de un simulador. Estos gobiernos progresistas son realmente globalistas, desconocen contratos sociales y terminan felices en los foros de las corporaciones globales, como Davos, que suele reunirse en este tiempo. ¿Socialismo a lo Bildebirg? Es una mamadera de gallos, un vacilón. Ahí está el señor Petro, con el cuento de la espada de Bolívar. Pasan los días y las tropas de Estados Unidos y la OTAN se mantienen cómodas en Colombia.
Dígame este señor Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas y nuevo presidente de la Celac. Su país no es realmente independiente. Es colonia. El Jefe de Estado es el Rey de Inglaterra. Y vota igualito como Haití, que declaró su independencia en 1804.
Este señor Gonsalves fue hace unas semanas a Guyana y recibió una tal “condecoración Roraima” de parte del presidente de Guyana, un señor que se esconde tras Reino Unido y la Exxon Mobil para robar recursos petroleros del Esequibo que reclama Venezuela. Es una novedosa guerra por energía, por recursos. Entre carcajadas y chistes, el señor Gonsalves disfruta este vacilón.
No se sorprendan si el señor Gonsalves bailó tango en Buenos Aires. No vemos seriedad en la Celac. La OTAN sigue de rienda suelta. Los holandeses tienen las islas colonias para contrabandear, montar burdeles y vender aliños en nuestras costas. Insisto, Venezuela debe exigir que le devuelvan sus islas. Este colonialismo ha servido para tráfico de lo peor, incluyendo el calvinismo. Se hace culto a tanta cochinada en un continente que todavía no cree que es de repúblicas independientes. Así a Guaidó si lo meten preso lo victimizan, válgame Dios. Y en Lima reprimen al pueblo, en medio de comentarios por otra intervención militar extranjera, de Estados Unidos. No hay democracia ni soberanías firmes. Repúblicas, ¿que es eso? La Celac es una organización sin Estados Unidos ni Canadá. ¿Sera por aburridos que los dejan por fuera? Porque el colonialismo y el necolonialismo no se denuncia ni menos se acaba en América. Petro hasta pide vigilancia en la Amazonia. No olviden que Lula firmó un acuerdo con la Francia de Sarkozy en 2008 para vigilancia de la Amazonia pasando por encima de los acuerdos con vecinos. No hay hueso sano en estos progres. Con razón se habla de una izquierda inútil. Por eso también hay pueblos en rebelión. Ya veremos. Y ya es tiempo de construir economías propias, de expulsar a los europeos. Los bellacos del Vaticano, en ese saco también deben estar. Que se vayan a otro lado con sus tutelas y cambio de papeles por recursos. Basta.