“El país se está hundiendo, la situación es demasiado grave y triste”, aseveró Héctor Rodríguez Bauza, político, escritor y líder estudiantil durante la caída de Pérez Jiménez
Carlos Díaz
“Lo fundamental es pelear, pelear y pelear, y eso es lo que se debe hacer ahorita”, aseveró Héctor Rodríguez Bauza, de 85 años de edad, político, escritor, líder estudiantil durante la caída de Pérez Jiménez, diputado del Congreso Nacional en 1959 y autor del libro “Ida y vuelta de la utopía”.
“El país se está hundiendo, la situación es demasiado grave y triste. No solo es lo material, que al fin y al cabo se puede superar, sino lo moral. Están dañando la moral de los venezolanos y eso es algo muy grave”, agregó.
“La Razón” entrevistó al exintegrante del Buró Político del Partido Comunista de Venezuela (PCV) en su residencia, en Caracas, con quien compartió un agradable mediodía de anécdotas, vivencias, libros y fotografías. “Escribí este libro porque quiero decirle a los jóvenes de hoy que nosotros luchamos contra la dictadura en condiciones muy difíciles. Mi mensaje es que no decaigan, que deben seguir su lucha contra esta dictadura disfrazada, esta dictadura militar y electoral”, afirmó.
“Hay que levantar el ánimo para superar los problemas, nosotros, por ejemplo, no dejamos de persistir y seguimos hasta que logramos triunfar”, destacó. “Quiero ayudar a los jóvenes a través de este libro, señalarles el camino de la resistencia, decirles que deben seguir, seguir, y no permitir la desmoralización ni el desencanto”, acotó.
“Las peleas son largas y difíciles pero solo se podrá triunfar si uno se incorpora, participa y desarrolla”, apuntó. “No se puede pretender el triunfo de un día para otro, no se debe subestimar el trabajo menudo y diario en la resistencia y la lucha. Todas esas cosas hay que hacerlas”, dijo. “Usted sabe qué es hacer cola para comprar comida; nuestra juventud emigra y eso es un costo muy elevado para Venezuela y tiene que hacerlo porque aquí no hay condiciones para que sea feliz”, añadió.
Cuando tumbaron a Gallegos
¿Qué lo motivó a escribir sus memorias?
Son varias cosas. Primero, dar a conocer toda una serie de elementos de ese período que no se conocían, por ejemplo, la participación de personajes que hasta entonces se encontraban en el anonimato. Y esto lo hice porque hay muchos héroes mediáticos cuya actuación durante esa época no se corresponde con la fama que hoy tienen. Después del 23 de Enero mucha gente dijo que había participado y eso no fue cierto. Otra motivación fue dejarles a mis nietos el conocimiento de quién fue su abuelo.
“Hay que luchar para salir de esta dictadura disfrazada, militar y electoral”
¿Cuánto tiempo requirió la investigación y redacción?
Me llevó algún tiempo porque fue hecho, fundamentalmente, a partir de mi memoria. Cuando recordaba algún hecho entonces trataba de contactar a quienes participaron con el objetivo de precisar detalles y comentar. Así fue el proceso para elaborar el libro. Creo que me llevó dos o tres años porque también pasé por períodos de tiempo en los cuales no me ocupaba mucho del texto.
¿Cuál fue la principal motivación para derrocar a Pérez Jiménez?
Lo que motiva a todo joven: el amor a la justicia, la verdad y la libertad. Yo, personalmente, no tuve mayores inquietudes políticas. Recuerdo que cuando tumbaron a Rómulo Gallegos, eso enardeció a la gente de mi generación ¿Cómo fue posible que tres coroneles tumbaran al presidente Gallegos? Luego vino la persecución y la represión.
«Hay que perder el miedo»
¿De dónde surgió la idea de organizar el Frente Universitario contra la dictadura?
Eso está en el libro. Mira, las juventudes de AD y el PCV tuvieron una relación muy fluida, con encuentros y desencuentros, siempre hacíamos frentes para una cosa y la otra. El último fue el Frente Universitario. En 1951 hubo un Comité amplio donde participaron Luis Herrera Campins por Copei; José Vicente Rangel por URD; Manuel Alfredo Rodríguez de AD y yo por la Juventud Comunista, y se conformó para luchar por la autonomía universitaria. Ese año fue reducido el presupuesto de las universidades y en septiembre los profesores, estudiantes y obreros, se declararon en huelga por la defensa de la autonomía. Terminó en mayo de 1952 y fue un precedente que dimos los estudiantes.
¿Quiénes lo integraron?
