Cierto es que esta crisis de la frontera, del contrabando como un mecanismo mediante el cual un estado se chupa a otro, antes que abordarla binacionalmente, Venezuela tiene que ejercer la autoridad que le compete como país soberano.
Los venezolanos estamos embriagados de erróneas consideraciones sobre Colombia: primero que todo, porque nos han vendido la idea de que somos
“hermanos”, que formamos la “Gran Colombia”, y que la oligarquía que lleva siglos mandando en ese país, es bolivariana. Igual hay un enfoque equivocado y una interpretación errática de lo que significa esa frontera occidental. Mientras, desde Colombia se cuecen las conspiraciones uribistas, sionistas y gringas, además del bachaqueo, terrible contrabando que por sus dimensiones no puede seguir siendo visto como delito menor.
Sobra decir que no hay un solo documento que dé testimonio de la existencia de la Gran Colombia. En efecto existió la República de Colombia, que luego de la ida de Venezuela y el actual Ecuador, más el fin del gobierno de Rafael Urdaneta, en 1831 pasó a llamarse Nueva Granada., Confederación Granadina, Estados Unidos de Colombia, y a partir de 1886 nuevamente República de Colombia.
Segundo que Páez no fue traidor por haber dado a Venezuela independencia absoluta a partir de 1830. Páez fue traidor porque se alió a la oligarquía. El carácter centralista, la capital en Bogotá y la preferencia de una burocracia marcadamente neogranadina fue lo que dio curso a la ruptura de la República de Colombia. Sobre decir que allá mataron malamente al negro Leonardo Infante, lo que creó una crisis institucional, y en extrañas circunstancias murió Bolívar, Anzoátegui, y ni hablar del asesinato del Mariscal Sucre.
Un amigo dice que él tiembla de miedo cada vez que se anuncia una reunión binacional porque seguramente Colombia pedirá algo nuevo que les favorezca. Ahora pide dólares baratos y no bolívares para las remesas. El embajador Luis Eladio Pérez descartó el bolívar como moneda de transacción, lo despreció. Increible, pero así está registrado en prensa.
No nos anima ningún sentimiento anticolombiano o xenófobo. Nos alegra que Venezuela sea un país abierto, que ha sido receptor de gente de todos los sitios
del mundo. Ah, pero con el vecino no podemos ser igual. Nos puede amputar otro pedazo de tierra, una vez más. Nuestra experiencia ha estado marcada por la deslealtad del vecino. Prueba de ello fue cuando se buscó en la Reina María Cristina de España un juez neutral para resolver la delimitación fronteriza. Uno de los Holguín nos tendió una trampa. Y en los actuales momentos, Colombia es un enclave militar, base se inteligencia, plataforma económica de Estados Unidos e Israel.
Y cierto es que esta crisis de la frontera, del contrabando como un mecanismo mediante el cual un estado se chupa a otro, antes que abordarla binacionalmente, Venezuela tiene que ejercer la autoridad que le compete como país soberano. Crear bases militares, sobre todo en los ríos y aumentar los puntos de control, visado e identificación, deben ser las primeras medidas. Otras son de orden financiero, porque desde Colombia han surgido muchas de los elementos que llevan a desvalorizar al bolívar como parte de la maniobra que disloca nuestra economía.
No es fácil por supuesto encontrar soluciones favorables a Venezuela. Pero hay que meterle cabeza al asunto. Mientras nosotros tenemos sujetos que actúan como si fueran agentes colombianos, sean Walter Márquez, Pompeyo Márquez o Pavel Rondón, en Colombia todo el estamento dirigente, que es la rancia oligarquía, sabe muy bien lo que hace. Les recomiendo el estudio de lo que escriben algunos de estos funcionarios de allá. Por ejemplo, podemos ir al libro Teoría del estado, Geopolítica y geoestrategia, marco teórico que fundamenta e interrelaciona estas ciencias, del Coronel José Roberto Ibánez Sánchez, editado en 1984 por Imprenta y publicaciones de las Fuerzas Militares. Se trata del volumen VVII de la Colección de oro del militar colombiano.
“La parte conflictiva de las montañas como fronteras se presenta en sus gargantas, en los cortes profundos de las grandes depresiones que constituyen puntos de paso obligado para las comunicaciones. Son las grandes puertas por donde han penetrado las diversas corrientes migratorias o se han desatado constructivas o devastadoras invasiones. Su dominio concede marcada ventaja al país que los controle, por eso estos lugares son fuertemente disputados o intensamente vigilados”, afirma Ibáñez Sánchez en la pagina 166.
