Es prioritario aplicar la ley penal a los jefes, financistas, patrocinantes, contratantes, patrones y empleadores de los bachaqueros
Jesús Silva R.
Nuestro análisis jurídico del bachaquero lo describe como un individuo moralmente defectuoso de la especie humana porque su conducta delictiva revela un total desprecio por bienes jurídicos fundamentales en la sociedad ya que atenta contra la seguridad alimentaria del país establecida en el artículo 305 de la Constitución al llevarse todos los alimentos y dejar al pueblo sin nada que comer; así como contra el derecho a la salud contemplado en el artículo 84 del mismo texto al despojar al prójimo de todos los medicamentos para curar sus enfermedades o prevenirlas.
El bachaquero debe ser definido de forma precisa por el legislador, es aquel que adquiere una cantidad numerosa de productos que evidentemente supera lo requerido para proteger o abastecerse a sí mismo o a su grupo familiar, pues tiene un evidente propósito de reventa de tales bienes a precios más elevados o de entregarlos a un tercero a cambio de recompensa económica, por lo cual el negocio bachaquero no posee característica de doméstico o con fines del hogar, sino fines comerciales ilícitos, es decir, para mercado negro, contrabando o venta callejera con sobreprecio.
El bachaquero es el sujeto activo, agente o autor de un delito que lesiona especialmente a los sectores socialmente vulnerables de la población como niños, niñas, adolescentes, ancianos y amas de casa, para quienes la ausencia de productos esenciales como alimentos y medicinas crea una situación de peligro más grave contra su supervivencia.
El bachaquero equivale a un paramilitar pero en el contexto de una guerra económica y social en vez de una guerra militar, no dispara armas de fuego contra masas de personas civiles indefensas pero si los despoja de alimentos y medicinas, causándoles de igualmente daños severos que pueden provocar la muerte.
Los bachaqueros son el brazo ejecutor de una guerra de pueblo contra pueblo, igual que los paramilitares son sujetos de clase social humilde que cometen su delito por ambición de dinero, no para comer, y generalmente están al servicio de la delincuencia organizada o estructuras delictivas de clase social superior que se enriquecen al acumular la masa de productos que cada bachaquero asalariado les entrega. En ese nivel más alto de la pirámide delictiva es donde se desenvuelven los autores intelectuales del negocio bachaquero, dispuestos a sobornar funcionarios para así facilitar la realización de su despreciable actividad criminal.
Para erradicar el fenómeno de los bachaqueros es preciso entender que estos sujetos pertenecen a redes delictivas que deben ser investigadas, detectadas y sometidas a la ley penal. Como hemos dicho, hay diferentes niveles, empezando por los delincuentes de cuello blanco que manejan desde arriba la estructura delictiva bachaquera hasta los de más abajo o autores materiales que aterrizan coordinadamente en grupos de cinco, diez o quince bachaqueros para arrasar productos vitales en supermercados y farmacias una vez que desde dentro de estos lugares algún cómplice o «sapo» les ha dado el pitazo para que aparezcan.
Es prioritario aplicar la ley penal a los jefes, financistas, patrocinantes, contratantes, patrones y empleadores de los bachaqueros que han convertido en lucrativo este repugnante oficio delictivo; pues para nadie es un secreto que los bachaqueros son culpables de la insuficiente disponibilidad de bienes que experimenta Venezuela en una extensa variedad de productos, desde la leche, la carne y otros alimentos; pasando por medicinas, pañales, electrodomésticos hasta llegar a otras líneas de producción como los materiales de construcción, entre ellos el cemento; e inclusive auto repuestos, partes o accesorios de vehículos, como la batería tan difícil de encontrar en nuestros tiempos.
Tales circunstancias describen un escenario preocupante, por tal motivo es comprensible que en esta situación, los venezolanos honestos no incurrimos en ningún “acaparamiento doméstico” sino que bajo angustia razonable y estado de necesidad o incluso por legítima defensa al ver a un bachaquero, compramos más de lo requerido para nuestro consumo inmediato a fin de garantizar la supervivencia de nuestro grupo familiar.
Respecto a la seguridad alimentaria en Venezuela y la urgente diversificación de la economía, meses atrás hicimos advertencias a través del canal Telesur, tal como consta en video.
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