En 1957 se creó el Frente Universitario con AD –representado por Américo Martín- y la Juventud Comunista con Germán Lairet. Ambos cayeron presos y entonces entramos Héctor Pérez Marcano y yo, por AD y Juventud Comunista respectivamente, y se incorpora José de la Cruz Fuentes por Copei y Rafael Rodríguez Mudarra por URD. Allí estuvimos las cuatro fuerzas unidas, organizando manifestaciones y repartiendo volantes. También tuvimos el apoyo del clero, nos reuníamos con los sacerdotes y hacíamos manifiestos a partir de los sermones, y los repartíamos al terminar las misas. Al principio éramos cuatro pelagatos y luego fuimos una gran cantidad de estudiantes.
¿Cuáles eran sus acciones de combate?
Éramos dirigentes de zonas de Caracas tales como Catia, La Vega, Antímano y Petare. Cómo sería el espíritu combativo de esos muchachos que un informe de la Seguridad Nacional decía que los combatientes eran 5 mil cuando no llegábamos a 200. Eso era porque los muchachos desde las 6 de la mañana estaban con sus brigadas en las puertas de las fábricas repartiendo volantes y organizando mítines relámpagos en las colas de los autobuses, en los sitios de concentración pública, en los liceos y en las noches se iban para los barrios. Y era el mismo grupito de muchachos, y entre esos estaba yo. Había un gran espíritu combativo.
“El socialismo tiene que ir parejo con la libertad”
“Yo planteo que debemos poner a la gente en movimiento para que pierda el miedo y se desarrolle. Es natural sentir miedo en el primer mitin relámpago en la cola de la comida pero después eso es pan comido. El tema es perder el miedo, vamos a perderlo y para eso tenemos que poner a la gente a combatir. Ojo, no estoy hablando de guarimbas, ni nada de esas cosas, sino movimiento de masas, hacer mítines, repartir volantes en las colas, hablar con la gente en los hospitales, y así ir desarrollando el movimiento popular”.
“La MUD tiene que buscar la forma para hacer esas brigadas, hay que hacerle sentir miedo al gobierno. No se reduzcan solo al Twitter, claro que esto me parece importante y es una gran fuente de información, pero nunca sustituye la acción de masas”, dijo.
Los militares para los cuarteles
¿Se perdió el espíritu combativo que marcó al alzamiento contra la dictadura?
No creo que se haya perdido pero sí le falta ejercicio, que es distinto. Claro, las situaciones son diferentes pero ha faltado mucha persistencia y continuidad en la lucha, también ha faltado creatividad para buscar maneras de enfrentarse a un enemigo que es muy difícil. Nosotros cuando Pérez Jiménez dimos una pelea abierta; ahorita el gobierno habla con un lenguaje revolucionario que no es tal. Acude a toda una serie de artimañas que hace difícil la lucha pero ya la gente se ha dado cuenta que estos son unos farsantes. En nuestra época la lucha era difícil porque las necesidades económicas de la población eran satisfechas, políticamente era más fácil porque era un gobierno que decía ser el gobierno de las Fuerzas Armadas. Ahora no, la situación económica es más difícil y una dirección política del gobierno basado en lenguaje revolucionario y fraselogía que no es tal, muy pasado de moda y que tiene las cursilerías de Maduro. Pero, bueno, vamos a dejarlo hasta ahí.
¿Qué opina de la añoranza que hay sobre Pérez Jiménez?
Pero, bueno, tiene que ser así porque Pérez Jiménez cambió a Caracas, construyó una serie de cosas en el país, por ejemplo, la represa de Guárico. Y en el sentido administrativo, a pesar de todos los robos que hubo, fue un gobierno efectivo. Es algo que no se puede negar, las realizaciones de ese gobierno están allí. Bueno, espero que ahora no me acusen de perezjimenista. Ahora, yo me pregunto cuáles son las obras del actual gobierno, ¿cuáles son?: Pdvsa está en quiebra, la agricultura y la ganadería están en la misma situación, entonces, ¿qué ha hecho este gobierno? Porque la IV República también hizo. Este gobierno ha sido puro bla bla bla, con un estilo –tal y como decía Manuel Caballero- de portero de burdel. Maduro no dice “me voy a encontrar con Santos” sino “nos vamos a ver cara a cara”, ¿qué clase de lenguaje es ese en un Presidente?
¿En aquella época el PCV y AD tenían más coincidencias que diferencias, al punto de luchar juntos en la clandestinidad?
Las diferencias ideológicas persistían, por supuesto. Pero hubo objetivos comunes: tanto AD, como Copei, URD y los comunistas querían democracia. El objetivo que nos unía era acabar con la dictadura y después cada quien salió a proclamar sus ideas. Y esto fue lo que pasó el 23 de Enero de 1958: se acabó la unidad y cada quien se fue por su lado. De modo que no había una coincidencia total. Hoy, por ejemplo, el objetivo común es salir de este gobierno, y es por ello que se debe incrementar el trabajo electoral y participar en las elecciones del 6 de diciembre.
