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Nueva Tacagua: Los olvidados de siempre

Nueva Tacagua

569 familias, la mayoría propietarias, aún viven en Nueva Tacagua en terrenos y edificios inestables, a la espera de una respuesta del Estado. Fueron estafados por el Inavi hace más de 30 años


Patricia Marcano

Derrumbes, promesas, soluciones temporales, olvido, corrupción, negligencia, discriminación. Cuatro décadas después de la construcción de Nueva Tacagua, el Estado venezolano ha tensado la cuerda en lugar de romperla. El mal vivir de quienes compraron viviendas al Instituto Nacional de la Vivienda (Inavi) y resultaron ser estafados, se ha prolongado sin necesidad.

Aún en Nueva Tacagua residen 569 familias (más de 2.000 personas) que, contrariamente a lo que algunos piensan, no son invasores. La mayoría son propietarios o hijos de propietarios que no han sido tomados en cuenta en las adjudicaciones de viviendas.

“Yo llegué jovencito, de 20 años. Vivíamos por el Helicoide, quedamos damnificados y nos trajeron aquí, nos trajo el gobernador Diego Arria. Dijeron que sería solo por 15 días y bueno, ya van 37 años”, cuenta Luis Ramón Abello, propietario y vocero de la terraza C (sector C) de Nueva Tacagua.

Nueva Tacagua
La ruta diaria de Abello la hacen otras cinco familias. Manuel Alegría

Él, como muchos de los que allí quedan, debe atravesar unos matorrales y un edificio derruido para llegar a su casa; de día no hay problema, la luz del sol le ayuda incluso a identificar las especies de culebras que por allí habitan pero de noche no hay alumbrado que lo guíe, solo el faro de su moto, la luna –si no está nublado- y la luz de su casa, por allá, al final del camino.

“Con Nueva Tacagua hay exclusión. No nos dan viviendas como a otras zonas de riesgo. Le han resulto a la gente de la tragedia de Vargas, a los de Terrazas de La Vega, a Federico Quiroz, Blandín, Antímano y nosotros nada. Un grupo estuvo postulado más de un año para ir a Ciudad Caribia y no los incluyeron. Chávez dejó un legado pero ellos no lo están cumpliendo”.

Si algo no han perdido estos habitantes en 40 años es la memoria. Recuerdan exactamente cuándo el expresidente Hugo Chávez los visitó, que en 1999 dijo que en dos años toda Nueva Tacagua iba a estar fuera de esas terrazas, que en 2006 señaló públicamente que le daba pena ajena con sus habitantes porque seguían allí y que en 2011 ordenó al entonces vicepresidente, Elías Jaua, atender de inmediato a esta comunidad.

“Nueva Tacagua es una mancha de la cuarta República que nosotros la arrastramos aquí, como muchas otras manchas que vienen de lejos pero que nosotros tenemos que solucionar”, fueron sus palabras textuales hace cuatro años. La deuda sigue.

Olvidados

“Tengo un mes cocinando con agua de lluvia. ¿Tú crees que eso es justo? Por favor, queremos salir de aquí. Le pido a Maduro que se acuerde de Nueva Tacagua, estamos pasando trabajo, aquí no hay nada”, manifestó Iris Castillo, habitante de la terraza H.

Ella llegó de 15 años, ahora tiene 54 y es abuela. Vive en una de las laderas alejadas, donde hay más casas abandonadas que ocupadas. “Tengo todos mis papeles en regla y nunca me ha salido nada. Aquí hay mucha trampa, si me voy pierdo y pierden mis hijos”, agrega.

Los vecinos explican que no se han ido porque el Estado debe indemnizarlos. “Deben respondernos por los daños y perjuicios de vivir en condiciones inhumanas. Solo con la ausencia de transporte nos han violado cinco derechos: alimentación, salud, trabajo, educación y recreación; y eso tiene años”, expresa Eladio Bastian. “Yo compré una casa y me estafaron, deben darme una igual o mejor, por eso voy a pelear hasta lo último”, dice Nancy Orellana.

Pero esa pelea no es fácil. El 3 de octubre se cayó la mitad de la vía principal para llegar al sector C. A las cloacas que pasaban por debajo del tramo y al agua que corre por la vía desde hace dos meses (se rompió la tubería de agua potable que viene de El Junquito y que los surte), se sumaron las lluvias.

Llamaron a los bomberos pero nadie fue. El paso fue rescatado por los propios vecinos para no quedarse incomunicados.

