Hacer creer que la revolución ha muerto junto con Chávez ha sido una táctica recurrente de la dirigencia opositora
Jesús Silva
Hace pocos días regresé de EEUU luego de haber participado en la TV de ese país y expresar mis opiniones políticas. Estuve en una televisora privada que transmite desde Florida (canal América Te Ve) a varias regiones y en la televisora nacional con sede en Washington la cual es perteneciente al propio gobierno de EEUU (canal Voz de América). En todas ellas me presenté como chavista y marxista, disfrutando de la posibilidad de debatir con personajes de la derecha anticomunista y antichavista. Reconozco públicamente que el imperio me dejó entrar y salir de su país sin novedad y lo interpreto hoy como un gesto democrático hasta el día que ocurra lo contrario.
Es jocoso pero muchos en Venezuela se dan golpes de pecho llamándose a sí mismos «antiimperialistas y revolucionarios uña en el rabo» pero no he visto a muchos hacerlo dentro del territorio yanqui. Oportunamente publicaré un resumen de los videos que dan fe sobre estos debates, por ahora ya están publicados en mi blog (para quien le interese la aburrida tarea de revisarlos). De mi viaje, he regresado con renovadas convicciones de paz y la esperanza de que por la vía del diálogo binacional y multilateral entre Caracas y Washington, ambos gobiernos puedan resolver sus diferencias, obviamente cada nación preservando su soberano sistema jurídico interno.
Ahora bien, un acuerdo de respeto mutuo supone no repetir errores del pasado que fueron cometidos en perjuicio de nuestra nación. No es un mito, es realidad, Venezuela ha experimentado un largo proceso de hostilidades promovidas por el gobierno de EEUU, especialmente desde que en 1998 el pueblo venezolano eligió democráticamente al comandante Hugo Chávez como su nuevo presidente, siendo este acontecimiento el inicio de un proceso de rescate de la soberanía popular y nueva independencia.
Desde entonces, el norte ha lanzado todo tipo de acusaciones contra Venezuela, especialmente a partir de que Chávez fue reduciendo la influencia económica y política de EEUU en nuestro territorio. Con cada victoria electoral, Chávez fue agregando cambios revolucionarios, desde la recuperación de la industria petrolera venezolana cuya renta fue destinada a financiar grandes misiones sociales en educación, salud y servicios públicos; pasando por la lucha por distribuir la tierra equitativamente; impulsando leyes laborales más beneficiosas para los obreros; imponiendo un control de cambio contra el tráfico de divisas extranjeras, entre otras acciones que reivindicaron a la clase popular frente al capital privado.
[quote_center]»Son dos los aspectos más difíciles que han estremecido al sistema político en Venezuela durante los últimos meses, uno es la muerte de Hugo Chávez y el otro es el declive de los precios del petróleo»[/quote_center]
Sucesivos procesos electorales dieron el triunfo contundente al proyecto socialista encabezado por Chávez, ello desmoralizó a una oposición venezolana que se hizo cada día más dependiente del apoyo exterior. En Caracas y en las grandes ciudades urbanas se multiplicaron las organizaciones no gubernamentales, también conocidas como ONG, adscritas a la oposición y con favorecimiento estadounidense, tal es el caso de la ONG “Primero Justicia” que hoy es un importante partido político contra el gobierno. Fue así que se adoctrinó a una extensa clase media como base social de protestas contra el régimen de Chávez. Por su lado, el llamado chavismo o socialismo bolivariano se ganó el respaldo de la clase trabajadora y campesina, alcanzando una mayoría que le garantizó gobernabilidad.
Así ha estado dibujado en grandes rasgos el mapa político venezolano desde 1998, la mayoría de la clase media y casi toda la alta sociedad se parcializan por la oposición nacional mientras que clases históricamente excluidas como el proletariado y el campesinado, al igual que minorías de nivel medio, se inclinan a favor de la Revolución Bolivariana.
Ahora bien, son precisamente dos los aspectos más difíciles que han estremecido al sistema político en Venezuela durante los últimos meses, uno es la muerte de Hugo Chávez y el otro es el declive de los precios del petróleo. A juzgar por el asedio cada vez más intenso de Washington contra el gobierno del ahora presidente Nicolás Maduro, aparecen indicios de que la combinación de ambos aspectos pudiera propiciar, según criterio de los enemigos del socialismo venezolano, un retorno de fuerzas políticas pro-imperialistas a la jefatura del Estado.
