, , ,

¿Podrá el voluntarismo derrotar el fraude electoral chavista?

El voluntarismo es una de las más perniciosas taras que ha caracterizado a la falsa oposición venezolana desde 1999. Y estamos a tan solo unas semanas para volver a comprobarlo.

Humberto González Briceño

        

La lucha visceral que se libra en Venezuela no es solo para tratar de sacar al chavismo del poder sino también para reconciliar la ilusión con la realidad. ¿Cómo se puede explicar que el régimen chavista siga en el poder con el rechazo palpable de más del 80% de la población? ¿Es acaso posible derrotar al chavismo respetando sus tramposas reglas? Veamos.

El chavismo se ha mantenido en el poder en Venezuela en estos 25 años no precisamente por contar con apoyo popular sino más bien por haber logrado destruir al Estado nacional venezolano y sustituirlo por el Estado chavista. El Estado chavista se dota a sí mismo de una pseudo legalidad que “legalmente” le permite cambiar a discreción las reglas del juego electoral e inhabilitar los derechos políticos de los venezolanos, sin que exista posibilidad alguna de apelación porque no hay separación de poderes.

A esta “legalidad” se suma el uso de la violencia a través de las fuerzas armadas chavistas que actúan impunemente como el brazo armado de la camarilla gobernante.

Hace dos años la falsa oposición agrupada en la PU/MUD emprendió un proceso de negociaciones con el chavismo con el objetivo de lograr condiciones y garantías para participar en unas elecciones competitivas. El tiempo pasó y aun cuando los Acuerdos de Barbados registraron el deseo aparente de ambas partes en buscar unas elecciones transparentes en la práctica el régimen chavista muy pronto se desmarcaría de cualquier compromiso hasta el punto de declarar sin efecto dicho Acuerdo alegando un supuesto incumplimiento por parte de los Estados Unidos.

Lo cierto es que el chavismo logró todo lo que quería: liberación de narcosobrinos, entrega del “diplomático” Alex Saab y levantamiento de sanciones por parte de los Estados Unidos con una prórroga de 45 días.

Por su parte la falsa oposición PU/MUD abandonó todo esfuerzo por lograr aunque sea un cumplimiento parcial de los Acuerdos por parte del régimen chavista y se embarcó en una improvisada campaña electoral. La improvisación es lo único que queda para enfrentar un clima de total incertidumbre e inestabilidad en cuanto a las reglas de juego que regularían las elecciones del 28 de julio, pero estas son las condiciones desventajosas y leoninas que la falsa oposición parece haber aceptado en la práctica.

Esta estrategia de la PU/MUD responde a la tesis según la cual “voto mata fraude”. Según esta concepción una alta votación potenciada por la extraordinaria popularidad de María Corina Machado apoyando al candidato Edmundo Gonzalez en un país ansioso por salir del chavismo debería producir una avalancha de votos suficiente para vencer el fraude electoral chavista. Las magníficas movilizaciones que ha logrado María Corina Machado han prácticamente blindado esta tesis en la psiquis de estos opositores.

El problema con esta tesis es que implícitamente le da un incondicional voto de confianza al sistema electoral chavista que está plagado de graves irregularidades donde el robo de votos es tan solo una de las múltiples instancias del sistema fraudulento, pero no es la única. Allí habría que incluir la inhabilitación de candidatos en cualquier etapa del proceso, la inhabilitación de electores (más de 10 millones de potenciales electores opositores no podrán votar porque no fueron debidamente incorporados al registro electoral), las reubicaciones arbitrarias, el uso de recursos y bienes del Estado, la programación de máquinas de votación cuyos resultados son inauditables, la transmisión electrónica de la data de las máquinas a la sala de totalización, la conformación de mesas electorales con militantes del PSUV, etc.

Al aceptar participar en las peores condiciones posibles tanto María Corina Machado como Edmundo Gonzalez y la PU/MUD le están dando un claro voto de confianza al sistema electoral fraudulento y con muy poca convicción podrían declarar que hubo fraude cuando fueron debidamente advertidos. La cantidad de electores aglomerados en los Centros de Votación servirá para adornar las fotos de ese día y legitimar cualquiera sea el resultado que anuncie Elvis Amoroso.

Para tratar de salvar algo de su muy maltratada coherencia a la falsa oposición de la PU/MUD no le quedará otra salida que echarle la culpa de la derrota a la abstención y la división de la oposición, justificando así la responsabilidad del sistema electoral chavista.

La confrontación entre deseo y realidad es brutal. Quienes apuestan por la salida electoral están convencidos que los votos serán contados en favor de Edmundo Gonzalez, que el chavismo aceptará la derrota y cederá el poder en una transición. Pero la realidad es que materialmente el chavismo tiene los mecanismos para proclamar e imponer por la fuerza un resultado distinto. Tampoco se podrá invocar la tesis de acudir a votar aunque se roben las elecciones para dejar sentado un precedente ante el mundo porque estos 25 años están repletos de precedentes electorales.

El voluntarismo es una de las más perniciosas taras que ha caracterizado a la falsa oposición venezolana desde 1999. Y estamos a tan solo unas semanas para volver a comprobarlo.

@humbertotweets

El autor es abogado y analista político con maestría en Negociación y Conflicto
California State University