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Gobierno sacrifica medidas económicas por costo político

Analistas coinciden en que una reforma económica del Gobierno podría ser tomada por la base chavista como un «paquete neoliberal»


Redacción La Razón

El «petropopulista» gobierno de Nicolás Maduro está conduciendo aceleradamente a la economía venezolana a un «precipicio hiperinflacionario» por sus esfuerzos de intentar sostener el modelo político que preside y heredó de Hugo Chávez.

Un artículo publicado por el diario estadounidense el Nuevo Herald analiza la situación económica que atraviesa Venezuela y la forma como el Gobierno «remata» los pocos activos internacionales que quedan para garantizar el respaldo a la base chavista en la elecciones parlamentarias.

«Maduro, dentro de su restricción ideológica y de sus cálculos políticos, está dispuesto a sacrificar en los meses que quedan el bienestar de todos los venezolanos, que ya está bastante precario, para tratar de obtener el mejor cálculo político posible en las elecciones del 6 de diciembre», señaló al medio el analista y profesor de economía de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), Orlando Ochoa.

Además agregó que, «en esa estrategia electoral, están dejando correr el proceso hiperinflacionario, permitiendo que se desborde totalmente y están quemando los activos, en algunos casos rematándolos, y reduciendo las reservas internacionales».

Los expertos consultados por El Nuevo Herald coincidieron en que Maduro parece haber escogido la inacción aún cuando algunos integrantes de su equipo entienden que el modelo no puede ser sostenido bajo los actuales niveles de la renta petrolera y que la solución a la crisis no solo pasa por la eliminación del control de cambio y del control de precios, sino también por la adopción de políticas que resuciten la confianza de los empresarios.

Pero una reforma económica de esas características podría ser muy mal tomada por la base chavista que podría interpretar las medidas como la adopción de un «paquete neoliberal».

«Levantar el control de cambio implica una rectificación. Y una rectificación, tal como el PSUV toma las cosas, significaría una admisión de que el gobierno se equivocó», comentó desde Londres Diego Moya-Ocampos, analista senior para América Latina de IHS Global Insight.

«Eso es algo que este gobierno simplemente no va a asumir. No va a admitir un error de esa magnitud cuando están en camino de una elección parlamentaria, en la que ellos temen mucha abstención por parte del chavismo, dado a que le está costando mucho movilizar sus bases», añadió Moya.

La decisión de Maduro extiende la agonía de millones de venezolanos que se ven obligados a pasar horas todos los días haciendo cola para comprar los pocos productos disponibles en los supermercados en una economía que ya comienza a dar signos de que avanza por el camino de la hiperinflación.

Esta decisión podría no estar brindándole grandes réditos políticos a Maduro, con el chavismo mostrando una popularidad de solo 25% y el mandatario un nivel de aceptación que no supera el 15%, según las últimas encuestas.

«Maduro está cargando él, en lo personal, con toda la carga de la debacle económica y de las distorsiones que está creando el control de cambio», señaló desde Miami el analista político Orlando Viera-Blanco.

Pero el gobernante no se atreve a cambiar el curso económico por temor a que «algún militante le acuse de que está girando hacia la derecha o que está traicionando a la revolución», señaló Viera Blanco.

Ese giro conllevaría a admitir que el modelo aplicado no funcionó y que el Estado debe nuevamente acercarse a los sectores privados —que ellos mismos satanizaron durante años— para tratar de resucitar a la economía, añadió.

También conllevaría la búsqueda de nuevos créditos para suavizar el costo social que implicaría la adopción de un programa de ajustes estructurales.

Pero la liquidación de activos emprendida por Maduro amenazan con dificultar la posibilidad de que el país pueda obtener préstamos frescos en un futuro cercano, en momentos en que las escasas reservas internacionales del país disminuyen a ritmo de $1.500 millones al mes, y el régimen vende a descuento las acreencias que otras naciones le deben al país por el suministro petrolero.

Es una práctica que solo agrava el precario cuadro económico que enfrenta la nación petrolera.

«Están liquidando activos que no son reemplazables», advirtió Ochoa.

«Si eso fuera parte de una estrategia para rebalancear a la economía venezolana, restablecer los equilibrios y estabilizar el mercado cambiario y para contener a la inflación, eso podría entenderse. Pero es que no están haciendo nada», sentenció.

Y en lo que está generando gran alarma entre los economistas, el Gobierno parece estar dispuesto a repetir la vieja estrategia del chavismo de aumentar la masa monetaria en bolívares para tratar de generar una falsa sensación de bienestar entre sus seguidores.

Según reseña el periodista Antonio María Delgado en su artículo, eso es una muy mala idea en un país que enfrenta los altos niveles de escasez por la que atraviesa Venezuela.

«Es una pésima combinación», advirtió Ochoa, al explicar que el incrementó de los bolívares en circulación, al encontrar muy pocos productos en que ser gastados en Venezuela, solo van a terminar acelerando la inflación y volcándose sobre el mercado cambiario, fomentando paralelamente una aceleración de la velocidad con que el bolívar se deprecia frente al dólar.

Actualmente, el dólar dúplica su valor frente al bolívar cada tres meses, y la inflación amenaza con ubicarse entre el 200 y 300 por ciento este año, con algunos economistas pronosticando un incremento aún mayor.