En efecto, con el fallecimiento de Chávez se concreta un factor subjetivo o político vinculado a la moral, el ánimo y la combatividad de revolucionarios inevitablemente afectados por el trágico suceso y es ahora cuando esa población comienza a adaptarse a dicha pérdida. Creyendo en la debilidad o falta de unidad entre socialistas por la partida de su dirigente fundamental, la propaganda opositora se hizo mucho más agresiva. Esto consta en la reñida campaña electoral de 2013 donde Nicolás Maduro resultó electo presidente de Venezuela por poca ventaja, por esos días los laboratorios comunicacionales de la oposición, crearon el rumor de que se había mentido sobre la salud de Chávez y éste había muerto mucho antes de lo oficialmente anunciado. Era evidente que se trataba de guerra sucia comunicacional dirigida a sembrar desconfianza en el pueblo socialista hacia su gobierno, obviamente aprovechando la tristeza colectiva.
[quote_center]»El incremento de la oferta de petróleo golpea a países que tienen la exportación de esta materia prima como su principal fuente de ingreso»[/quote_center]
Hacer creer que la revolución ha muerto junto con Chávez ha sido una táctica recurrente de la dirigencia opositora hasta hoy. No obstante la sabia decisión de Chávez respecto a designar públicamente a Nicolás Maduro como su sucesor evitó riesgos de división dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela y en los votantes revolucionarios. Con un liderazgo claro que descansa actualmente en la persona de Nicolás Maduro, sumado al apoyo de un círculo de dirigentes formados bajo las orientaciones de Chávez, ha sido posible superar ataques desestabilizadores y el intento de descrédito internacional que tanto desea la oposición venezolana.
El otro factor es de orden objetivo o económico y se trata de la caída de los precios del petróleo, caso en el cual EEUU tiene una participación directa pues ha logrado satisfacer su viejo anhelo de desarrollar una tecnología como el fracking que es capaz de extraer mediante fuerza hidráulica una gran cantidad de petróleo. Finalmente lo ha logrado, no sin antes ocasionar inmensos daños ecológicos contra su propio pueblo y de gastos económicos operativos muy elevados en comparación con otros métodos. Así las cosas, el incremento de la oferta de petróleo golpea a países que tienen la exportación de esta materia prima como su principal fuente de ingreso, he allí Rusia, Irán y Venezuela.
Como se sabe estos países no cuentan con el agrado de la Casa Blanca y por lo tanto debilitar sus economías resulta atractivo para los intereses expansionistas de EEUU en el contexto geopolítico mundial. No menos importante es destacar, en esta estrategia petrolera imperialista, la colaboración total del Reino de Arabia Saudita, cuya elevada oferta de barriles de petróleo diario se encamina a sobrepasar los diez millones de unidades para forzar una baja de precios todavía más dramática para el mercado internacional.
Hecha nuestra evaluación desde Caracas, en lo que atañe a la política nacional venezolana, ratificamos nuestro apoyo al gobierno de Nicolás Maduro, al pueblo bolivariano, y a todos los países antiimperialistas en el mundo, especialmente a Irán. En Venezuela, seguimos trabajando para extender mecanismos democráticos de participación popular a través del Partido Socialista Unido, partidos aliados así como movimientos sociales y consejos comunales para hacer de cada venezolano patriota un líder social.
[quote_center]»Erradicar la dependencia del dólar como moneda referencial tendría un significado primordial»[/quote_center]
Nacionalmente, es vital capacitar a cada ciudadano a fin organizar a su comunidad para el trabajo productivo, mejor calidad de vida y desarrollo de conciencia revolucionaria frente a los retos colectivos que impone la construcción del socialismo venezolano. Será la socialización del liderazgo político lo que nos permitirá llegar un régimen social más justo, igualitario y solidario con carácter irreversible.
Por lo que respecta al tema económico internacional, la alianza multilateral con los nuevos bloques de Latinoamérica como Unasur, Celac, Mercosur, Alba, así como potencias emergentes entres las que se destacan Irán, China, Rusia son vitales para Venezuela. Desde allí podrían coordinarse temas como: nuevas alianzas en política petrolera, variables creadas por los bajos precios y conveniencia de ajustes en el volumen de producción o consumo de este recurso según sea el caso de cada país.
Erradicar la dependencia del dólar como moneda referencial de las transacciones comerciales entre países aliados tendría un significado primordial para trascender a una nueva etapa de la cooperación económica estratégica. En estas iniciativas y otras más está la posibilidad de conquistar una situación más favorable para los países que defienden su soberanía e independencia, entre ellos Venezuela. Se trata pues de una cosmovisión del mundo basada en soluciones políticas y diplomáticas, construidas en el consenso de los bloques regionales y multilaterales a fin de solventar asuntos comunes y contrarrestar el poder hegemónico imperial.