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¿Votará el gran elector por MCM?

La coyuntura actual y la correlación de fuerzas sería quizás la única posibilidad de establecer un cable a tierra que conecte la euforia y el voluntarismo aureolar con la realidad.

Humberto Gonzalez Briceño

 Cualquier análisis serio que se haga sobre la situación política en Venezuela debe partir del reconocimiento de la existencia de un Estado chavista que ha sustituido al Estado Nacional venezolano. El análisis debe tomar en cuenta que uno de los ejes de poder es el régimen político chavista en su totalidad, que incluye TSJ, CNE, AN y Fuerzas Armadas, no solo al gobierno que preside Nicolás Maduro. Igualmente debe estar claro que ese régimen político ha creado su propia legalidad que opera más bien como una pseudo legalidad conveniente que se estira y se encoge a la medida de los intereses de la cúpula de ese régimen. Un análisis que no incorpore estos elementos no será más que un ejercicio de fantasía retórica. Sobre esta base y no otra es que hacemos una valoración de la coyuntura y por supuesto del triunfo de María Corina Machado como candidata de la falsa oposición.

            Algunos podrían sorprenderse de que caractericemos a María Corina como parte de la falsa oposición y es que no se trata de un calificativo gratuito o caprichoso. Responde a una definición política. La mera confrontación electoral con el gobierno de Maduro respetando la pseudo legalidad chavista derivada de la Constitución de 1999 no puede ser considerada como una oposición verdadera porque calza perfectamente en el juego de la farsa electoral que le ha permitido al chavismo mantenerse en el poder. Oponerse al gobierno de Nicolás Maduro dejando intacto el estado chavista y aspirando a convivir con él es un ejercicio genuino de falsa oposición porque en la práctica no conduce a la salida del chavismo.

            María Corina Machado acaba de ser electa candidata presidencial en la elección Primaria organizada por los partidos de la MUD, conspicua dirección política de la falsa oposición. Si bien es cierto que su elección se produjo como una revuelta de las bases y las clientelas de los partidos contra sus cúpulas también es cierto que María Corina Machado suscribe las tesis fundamentales de la falsa oposición tales como el reconocimiento a la Constitución chavista de 1999, la vía electoral y el gobierno de transición.

            Esta tesis política ha fracasado histórica y sistemáticamente desde 1999. Y fracasa porque su resolución depende enteramente del chavismo que ha metido a esa oposición en un círculo vicioso que repite su ciclo sin parar de negociaciones-elecciones-negociaciones. Mientras el Estado chavista tiene un control férreo de sus órganos e instituciones le hace creer a esa oposición que participando dentro de su legalidad capciosa algún día tendrá la oportunidad de llegar al poder. La falsa oposición por su parte, prisionera de su propia miopía electorera y legalista, escoge lo que considera es el mal menor para ella que es cohonestar la farsa institucional del chavismo aunque sea bajo una protesta moderada. El tiempo ha demostrado que el mal menor para la falsa oposición se ha convertido en el mal mayor para Venezuela que hoy se cae a pedazos como resultado de esa falsa política.

            Las expectativas que se han creado en torno al triunfo de María Corina Machado en la Primaria de la falsa oposición son tan grandes que hay que comenzar a preguntarse si son racionalmente viables. Al tratar de desagregar el discurso de la ganadora para entender su tesis parece que todo se reduce a una combinación de carisma, euforia y presión ciudadana para derrotar al régimen chavista, respetando sus propias reglas de juego y su infame legalidad. Estos episodios de emoción ya los hemos visto antes en los referéndums que se han convocado, en las consultas, en las candidaturas de Manuel Rosales y Henrique Capriles Radonski, en las protestas del 2014-2017, en el Interinato de Guaidó, y ahora en la elección Primaria. 

            Todos estos han sido eventos plenos de emoción y voluntarismo, de una deformación irresponsable de la realidad que finalmente se han estrellado contra el mismo muro de siempre: La legalidad del Estado chavista. Al no formar parte de una agenda orgánica de lucha sino más bien al ser situaciones provocadas en forma espasmódica y episódica ni siquiera se puede decir que hayan servido para acumular fuerzas en la lucha contra el régimen chavista. El desánimo y la decepción con esta política se muestran en la cantidad de venezolanos que voluntariamente decidieron no participar en la elección Primaria y los que aun al día de hoy siguen abandonando el país.

            Entonces la emoción y la ilusión que despierta María Corina Machado hay que ponerlas en una perspectiva histórica más realista que se desmarque definitivamente del voluntarismo y la ingenuidad. Para ser consecuentes con nuestro análisis habría que decir que en un régimen como el chavista poco o nada importa la mítica presión ciudadana que tanto se alude como pieza fundamental de esa endeble estrategia. En un régimen político con instituciones que reconozcan y respeten esa voluntad si, con el chavismo jamás.

            Tomando en cuenta que el tinglado político y jurídico del Estado chavista se completa con unas Fuerzas Armadas incondicionales que se imponen sobre la población civil desarmada entonces no es una simple metáfora calificar a las FANB chavistas como un verdadero gran elector en ese régimen.  Es un elector que no se expresa con votos sino con demostraciones y ejercicio de fuerza que hasta ahora le ha sido muy útil al chavismo.

            Por la misma naturaleza de esa organización militar es prácticamente imposible saber qué es lo están pensando los grupos que allí operan. Pero es del mayor interés conocer cómo estas facciones, que hasta ahora se han mantenido unidas por el liderazgo de Vladimir Padrino López, están viendo el papel de María Corina Machado y si eventualmente una o más estarían dispuestas a provocar la ruptura en su nombre. Todo dependerá del contenido y la forma que ella elija para comunicarse y coordinarse con esos sectores. Y si esto es acaso algo que ella y ellos estarían dispuestos a hacer. Estas son situaciones y desarrollos muy complejos que nunca se conocen en la víspera sino una vez que se han materializado. Tomando en cuenta la coyuntura actual y la correlación de fuerzas esta sería quizás la única posibilidad de establecer un cable a tierra que conecte la euforia y el voluntarismo aureolar con la realidad.- @humbertotweets 

EL AUTOR es abogado y analista político, con especialización en Negociación y Conflicto en California State University.

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