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Platónico bolivariano

Platónico Bolivariano

Lo mío no es corrupción como pretende hacerlo ver, sino redistribución bolivariana de la riqueza



O.E

Tienen su propios valores, su lógica, su propia moral. Si es que cabe hablar de moralidad dentro de la inmoralidad.

Para que lo entendamos todo, oigamos el siguiente diálogo platónico bolivariano. Al final refleja la ontología de eso que ha dado en llamar con el remoquete de Socialismo del Siglo XXI:

—Camarado, ¿cómo le “baila” en su revolucionaria tarea de constituir el Hombre Nuevo?

— No tan bien como a usted, que va pegao en la Misión Simad, Simad II, Simad III, la Misión Sicadi, en la importación de medicamentos vencidos…

— Páremelo ahí, camarado bolivariano ¡Usted sí que tiene los gallineros verticales bien puestos! ¡Sacarme a relucir mis valiosos aportes la Revolución Bonita! Usted será el arquitecto del Hombre Nuevo, pero ¿cree que no estoy enterado de sus cultivos hidropónicos, (de cannabis y perico), distribución y lavado, en sociedad con el narcodiputado gorila de la AN? ¿De su Ruta de la Empanada Argentina en conchupancia con los esposos Kirchner, maleta, maletín y maletón? ¿De sus vuelos rasantes por los bancos de Andorra, Qatar y demás paraísos fiscales?

— ¡No sea usted tan sapo, o mejor dicho, tan patrioto cooperanto! Lo mío no es corrupción como pretende hacerlo ver, sino redistribución bolivariana de la riqueza. En cambio usted no solo ha comido y sigue comiendo pa’ usted na’ más, sino lo que es más grave, que ha intentado aplicarme un “tumbe” en los guisos de Pdvsa.

Los sucio-dichos camarados estaban a punto de dirimir sus diferencias filosóficas a través de sus respectivos sicarios, cuando del más allá emergió la voz orientadora del inmortal-cadáver, personificada en el pajarito. De allí surgió la inspiración de una “zona de paz”, para partir la cochina en los más recientes negociados: importación de comida uruguaya y pretendido empréstito chino de emergencia, que no es tal, porque la única emergencia del procerato bolivariano es raspar la olla, ante la inminencia de su estampida.

¡Chávez vive y el guiso sigue! (mientras Venezuela aguante).