¿Le correspondió a usted relacionarse y motivar a algunos de los militares que conspiraron para derrocar a Pérez Jiménez? ¿Recuerda a alguno de ellos?
En el libro explico cómo hice contacto, a través del camarada Ortiz, con Oscar Centeno Lusinchi quien mantenía comunicación con los militares. Fue así como reuní con el teniente José Luis Fernández en el depósito de una farmacia propiedad de Centeno Lusinchi. Allí comenzó la coordinación cívico-militar, allí empezamos a discutir y analizar las acciones conjuntas que culminan el 23 de Enero.
¿Con cuál otro militar estableció contacto?
Solo con José Luis Fernández porque él fue la persona designada por los militares para hablar con los civiles.
¿Los militares han sido y siguen siendo determinantes en Venezuela para alcanzar los cambios políticos?
Por supuesto. Desde que la República existe en 1830 solo ha tenido cuarenta años de gobiernos civiles. El resto han sido militares. Claro que sí han sido determinantes. El Ejército es una parte del pueblo armado y el resto está desarmado, así que tienen toda la facilidad para imponerse. Ese es uno de los problemas graves que tenemos en Venezuela: lograr que los militares se queden en los cuarteles, que es donde deben estar. Pero hoy vemos a muchos militares como ministros, gobernadores y en instituciones, y ellos no están formados para eso.
¿Estamos hoy ante un gobierno de corte militarista?
Bueno, hay cosas que parecen militaristas.
“El país se está hundiendo, la situación es demasiado grave y triste”
“No es socialismo sino una robadera”
¿A partir de 1958 el PCV, de cuyo comité central usted formó parte, inició una política de infiltración en las Fuerzas Armadas que dio origen a los movimientos conocidos como El Porteñazo y El Carupanazo?
En 1951 la Juventud Comunista tomó la resolución de meter a muchos de sus militantes en el Ejército y a estudiar en la Escuela Militar. Algunos de ellos tomaron posiciones importantes pero no fue una cuestión masiva. Uno de ellos fue Octavio Acosta Bello, hermano del poeta Arnaldo Acosta Bello.
¿La rebelión militar del 4F podría considerarse como una secuela o una prolongación del trabajo político iniciado por el PCV en el seno de las Fuerzas Armadas?
No. En 1992 ya el PCV estaba dividido con el surgimiento del MAS y ya había quedado muy debilitado. No sé si hicieron algún trabajo, creo que no.
¿El llamado “socialismo del siglo XXI” pregonado por Hugo Chávez se parece en algo al sueño y a la utopía de los dirigentes, que como usted, lucharon durante muchos años en Venezuela por una sociedad socialista?
No, por favor. Esto no tiene nada de socialismo, nada de nada, solo es una robadera.
¿Con qué socialismo soñaban ustedes?
El socialismo que soñábamos era una utopía, una cosa utópica. El socialismo real que existía tampoco tenía mucho de socialismo. Fue un comodín para designar ciertas cosas. Creímos en el socialismo de los clásicos pero la realidad demostró que no era posible. Es por ello que al libro le puse el título “Ida y vuelta de la utopía”. El socialismo real resultó ser algo espantoso con los crímenes cometidos en China y en la Unión Soviética. Fueron regímenes que hicieron cosas positivas pero en su esencia fueron totalmente negativos y que no tenían nada que ver con el socialismo que predicaban.
¿Cuándo se dio cuenta? De eso me di cuenta muy pronto. En el libro cuento que en 1962 la policía política de Alemania del Este nos tenía vigilados a Eduardo Machado y a mí porque habíamos ido a la embajada china en Alemania. En ese momento estaba la pelea china-soviética y nosotros buscábamos ayuda en los países socialistas. Eso fue decepcionante para mí.
Exilio en Moscú
¿Cómo fue su exilió en la Unión Soviética en 1967?, ¿cuántos años vivió allá?
Viví un año exiliado en Moscú. Me trataron muy bien. Nos expulsan y no nos dan los pasaportes sino que se los dan al piloto del avión. Cuando llegamos a Suiza les dijo a las autoridades que nosotros éramos unos delincuentes comunes y nos permitieron quedarnos en ese país.
¿Se fue con su familia?
La mandé a buscar posteriormente, a mis cuatro hijos y estuvimos allá un año.
Volviendo un poco su libro, ¿quién lo ayudó a investigar?
Mucha gente y la mayoría está citada en el libro. Yo los llamaba para preguntarles cómo fue aquello y esto. Y también me dieron muchas ideas. Bueno, en el pasado me ayudaron Manuel Caballero, Sanoja Hernández, Mercedes Rojas e Iván Benítez. En las páginas 191 y 192 cito más de 100 nombres de gente que participó en la Juventud Comunista y en el PCV donde milité hasta que se fundó el MAS.