“Aquí si alguien se enferma de madrugada se muere porque no hay como sacarlo. Estamos en el total olvido”

Los camiones del aseo dejaron de pasar hace años. La basura se amontona cerca de los primeros bloques, en las terrazas A y B, y la queman cada cierto tiempo. Para el sector C llegan cuatro jeep que hacen el intento de dar el servicio de transporte público pero tardan horas en ir y venir, y al sector AB no llega transporte de ningún tipo desde hace dos años. El sistema de cloacas está colapsado, el agua potable llega una vez al mes o cada 15 días -con suerte- y el alumbrado público es un privilegio en menos de cinco calles de las 14 terrazas que siguen ocupadas.

“Aquí si alguien se enferma de madrugada se muere porque no hay como sacarlo. Estamos en el total olvido”, agrega Ruth Hernández, quien fue “preadjudicada” hace cuatro meses en un apartamento de Misión Vivienda en Vista Alegre, pero aún no se ha mudado porque no están listos ni le han dado fecha probable de entrega.

Cuando Elías Jaua visitó la zona en 2011 se instalaron unas mesas de trabajo. Se comprometieron a permanecer en la zona hasta que saliera el último habitante, pero los funcionarios del Gobierno de Distrito Capital, Protección Civil y la Milicia se fueron hace tiempo.

En la terraza A hay una escuela que tiene orden de demolición pero todos se oponen. Unos 40 niños, de preescolar y hasta 6to grado, estudian allí. Eran más pero los padres los inscribieron en planteles cercanos a Vista Alegre por la promesa de que entregarían rápido esos apartamentos. No fue así.

Aún 569 familias, la mayoría propietarios, viven en Nueva Tacagua
Después de 42 años en Nueva Tacagua a María Rivera le entregaron un apartamento en Vista Alegre. Ahora va a visitar a sus hijos. «No sé a dónde me los van a botar», comenta. Foto: Manuel Alegría

Chanchullos

Ana Flores, vocera de la terraza A, recuerda que en varias oleadas han salido habitantes de Nueva Tacagua hacia casas nuevas dadas por el Estado. En 2011 quedaban 1.500 familias, ahora restan 569, pero desde hace 4 años la respuesta de “espérate” ha sido constante.

Los que quedan serán reubicados en Vista Alegre, donde están terminando una torre con 96 apartamentos; en Ciudad Caribia y en Caracas, pero en este último caso no saben a cuál edificio. No les han dicho. Algunos proponen Fuerte Tiuna.

No aceptan irse lejos como otros que se mudaron a Valles del Tuy, Guatire, Cúa y hasta Maracay, pues argumentan que hace más de 30 años compraron un apartamento en Caracas y en Caracas deben darles el nuevo.

«Nueva Tacagua siempre ha quedado fuera de investigación, los que tienen menos tiempo son los primeros que van. Yo tengo más de 38 años y no he salido»

173 propietarios que estaban en la data de Vicepresidencia (“padrino” de Nueva Tacagua desde que Chávez le pidió encargarse de la reubicación), fueron sacados y ni allí ni en el Ministerio de Vivienda y Hábitat les dicen las causas. Llegaron a estar en los listados pero de un momento a otro los sacaron, sin explicación.

Así le pasó a Yovany Varela, quien tiene toda su vida viviendo en el sector AB. “Soy fundador de esto, tengo 39 años aquí y hace tres años me sacaron de la data. El vocero de esta terraza negoció nuestros cupos y más nunca apareció. Nos enteramos que le dieron cinco apartamentos”. Vive en la terraza G.

Varios relataron que en años anteriores unos cuantos voceros les pedían dinero por incluirlos en los listados, otros inscribían a personas que nunca vivieron en Nueva Tacagua y los dejaban invadir apartamentos desocupados para que les dieran una casa.

“Han habido terrazas donde nosotros sabíamos que quedaban tres familias pero en el Ministerio salía que había 120, y que a todas les dieron casas. Nueva Tacagua siempre ha quedado fuera de investigación, los que tienen menos tiempo son los primeros que van. Yo tengo más de 38 años y no he salido. Ha habido mucha corrupción y además Nueva Tacagua no ha dejado de parir”, comenta Pedro Padrón.

Mariluz Zambrano, vocera de la terraza J, informó que las instituciones no reconocen a las nuevas familias, formadas por los hijos de propietarios. Son 103 entre ambos sectores. A su juicio, si Nueva Tacagua hubiera sido desalojada años atrás estas nuevas familias no serían otro problema del Estado.

“Nosotros fuimos declarados zona de alto riesgo primero que muchos otros que ya tienen casa. Si de verdad los camaradas quisieran ayudarnos, con entregar todos los jueves de vivienda al menos cinco cupos para Nueva Tacagua ya esto no existiera. Pero no. Se tardan y cuando entregan es a un poquito en cada una. Por eso hay tantas terrazas habitadas todavía”, sostiene Ana Flores, quien exige que les respeten los listados.

