Con característico estilo ladino y socarrón Diosdado Cabello ha venido repitiendo el mismo estribillo en respuesta a la falsa oposición “…elecciones libres, pero libres de sanciones”
Humberto González Briceño I OPINIÓN
Es cierto que el régimen chavista necesita de unas elecciones trucadas para legitimarse, no ante un pueblo que lo desprecia o una comunidad internacional indiferente, sino ante sus propias clientelas y sus Fuerzas Armadas. Solo importa demostrarle a esos dos segmentos que el chavismo aún tiene poder y no es, como muchos en el régimen sospechan, un cascarón vacío que se sigue resquebrajando. Y la única forma de justificarse ante ellos mismos es decir fuimos a unas elecciones con la oposición, nos contamos y ganamos.
Los detalles de las trampas y el fraude quedan como menudencia irrelevante ante los ojos de clientelas y militares chavistas que también son cómplices y para quienes lo único que importa es que cualquier instancia del régimen proclame ese resultado como “legal” para aceptarlo y defenderlo como tal.
Desde el punto de vista del fraude electoral el chavismo lo tiene todo, o casi todo, muy bien calculado. Y sabemos que es así porque es el propio Diosdado Cabello quien nos ha venido informando a través de su programa de televisión, paso a paso, como se viene instrumentando esta nueva maniobra electoral. Como si estuviese leyendo un guión Cabello nos anunció con semanas de anticipación lo que ocurriría en la Primaria de la falsa oposición. Las captahuellas, las inhabilitaciones, y la inminente suspensión de la Primaria por falta de recursos.
También ha insistido Diosdado Cabello que el candidato de la falsa oposición será electo por consenso. Pero ¿Acaso Cabello dispone de una bola mágica para predecir el futuro con ese nivel de precisión? No exactamente. Pero no hay que ser adivino para inferir que el desarrollo lógico de tener una candidata inhabilitada que gane la Primaria será justamente la selección de otro candidato de la falsa oposición…por consenso.
En el lado opositor todo marcha según lo que espera el régimen. Donde las cosas parecen desafiar los guiones del chavismo es en el terreno de la economía. La realidad es que el país está en escombros y la lucha por la supervivencia involucra a chavistas y no chavistas. Pero a quien debe temer el régimen es a sus propias clientelas, civiles y militares, porque estas tienen acceso a armas y logística para hacer justicia por su propia cuenta y, por qué no, hasta su propia revolución.
Las sanciones de los Estados Unidos contra Venezuela no han impedido que el régimen chavista siga vendiendo petróleo en los mercados negros con el auxilio de China, Rusia e Irán. Sin embargo, pareciera que los recursos que recibe el régimen solo alcanzan para pagar por la operatividad de su burocracia y las aún cuantiosas comisiones por corrupción. En eso se va el dinero que llega.
Mientras tanto amplios sectores de la población, chavistas incluidos, no reciben lo suficiente para comer dos veces al día. Aquí están los militares y sus familias. A ellos se les pide que sigan apoyando al régimen y que hagan cualquier tipo de “emprendimiento” para que se ‘redondeen” los ingresos. El mejor reconocimiento de que las privaciones también se sienten en los cuarteles.
En estas condiciones el régimen no podrá ir a unas elecciones en el 2024. El chavismo necesita poner mucho más dinero en la calle por la vía de dádivas, bonos, CLAP, Carnet de la patria o lo que sea para neutralizar el descontento de sus propias bases civiles y militares. Con clientelas desganadas y desmoralizadas el chavismo no tendrá suficiente recurso humano para perpetrar su mascarada electoral del 2024. Y la macolla del régimen (Maduro, Rodríguez y Padrino López) lo sabe.
Aun en el supuesto de que, producto de las gestiones de la falsa oposición y los Estados Unidos, se le liberen fondos al régimen chavista antes de que termine el 2023 no creemos que al chavismo le quede tiempo suficiente para articular planes populistas para “poner dinero en la calle” con un impacto relevante para Diciembre de 2024.
Una medida que podría beneficiar al régimen en el corto plazo sería asumir como propia la dolarización. Curiosamente el régimen está empeñado en combatir el dólar cuyo uso se ha hecho masivo en Venezuela inclusive por parte de chavistas, civiles y militares, para protegerse de los efectos negativos de su propio gobierno.
Creemos que las circunstancias están configurando una realidad que arrastrará al chavismo a tomar la decisión de suspender o posponer las elecciones del 2024. El régimen intentará justificar esta medida ante sus clientelas como necesaria por ser Venezuela el centro de las sanciones y la guerra económica por parte de los Estados Unidos. El argumento sería que Venezuela no puede ir a unas elecciones en situación de guerra, entonces la suspensión de las elecciones sería refrendada y ratificada como “legal” por todas las instancias del Estado chavista.
Con característico estilo ladino y socarrón Diosdado Cabello ha venido repitiendo el mismo estribillo en respuesta a la falsa oposición “…elecciones libres, pero libres de sanciones”. Es una forma de preparar el ambiente de opinión para lo que viene, porque según esa lógica mientras haya sanciones no puede haber elecciones. Seguimos esperando por el día que Cabello le anuncie a sus huestes en su programa lo que parece inevitable para el chavismo y es la suspensión indefinida de las elecciones de 2024, por razones de fuerza mayor.