Y pele el ojo, considerando que Colombia casi dobla en población a Venezuela, que por sus ubicación, con un centro que es un hoyo de montañas, el país vecino es un hinterland , parte de atrás de Venezuela. En relación a Bogotá nuestra capital, Caracas, le lleva una ventaja en sus comunicaciones con Europa. Mil kilómetros y el puerto de Carúpano 1500 kilómetros. No olvidemos codiciado Orinoco como canal de navegación fluvial directo al Atlántico. Pero leamos al fulano coronel cuando habla de las naciones y su principal fundamento, la población.
“Conformada la nación, en la medida de su crecimiento y de su desarrollo político, económico y cultural, demandando una extensión territorial correlativa; sobre todo cuando el espacio le resulta demasiado estrecho para su crecimiento. La exo0ansión puede manifestarse en dos sentidos: física y cultural. La primera se refleja en las presiones demográficas y en lo económico, la segunda en la cu8ltura, la ideología, el idioma, la religión y todo el conjunto de valores de la nación. Pero en todos los casos la dilatación territorial del estado se verifica por las líneas de menor resistencia.
Una cultura incipiente es suplantada por otra de valores mas elevados; un pueblo presionará físicamente en la medida que se lo permita la densidad del pueblo vecino o los accidentes naturales”, fin de la cita.
Mire, amigo lector, este libro es una escuela. Hay otros que andan por la misma orientación. No dejemos por fuera los escritos de Julio Londoño o le pensamiento pro-gringo de Marco Fidel Suárez, la doctrina Suárez.
Lo cierto del caso es que nuestras fronteras están abandonadas. Recientemente viajamos desde Maracaibo a San Cristóbal por tierra. Todos esos ríos fronterizos son rutas de contrabando. Ahora, una pregunta: ¿Cómo un país va a permitir que se le vaya por la frontera casi la mitad de los bienes que produce o importa? Primero que todo porque la economía del país que funciona como si fuera una draga, tiene un sistema financiero que da curso y supuesta “legalidad” a lo ilícito.
En Colombia hay sectores productivos que se quejen del contrabando de productos desde Venezuela, pero también hay otros, como el textil que disfrutan de la introducción de sus productos a Venezuela, prácticamente sin pagar impuestos, un enclave. Es una situación que de irregular se ha convertido en sistemática.
Un compañero de viaje sostenía que el bachaqueo, práctica del contrabando es un delito de cuello blanco que ha tomado amplias capas de la población del Zulia y Táchira. Vi una foto de la cantidad de embarcaciones que ahora surcan el río Limón en el Zulia, y me enteré que los viejos carros Ford Fairlane o Bronco son muy cotizados en la frontera porque tienen altísima capacidad para el transporte de combustible.
El bachaqueo lo practican venezolanos y miles de colombianos que se han establecido en zonas de fronteras. Lo mismo ocurre en Apure, donde compran finas que sirven para aguantar productos, combustibles y otras cosas más. Una pregunta, cuántos de los alcaldes fronterizos han manifestado preocupación pro este asunto, o si la cámara de distribuidores de gasolina ha advertido sobre esta situación a nuestras autoridades. Es que la corrupción no es asunto de gobierno, es problema de toda la sociedad, porque es la sociedad la que está podrida por los valores o antivalores del capitalismo.
Lo primero que tiene que hacer Venezuela es cerrar la frontera, a su discreción, para lo cual no tiene que pedir permiso al señor Santos y a su canciller Holguín, que broma con este apellido. Se requiere un fuerte control migratorio. Control de entrada y salidas, chequeo de documentos, consultas de direcciones de destino.
Lo otro es que en Puerto Páez sigan apagando la luz, manden a dormir a los funcionarios de seguridad y la noche se haga la gran fiesta del contrabando. Y
cuando llega un camión de pollos desde el centro del país la corrida desde Puerto Carreño sea natural porque no se piden documentos a quien entra. Así los pollos llegarán felices a Colombia. O que el curso de los ríos Orinoco, Apure y el lado venezolano del Meta, tengan decenas de depósitos de pescado que van directamente al país vecino. O que las minas desde Caicara del Orinoco a la Piedra del Cocuy estén invadidas por mineros del vecino país.
Ah caramba, se nos fue el espacio. Queríamos hablar de la torre de David. Advertir que la propuesta de demolición en absurda, que se compara con aquella que en la colonia llevó a destruir el castillo de Araya. Todavía no tiene explicación convincente. Ya que hablamos de España, allá está el Museo reina Sofía, en un edificio. La Torre puede servir de museo, de centro de oficinas, negocios. Tantos.