El Psuv, que nunca ha sido plural, ahora muestra su rostro más militarista, incluso con un tufo fascista.
La militancia del Psuv no debe estar muy entusiasmada estos días. A los camaradas del partido no se les tiene permitido ventilar mucho su malestar con la conducción de la tolda roja, mucho menos criticar al gobierno, so pena de entrar en el radar de los sapos que fomenta el poder.
Cuidado con lo que dice, cuidado con criticar, con pedir renovación, con clamar por algo de justicia que acabe con la corrupción de la cúpula. Olvídese de no se cuántos millardos de dólares, de Cadivi, de los hospitales sin insumos, de ser escuchado. Usted puede ser catalogado como conspirador, lo que es peor aún: usted es un traidor. No un traidor al país, ni a sus ideales, usted, al disentir, es un traidor a la jerarquía, al poder enquistado y no hay nada peor que eso, amigo. Usted, camarada, puede ser blanco de las acusaciones a través de los medios del Estado, puede sufrir del saboteo, puede ver cómo un grupo impide que se le asigne algún recurso, alguna beca, no importa lo merecida que la tenga, no importa su talento. Usted es un leproso con el que nadie del cogollo se querrá retratar, usted será expulsado,
vilipendiado, marcado y sólo en ese momento, cuando todo el peso de la burocracia dominante caiga sobre
su indefensa humanidad, usted sabrá lo que se siente ser de la otra mitad que no está con el poder.