Poco importa como lo adorne o lo pinte el régimen chavista. Lo esencial en la relación laboral de los obreros venezolanos con el gobierno y las empresas privadas no ha cambiado.
Humberto González Briceño
El salario mínimo de los trabajadores no fue aumentado y sigue anclado en 5 dólares. Se trata de un salario de miseria y hambre a pesar de los bonos indexados que acordó el gobierno y que llegan a 70 dólares en total.
Con un salario en el abismo del esquema de remuneración el régimen chavista con su socialismo del siglo XXI y su presidente obrero han formalizado la esclavitud en Venezuela, que no es otra cosa que un sistema económico y social basado en el trabajo forzado de mano de obra a cambio de recibir lo mínimo necesario para sobrevivir.
Sin embargo, Jorge Rodríguez aseguró que era casi un milagro de características épicas el que Nicolás Maduro haya aprobado esos bonos para los trabajadores venezolanos. Sin rubor, con su característica desvergüenza Rodríguez, se atreve a exigir infinito e incondicional agradecimiento ante tan insignificante concesión.
Toda la maquinaria de propaganda del régimen y sus sindicalistas esquiroles agrupados en la Central Bolivariana de Trabajadores están tratando de vender la imagen de esos bonos decretados por Maduro como un logro revolucionario del régimen en medio de la supuesta guerra económica. Pero al examinar sus detalles quedan en evidencia los perversos mecanismos que usa el régimen para seguir estafando a los trabajadores venezolanos en nombre de su caricaturesca revolución.
¿Por qué bonos y no aumento general del salario mínimo? Como es lógico y habitual con el régimen chavista no hay puntada sin dedal. Los bonos acordados por el régimen de 30 y 40 dólares, por su propia condición y según lo establecido en la ley, no forman parte del salario y por consiguiente esos ingresos no podrán ser utilizados para el cálculo de las prestaciones sociales de los trabajadores al final de la relación laboral.
El aparato propagandístico del régimen ha insistido sospechosamente hasta la saciedad que estos bonos serán indexados al costo de los alimentos. El problema es que la indexación es un acto discrecional del poder ejecutivo y no está regulada en ninguna ley por lo cual la indexación podría no ocurrir y los bonos desaparecer en cualquier momento en base a la exclusiva voluntad de Nicolás Maduro. Estamos frente a un régimen que en forma sistemática ha incumplido sus promesas a los trabajadores y siempre apela al engaño y la estafa para evadir sus compromisos.
Así como el régimen chavista envalentonó a la falsa oposición en una ronda más de diálogos y negociaciones, en el caso de los reclamos salariales apeló por la misma táctica. Para tratar de frenar y diluir las protestas sociales y laborales que se multiplicaron desde mediados del año pasado el régimen chavista inventó un Foro de Diálogo Social para supuestamente promover una negociación tripartita entre gobierno, empresarios y trabajadores.
La intención de ese foro era, al menos en teoría, acordar en forma negociada un aumento general de salarios y otras mejoras reivindicativas para los trabajadores. Aunque desde el principio resultaba evidente el interés del régimen en diluir las demandas laborales y ganar tiempo, tanto empresarios como el sindicalismo esquirol y los operadores del chavismo celebraron la farsa. A la final Nicolás Maduro sacó sus bonos del sombrero el mago y negó el aumento de salarios del cual tanto se habría discutido en esas mesas técnicas de Diálogo Social.
Lo que hay que tener muy claro es que los bonos decretados por Nicolás Maduro no forman parte del salario de los trabajadores venezolanos y no podrá ser tomado en cuenta para el cálculo de prestaciones sociales. El bono es un ingreso extraordinario y, si se quiere hasta discrecional, que puede ser modificado o eliminado sin mayores implicaciones legales al antojo de Nicolás Maduro. Al dejar el salario mínimo enterrado en la irrisoria cantidad de 5 dólares el régimen chavista, enemigo descarado de la clase obrera venezolana, formaliza una relación laboral basada en la esclavitud.
La retórica estafadora y pseudo revolucionaria del régimen chavista insiste en tratar de esconder su esencia antiobrera con frases huecas vaciadas completamente de contenido político o social como aquella que anuncia un mesiánico Socialismo del siglo XXI. Ese socialismo con apellido sospechoso, con excepciones y acotaciones, hecho a la chavista, lo que en realidad pretende ocultar es la barbárica y dramática realidad de una Venezuela que ha sido enterrada bajo el imperio del Esclavismo del Siglo XXI.-