Roy Chaderton no pudo refutar las acusaciones del embajador Colombiano en la OEA y solo le quedo apelar al clásico distraccionismo
José Rafael López Padrino
Las aborrecibles prácticas xenofóbicas y violaciones de los derechos humanos en la zona fronteriza colombo-venezolana obligó al oportunista gobierno de Santos a elevar el caso ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y solicitar ante la misma una reunión de Cancilleres del continente para tratar la expulsión de 1.097 de sus conciudadanos, y la emigración de otros 7.162 ante el terror establecido en la frontera. El representante del fachochavismo, el descreído Roy Chaderton, no pudo refutar las acusaciones del embajador Colombiano y solo le quedo apelar al clásico distraccionismo bolivariano introduciendo elementos no vinculantes a la discusión planteada. Disertó sobre algunas anécdotas personales, sobre la vida de Gaitán, la violencia en Colombia, pero no pudo desmentir las imágenes de la gente humilde y desplazada cruzando senderos, y cauces de ríos producto de la campaña xenofóbica y violaciones de los derechos humanos cometidas por la logia milico bolivariana en la zona fronteriza.
A pesar de que la votación final (17 votos) no le permitió a Colombia alcanzar los 18 votos necesarios para lograr la convocatoria de Cancilleres del continente Americano que ellos habían propuesto, la gran mayoría de los países latinoamericanos se abstuvieron de apoyar al régimen del ungido Maduro como solía ocurrir años atrás. Diez y seis países apoyaron la moción neogranadina: Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Honduras, Jamaica, México, Paraguay, Perú, Santa Lucía, Uruguay, Bahamas, Barbados, Canadá y Chile. Otros once países se abstuvieron: Granada, Panamá, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Belice, Brasil y Argentina. Solo cuatro gobiernos, los proxenetas del continente: Ecuador, Haití, Nicaragua y Bolivia apoyaron la moción presentada por el insolente y desvergonzado neosocialista de Chaderton.
Es evidente que este resultado representa un verdadero descalabro del fachochavismo en el ámbito internacional. Recordemos que América Latina apoyó en forma unánime a Nicolás Maduro tras su cuestionada elección (2013). Desde Brasil hasta Uruguay, pasando por Costa Rica, México, Colombia, Chile, Perú, y el caribe angloparlante saludaron al unísono el cuestionado triunfo electoral de Maduro. Igualmente, el ignorante enciclopédico de Miraflores recibió el más absoluto respaldo de los países del continente durante las manifestaciones estudiantiles del año 2014, a pesar del asesinato de manifestantes a manos de la Guardia Nacional y grupos armados del oficialismo.
Aún en los casos más controversiales el fachochavismo -tiempos del ya fallecido tte coronel- solo perdía un máximo de 5 votos (EEUU, Canadá, México, Perú, Costa Rica) de los 34 votos en la OEA. En esta última reunión de la OEA, solo cuatro países celestinos decidieran acompañar a Venezuela en su negativa de convocar la reunión de Cancilleres del continente. Cabe destacar que inclusive países muy vinculados a la petrochequera bolivariana (Petrocaribe) que en el pasado votaban a manera de bloque a favor del proyecto del fallecido comandante galáctico votaron en esta oportunidad en contra de la moción bolivariana (Jamaica, El Salvador, Santa Lucía, Bahamas, Barbados y obviamente Guyana) y otros como Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Belice terminaron absteniéndose.
La abstención de Panamá resultó sorpresiva. Seguramente razones económicas privaron más que la irrenunciable defensa de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Muy seguramente el gobierno panameño decidió inhibirse con la “ilusa” esperanza de que el régimen maula venezolano -en reciprocidad- cancele la enorme deuda que mantiene con empresarios de ese país, incluyendo la aerolínea Copa. La abstención de países como República Dominicana, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y Las Granadinas, Surinam, Antigua y Barbuda, Belice, no representó sorpresa alguna, pues muchos de ellos aún siguen recibiendo beneficios de la petrochequera bolivariana mediante créditos blandos (cada vez menos frecuentes) y del subsidio petrolero a través de Petrocaribe*. Sin embargo, hay que enfatizar que a pesar de ello, no apoyaron la moción, prefirieron abstenerse. Los casos de Brasil y Argentina obviamente no constituyó sorpresa alguna, ya que ambos países son practicantes de una doble moral y forman parte del club de rufianes populistas del continente involucrados en actos de corrupción con la nomenclatura bolivariana.
Evidentemente la influencia política y económica de Venezuela en Latinoamérica nunca se sustentó o se sustenta en la consolidación de un bloque político antihegemónico como lo afirmaba en vida el tte coronel y sus aliados proxenetas. La influencia bolivariana continental siempre ha sido y sigue siendo proporcional al tamaño de la petrochequera. Instancias como el ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) o Petrocaribe están condenados al fracaso, pues fueron concebidos dentro de una óptica populista gracias a la bonanza petrolera (barril de petróleo $120). La abrupta caída de la cesta petrolera ($36-$40), así como el desenmascaramiento de la falacia de la “prosperidad social de la revolución bolivariana”, han terminado provocando la perdida de la influencia del fachochavismo en la arena internacional, así como un reordenamiento geopolítico de los países del continente como quedo plasmado en la pasada reunión de la OEA. Ya no hay espacios y muchos menos recursos para seguir comprando voluntades en la Latinoamérica y el Caribe.
La “robolución” agoniza, ya no dispone de los recursos con que llegó a engañar y manipular a los más necesitados. La magnitud del fracaso no puede ser ni maquillado, ni edulcorado. Sus disparates y desaciertos económicos y políticos nos han conducido a: i) una inflación anualizada de tres dígitos (la más alta del planeta); ii) una grave escasez de alimentos y medicinas; iii) un desplome de las exportaciones no petroleras; iv) la destrucción del aparato productivo nacional; v) continuas devaluaciones de la moneda nacional; vi) la militarización del país; vii) un incremento de la represión y los ajusticiamientos policiales; viii) una precaria seguridad personal; ix) la agudización del problema medico-asistencial y educativo; x) la conculcación de derechos y conquistas laborales; xi) el establecimiento de una xenofobia anticolombiana como política de Estado. Además, la “robolución” ha propiciado una corrupción galopante e impune que ha penetrado en los cimientos más profundos de la sociedad, así como una narco-profesionalización de la Fuerza Armada Nacional.
Comentario final: En los últimos seis meses, Estados Unidos ha superado a Petrocaribe como el principal suplidor de combustibles a los países de Centroamérica y el Caribe. Otro mito del supuesto legado del dicharachero de Sabaneta que se derrumba.