,

EDITORIAL: El capitalismo más salvaje hecho en revolución

Las contradicciones son muchas y la paciencia del colectivo muy poca.

No. No es una revolución. Y, a decir verdad, tampoco transita hacia el socialismo. Se podría hablar de capitalismo de Estado, de militarismo o de una mezcla tropical que en nada se traduce en progreso, bienestar de todos, en una forma de lograr justicia social. Populismo, sí. Eso sí. Las contradicciones son muchas. De todos los colores, por donde quiera que usted se asome verá alguna. ¿Una revolución socialista da la espalda a los trabajadores y sindicatos?

No, definitivamente. ¿Una revolución da recursos a las trasnacionales? Mmm… ¿Es acaso revolucionario que la banca se enriquezca como nunca antes? ¿Es la medicina privada la única alternativa en épocas de revolución? ¿Existe seguridad social en Venezuela? Si queremos seguir sumando podemos mencionar la decisión del Banco Central de Venezuela de aumentar las tasas de interés de las tarjetas de crédito y la adquisición de vehículos. La cuota balón, el capitalismo puro y duro. Salvaje, le dirían. La careta se cae. El gobierno se dice defensor de los más débiles, se dice humanista, y no lo es. En cualquier momento meterán la coba de que las recetas del FMI son progresistas, revolucionarias, el aumento de los servicios o del IVA es fundamental en un proceso de cambios. Desnudo, una vez más, el gobierno deja ver sus vergüenzas y da más para que la balanza se incline definitivamente hacia una alternativa. Hacia algo distinto a este despropósito, que no se aguanta, que colma la paciencia de la gente. Basta.