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Estamos en víspera de la batalla decisiva

Tomemos cada uno nuestro puesto de lucha, atento a las órdenes de la líder y acatando las instrucciones del “comandito”. Y dispuestos a vencer

Jesús Antonio Petit Da Costa I OPINIÓN

El desenlace se producirá en julio. Estamos, pues, obligados a ganar. Digámoslo con palabras del general Mac Arthur: “no hay sustituto de la victoria.”

Ya había dicho Sun Tzu hace 2.500 años, aplicables sus palabras también a la política: “lo importante en una operación militar (y toda operación política lo es porque tiene la toma del poder por finalidad) es la victoria”, advirtiendo que “la victoria puede ser creada.” Y bajo la jefatura de María Corina se ha hecho todo lo necesario para crear la victoria. Ha ido de pueblo en pueblo para motivar a la gente, movilizarla y organizarla (comanditos). Ya motivada, movilizada y organizada, es la hora de la victoria. ¿Cómo? Ya que política y guerra, se asemejan usaré el lenguaje de ambos estrategas militares para explicarlo.

Tenemos tres Divisiones para la victoria final. La primera formada por los políticos patriotas y demócratas bajo la jefatura de María Corina Machado, encargados de comandar. La segunda, la integrada por los militares igualmente patriotas y demócratas, que seguramente los hay, de los cuales cabe esperar que aparecerán en el momento oportuno y si hacen falta como en 1958. Recordemos además dos casos recientes: 1) Chávez se vio obligado a reconocer el resultado del referéndum de 2008 presionado por el general Baduel; y, 2) Pinochet se vio obligado a reconocer su derrota en el plebiscito para su reelección, porque así lo exigieron los comandantes de la Marina y de la Aviación. Aquí podría suceder lo mismo.

Y la tercera, la más importante: integrada por el pueblo. Esta última (llamémosla Tercera División) ha sido la movilizada hasta ahora como se ha visto, en aldeas y ciudades. María Corina y sus acompañantes la han puesto a punto para la victoria final, desgastando al enemigo en escaramuzas, que a su vez le han servido de entrenamiento aplicando la estrategia clásica que combina: engaño y sorpresa, con la cual han dejado en ridículo al enemigo levantando al máximo la moral de los nuestros. Se ha destacado gente de todas las clases sociales y de todas las edades, derrochando valor e ingenio. Honor a este pueblo que se creía perdido. No lo estaba. Ha demostrado que esperaba un líder que llenara el vacío existente y lo despertara con el llamado a la lucha por el sueño de su vida. Su recompensa será quitarse de encima a la narcotiranía , una verdadera desgracia que nos oprime y transitar en adelante un camino de libertad, bienestar y éxitos personales que será el distintivo de la nueva etapa histórica. .

Estando como estamos, en la víspera de la batalla decisiva, en la cual se decidirá nuestro futuro, tomemos cada uno nuestro puesto de lucha, atento a las órdenes de la líder y acatando las instrucciones del “comandito”. Y dispuestos a vencer. Porque no hay sustituto de la victoria. En consecuencia, vamos a ganarla con valor y esfuerzo. Adelante a paso de vencedores. 

petitdacosta@gmail.com 

EL AUTOR es abogado y magistrado jubilado. Profesor en la Universidad Central de Venezuela 1966-1996 en derecho mercantil y derecho laboral. Ex Procurador general de la República. Ex presidente de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela

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