Este es el momento que ha escogido el régimen chavista para lanzar su arremetida final y tratar de avanzar hacia la siguiente etapa.
Humberto González Briceño
A pesar del discurso de María Corina Machado y los operadores de la MUD no es cierto que el 28 de julio fue la primera vez que la oposición logró demostrar su triunfo electoral frente al chavismo. Esto ya había ocurrido en casi todos los fraudes electorales orquestados por el chavismo entre 1999 y 2024.
En todas estas farsas electorales se repetía la historia de siempre. La oposición con la copia de las actas podía disputarle los resultados anunciados por el chavismo, pero nunca lo hizo como un reconocimiento al control militar e institucional que tiene el Estado chavista.
Esto es lo que en la práctica se definió como la capacidad o no de cobrar o hacer efectivo un resultado que era adverso al chavismo. De esto se trataba el debate en torno a la elección del 28J. Pero entonces tampoco hubo mayores cambios pues tal como se esperaba y en contra de las ilusiones de la MUD el chavismo no reconoció el resultado electoral y se robó a plena luz del día las elecciones.
Como ya lo había hecho en otras oportunidades, esta vez la oposición también logró recopilar las pruebas de su victoria, pero al igual que en el pasado no le fue posible cobrar y tuvo que conformarse con apelar a una difusa solidaridad internacional sin mayores consecuencias, como siempre.
Una vez más la tesis de la salida electoral frente al régimen chavista ha sido derrotada, no por el chavismo en el poder sino por la propia realidad porque se trata de una tesis que se agota en sí misma al no existir condiciones institucionales en Venezuela para su desarrollo.
Pero la derrota de la tesis electoral como fórmula para salir del chavismo no logra conmover a la oposición ni a María Corina Machado que parecen animados seguir en el error sin admitir la necesidad de un cambio de estrategia.
No se trata de buscar fórmulas salvadoras basadas en aventuras espontáneas militaristas sino más bien buscar la conformación de un nuevo eje de resistencia conformado no por los partidos y sus clientelas electorales sino más bien por los sindicatos y organizaciones sociales. Pero esto es algo que no conmueve los oídos sordos de estos dirigentes.
Mientras la oposición de María Corina Machado celebra la victoria simbólica del 28J y la llamada comunidad internacional se desentiende del tema Venezuela, el efecto del presidente itinerante Edmundo Gonzalez se desvanece dentro y fuera de Venezuela.
Este es el momento que ha escogido el régimen chavista para lanzar su arremetida final y tratar de avanzar hacia la siguiente etapa. Los chavistas cansados ya de hacer trampas y robarse las elecciones en estos 26 años quieren un régimen político que copie todas las perversidades del Estado cubano para zafarse de las fastidiosas elecciones e imponer un modelo de elección de segundo grado de los poderes públicos.
Según se ha conocido con esta propuesta los derechos políticos de los venezolanos, incluido el voto, serán ejercidos en el ámbito de la comuna concebida como una asamblea del PSUV donde los participantes en forma pública y a mano alzada escogerían a los delegados de cada entidad comunal que a su vez elegirían a los miembros de los poderes públicos.
Por lo que se ve, la farsa electoral del 2025 serán las últimas elecciones directas y secretas que conozca Venezuela. Un paso más en la configuración de un Estado totalitario y fascista cuya instauración parece inminente ante la debacle y confusión de las fuerzas opositoras.-

EL AUTOR es abogado y analista político, con maestría en Negociación y Conflicto en California State University.