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Transparencia: Venezuela, el país más corrupto de América Latina

EFE

Venezuela y Paraguay son los países percibidos como más corruptos de América Latina, mientras que Uruguay y Chile son vistos como los más transparentes, según un ránking global de la ONG Transparencia Internacional (TI).

El Índice de Percepción de la Corrupción de TI, considerado un referente en la lucha contra los delitos económicos, otorga también en esta edición las mejores notas globales a Dinamarca, Nueva Zelanda y Finlandia, mientras que relega la furgón de cola a Somalia, Corea del Norte y Sudán.

El ránking apenas se ha movido en la región latinoamericana, algo «lamentable, porque demuestra que los gobiernos han hecho poco por empezar a afrontar este problema con entereza», señaló en declaraciones a EFE José Ugaz, abogado peruano nombrado en octubre presidente de TI.

Por encima de la media, como otros años, se sitúan Chile, «en cuya administración pública hay una cultura de la integridad», y también Uruguay, reseñó Ugaz, que recordó sin embargo que este segundo país no está exento de problemas y apuntó a la falta de transparencia de su sistema financiero.

Uruguay y Chile comparten la posición 21 de la clasificación global de 175 países, con 73 puntos (sobre un máximo de cien), seguidos por Puerto Rico (puesto 31, 63 puntos) y Costa Rica (puesto 47, 54 puntos).

Les siguen, aunque ya por debajo del aprobado, Cuba (puesto 63, 46 puntos), Brasil (puesto 69, 43 puntos), El Salvador (puesto 80, 39 puntos), Perú (puesto 85, 38 puntos), Colombia y Panamá (ambas en el puesto 94, 37 puntos), Bolivia y México (ambos en el puesto 103, 35 puntos) y Argentina (puesto 107, 34 puntos).

El ránking latinoamericano se completa con Ecuador (puesto 110, 33 puntos), República Dominicana y Guatemala (ambas en el puesto 115, 32 puntos), Honduras (puesto 126, 29 puntos) y Nicaragua (puesto 133, 28 puntos), y se cierra con Paraguay (puesto 150, 24 puntos) y Venezuela (puesto 161, 19 puntos).

La mejora más evidente la protagoniza Honduras, que logra 14 puntos más que en la edición previa, aunque continúa anclado en la parte inferior de la tabla, seguido por los repuntes de ocho enteros de Guatemala y Panamá. La peor caída, de ocho puntos, es la de Ecuador.

Este índice anual de TI, que mide cómo de corrupto se percibe el sector público de cada país mediante hasta una docena de estudios comparativos, destaca que el 69 % de los países analizados suspenden en transparencia (58 % dentro del G20) y que la media mundial es de 43 puntos sobre cien.

Ugaz alertó de los riegos de la impunidad, «cuando el sistema político y legal de un país no actúa con la suficiente rapidez y eficacia como para poner atajo a los comportamientos corruptos, sancionarlos y establecer precedentes legales para el futuro».

Dinamarca, con 92 puntos, Nueva Zelanda (91), Finlandia (89), Suecia (87) y Noruega (86) encabezan la clasificación, con mínimas variaciones con respecto a los últimos años.

De manera similar, tan sólo con pequeñas oscilaciones, en la parte inferior de la tabla siguen atrapados Somalia y Corea del Norte, ambos con ocho puntos, seguidos por Sudán (11), Afganistán (12) y Sudán del Sur (15).

Entre las grandes potencias, EE.UU., se sitúa en el puesto 17, por detrás de Alemania (12), Reino Unido (12) y Japón (15), pero bien lejos de Brasil (69), India (85), China (100) y Rusia (136).

TI destacó la caída de cuatro posiciones sufrida por China respecto al año pasado, «a pesar del hecho de que el gobierno chino ha lanzado una campaña anticorrupción», un «pobre resultado» similar al cosechado por las grandes empresas del gigante asiático.

Avances

Los mayores avances los registran Egipto, que gana 20 enteros; seguido de Tailandia, Honduras, Benin, Kazajistán y Kirguizistán.

El informe también ordena las regiones en orden decreciente de transparencia, un ránking que encabeza Europa Occidental (66 puntos), seguida por Américas (45), Asia Pacífico (43), Oriente Medio y Norte de África (38), Europa del Este y Asia Central (33) y África Subsahariana (33).

Este estudio, según Ugaz, demuestra «que cuando líderes y funcionarios de alto rango abusan de su poder y se apropian de fondos públicos para beneficio personal, se socava el crecimiento económico y los esfuerzos para frenar la corrupción desaparecen».

El presidente de TI mostró además la preocupación de la organización por el desarrollo de redes de criminalidad organizadas que, apoyadas en las nuevas tecnologías, han convertido la corrupción en «un fenómeno global de dimensión tremenda».

«No hablamos ya de funcionarios públicos que saquen un estado, sino de redes globales que pueden mover miles de millones de través de las fronteras apoyadas en empresas radicadas en paraísos fiscales», advirtió.