«Con Nueva Tacagua hay exclusión. No nos dan viviendas como a otras zonas de riesgo»

Para estas personas la solución es sencilla. Sacar familias terraza por terraza acabaría pronto con ese drama. “Aquí llega un político vivo y se roba el show si hace eso. Lo hemos planteado y no nos hacen caso”, comentó el señor Abello, quien asegura que este 2015, a pesar de ser año electoral, ha sido el peor por la falta de respuestas. “Lo que pasa es que uno les pelea, denunciamos la trampa y nos castigan por eso”.

Piden la presencia del vicepresidente Arreaza, de Jaua y otras autoridades para agilizar las asignaciones. “Le pedimos a Maduro que no se olvide de Nueva Tacagua, menos ahora que empezaron las lluvias. No queremos refugio, queremos solución, somos familias que tenemos 38 y hasta 40 años aquí”, recuerda Zambrano. Los olvidados por la llamada “cuarta” República no aceptan que la “quinta” les haga lo mismo.


“Hay que hacer ciudad”

El arquitecto Alfredo Cilento, profesor de la UCV, considera que Nueva Tacagua “es una mancha muy grande para las instituciones de vivienda de los años de democracia”

Recuerda que en plena construcción el pavimento comenzó a agrietarse y las vías a despedazarse. “Desalojaron los primeros apartamentos que se agrietaron y construyeron casas-refugios para ubicar a la gente allí. Continuaron construyendo y al final vivía gente tanto en los edificios como en las casas. Lo más grave es que el sistema de cloacas y de electricidad colapsó y sigue así”.

Nueva Tacagua además es un ejemplo de que la construcción masiva de viviendas no resuelve por si sola la falta de vivienda, “hay que hacer ciudad”, sostiene Cilento. Detalla que si se entrega una vivienda en una zona sin transporte para ir a trabajar o salir los fines de semana, sin estacionamiento, escuela, parque, guardería, ambulatorio y servicios públicos, “por muy cómodo que sea, ese apartamento sigue siendo un refugio”.

“Esa gente nunca llegó a disfrutar de verdad de una condición de alojamiento apropiada, de un vecindario bien servido. Primero construyeron los edificios y prometieron hacer después los servicios, pero más rápido se cayó la vialidad y quedaron aislados”, explicó el también integrante de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat.

El arquitecto además aclara que es obligación del Estado y no de determinados gobiernos, restituirle a estas personas un hogar digno. “Fue el Estado el que los perjudicó y el que hasta ahora se ha lavado las manos”.

Además advierte que un caso similar a Nueva Tacagua se repite en El Morro (municipio Sucre), con edificios de Misión Vivienda. “Todo el mundo advirtió que ahí no se podía construir. Eso era una antigua cantera de donde sacaban rocas con explosivos, eso agrietó todo el terreno, hicieron varios edificios y ya se cayeron dos”.


Nueva Tacagua
En 1999 implosionaron un edificio de la terraza L (escombros que se ven a la derecha, arriba, en una zona plana). Los demás se han hundido, desplazado o caído solos. Foto: Manuel Alegría

Tragedia de 40 años

  • En 1973 el Inavi comenzó a construir Nueva Tacagua, ubicada en la parroquia Sucre del municipio Libertador.
  • Unas 2.200 viviendas fueron levantadas en 35 terrazas, distribuidas en dos sectores: AB (20 terrazas) y C (15 terrazas).
  • Fue concebida para reubicar a damnificados de la época, primero en barracas y luego en apartamentos que el Estado les vendió.
  • Se construyó en terrenos atravesados por la falla geológica Tacagua-Ávila, riesgo advertido pero ignorado. Las obras siguieron hasta 1985.
  • En 2006, un estudio de la Gerencia de Riesgos de la Alcaldía de Libertador, precisó que desde la década de 1970 hasta 2006 ocurrieron 213 deslizamientos, iniciados al culminar las obras civiles y entregar las primeras viviendas.
  • En 1987 el Ministerio de Energía y Minas declara a Nueva Tacagua como Zona de Riesgo Elevado, Generalizado y Profundo.
  • En 1999 implosionaron un edificio en la terraza L. Esto aceleró el movimiento del terreno y no lo repitieron.
  • En 2011 fue declarada Zona de Peligro Inminente (Zopi).
  • Sigue habitada en 14 de las 35 terrazas y el terreno no ha dejado de moverse.
  • El 3 de octubre se deslizó parte de la vía principal del sector C y hace 2 meses se cayó un edificio de la terraza O; quedó acostado sobre la montaña.

 


Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: patricia@larazon.net