La alianza del chavismo con Irán, China y Rusia y el secuestro de ciudadanos norteamericanos aún no significan el cruce del semáforo en rojo.
Humberto González Briceño
Un peligroso hábito de los malos conductores es pisar el acelerador cuando ven a la distancia que la luz del semáforo acaba de cambiar al color amarillo. La intención es poder cruzar la intersección segundos antes de que cambie a rojo. Muchas veces estos conductores no logran esta operación con éxito y terminan cruzando cuando el semáforo está en rojo, con letales consecuencias.
En algo parecido anda el régimen chavista desde hace tiempo sobre todo en lo que respecta a sus relaciones con los Estados Unidos de Norteamérica. El chavismo agrede y ataca al gobierno norteamericano lo suficiente para causar ruido y molestia, pero sin sobrepasar ciertos límites. En otras palabras, cruzando ágilmente cuando la luz esta en amarillo sin llegar a pasarse la luz roja, hasta ahora.
Esta política estridente que pareciera espontánea muestra claras señales de obedecer a un diseño deliberado y sistemático para mantener siempre un nivel de tensión sin llegar al punto de reventar la cuerda. Esta dinámica se ha caracterizado por ataques retóricos al tiempo que el chavismo es un suplidor barato y confiable de petróleo para los EEUU. Los americanos privadamente lo agradecen por la presión que tienen derivada de la guerra entre Rusia y Ucrania.
En el marco de esta política los Estados Unidos liberaron a los narcosobrinos y a Alex Saab a cambio de ambiguas promesas de una supuesta apertura democrática en Venezuela. El régimen chavista y los Estados Unidos han suscrito numerosos acuerdos de tipo político los cuales el chavismo ha incumplido en su totalidad como los llamados Acuerdos de Qatar. Sin embargo, el chavismo se ríe en la cara de los americanos, los llaman mentirosos y los acusa de no cumplir los acuerdos.
El fascismo chavista del siglo XXI no solo se mofa de los gringos y los acusa de supuestos golpes de Estado. Este régimen se jacta públicamente de mantener alianzas activas con estados enemigos de los EEUU como China, Rusia, Irán y Corea del Norte. En la práctica el territorio venezolano es una base de operaciones militares de China y Rusia. Los Estados Unidos lo saben y, por razones que no explican, lo toleran.
Desde hace unos años el régimen chavista descubrió otra cantera para seguir alimentando su estrategia frente a los Estados Unidos. Esta consiste en capturar ingenuos ciudadanos norteamericanos que en contra de las advertencias del Departamento de Estado Norteamericano se van a Venezuela por razones de turismo o placer. Como es lógico la gran mayoría de estos ciudadanos norteamericanos ha prestado servicio militar participando en algunas de las operaciones militares que los EEUU despliegan en el mundo. No importa el rango ni su nivel de destrezas, con ese antecedente es suficiente para que los sagaces servicios de espionaje chavista los califiquen de súper espías.
A estos supuestos espías los acusan de tomar fotos del metro y de las represas, como si en pleno siglo XXI no existieran los drones. Solo en la diminuta inteligencia del teniente Diosdado Cabello se puede concebir como coherente la noción de unos espías contratando guías turísticos locales para hacer labores de inteligencia y reconocimiento del terreno.
En los últimos días Cabello confirmó la detención de 4 ciudadanos norteamericanos, junto a otros 3 españoles, todos los cuales fueron acusados de espionaje con la misma ambigüedad que caracterizó al régimen cuando declaró que había ganado la elección del 28 de julio. Las supuestas pruebas que se presentan son tan absurdas y ridículas que es inevitable pensar en que se trata de nuevos rehenes que serán canjeados por nuevas concesiones para el régimen chavista.
Uno no puede menos que preguntarse si esto es descuido, desinterés o una brillante política del Departamento de Estado norteamericano, sin precedentes en la doctrina hemisférica del país del norte. También habría que preguntarse en qué se podría traducir concretamente que el chavismo cruce la línea roja para que el gobierno norteamericano declare que su seguridad nacional y sus intereses están en peligro. Ciertamente hasta ahora la alianza del chavismo con China, Rusia e Irán y el secuestro de ciudadanos norteamericanos aún no significan el cruce del semáforo en rojo. Habrá que esperar nuevos niveles de escalamiento por parte de un chavismo envalentonado para ver si cambia la señal.- .@humbertotweets
EL AUTOR es abogado y analista político, con maestría en Negociación y Conflicto en California State University.