“Están dañando la moral de los venezolanos y eso es algo muy grave”
“Socialismo sin libertad no es socialismo”
¿Qué opina del apoyo que le han dado los hermanos Castro Ruz y la “Revolución Cubana” a la “Revolución Bolivariana”?
Eso era natural dentro de la política de Cuba.
¿Qué opinión le merece la nueva amistad surgida entre Cuba y Estados Unidos?
Ah, me parece muy bien. Era lo lógico, vamos a ver qué viene ahora. Hasta ahora va bien. Pero lo triste es que mientras los cubanos avanzan nosotros estamos dando pasos hacia atrás. Cuba está saliendo del hoyo y nosotros, por el contrario, tirándonos al hoyo.
¿Valió la pena el sacrificio del pueblo cubano durante más de cincuenta años?
Claro que no valió la pena. En Cuba lo que había era hambre, restricción de las libertades. Menos mal que se dieron cuenta que ese no era el camino.
¿Dejó de ser comunista?
Renuncié al PCV y al MAS. Tengo mis ideas políticas pero no tengo actividad partidista de ningún tipo.
¿Se siente comunista?
No, para nada.
¿Con cuál modelo socialista se identifica usted?
Con ninguno. Mira, el socialismo tiene que ir parejo con la libertad. Socialismo sin libertad no es socialismo. Y los modelos cubano, soviético y chino restringen la libertad.
“El balance de la IV es positivo”
¿Se identifica con la MUD?
Totalmente, totalmente. Creo que la MUD está jugando un buen papel. Y cuando planteo estos temas no es para criticar sino para pedirle más. Aunque a la MUD no se le puede pedir mucho porque no es un partido político sino la unión de varios partidos y allí juegan los intereses y posiciones de los partidos. Chávez surgió porque la democracia se había desprestigiado con la antipolítica. Todavía hay mucha desmoralización, aunque creo que eso ya se está superando, y eso también se refleja en la MUD. Pero ya han pasado 15 años, es hora de despertar y superar eso, es hora de dedicarse al trabajo organizativo porque sin organización no se puede avanzar.
“Nosotros luchamos contra la dictadura en condiciones muy difíciles”
¿Es necesario que surja una oposición de izquierda en Venezuela?
Yo no he oído sobre eso, aquí la oposición no es de izquierda ni de derecha. Su trabajo es enfrentarse al gobierno. Aquí es necesario una oposición, es decir, estar en contra del gobierno y si calificamos si es un lado o del otro, sería como introducir una división allí.
¿Valió la pena luchar contra Pérez Jiménez cuando después el país estuvo gobernado por Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi?
Eso era, históricamente, necesario. Cuando los comunistas y la gente del MIR se fueron contra Betancourt se cometió una gran estupidez, no fue justo que con apenas dos años de democracia se alzaran en su contra tal y como hicimos, fue un disparate y tanto así que esos partidos tuvieron que autocriticarse. El balance de la IV República es positivo, en mi opinión, y así lo argumento en un libro que estoy preparando. Hay gente que dice que ellos mataron, bueno, es que nosotros también matamos, matamos a policías, nos enfrentamos a los soldados, en una guerra no puede esperarse que no haya muertos.
“Los nietos son algo bueno”
Héctor Rodríguez Bauza nació en Juan Griego, estado Nueva Esparta, en 1930. Tiene siete hijos y trece nietos. “Los nietos son algo bueno, los jóvenes no saben de lo que se pierden por no tener nietos”, afirmó.
¿Está preparando un segundo tomo de sus memorias?
Sí, y allí escribo sobre la renovación universitaria; del proceso de discusión que hubo en el PCV y que culminó con el surgimiento del MAS; y analizo la política del MAS. En el último capítulo me refiero al chavismo, un tema que da para mucho y fijo posición sobre el desastre actual.
¿Qué opinión tiene de la interpretación teatral que hace su hijo, el actor Héctor Manrique, sobre el médico psiquiatra Edmundo Chirinos?
La mejor demostración de esa obra es el éxito que ha tenido. Tiene más de cien presentaciones y está a punto de cumplir un año en cartelera y todavía agota las entradas. Es bueno poner al pueblo ante la realidad de sus personeros. Ojalá se pudiera hacer un monólogo sobre Chávez o Maduro, ya llegará el momento de hacerlos. Al principio tuve muchas reservas sobre la obra, y se lo dije a mi hijo, porque Chirinos fue un gran amigo mío, fue mi compadre, padrino de uno de mis hijos, y le tenía mucho aprecio. Pero, evidentemente, las cosas que hizo Edmundo fueron muy malas.
¿Cuántos años estuvo entre la cárcel?
Cuatro años y tres meses.
¿Quiénes fueron sus grandes compañeros de lucha?
Son muchísimos, Pompeyo Márquez, Antonio García Ponce, Freddy Muñoz, Douglas Bravo, Teodoro Petkoff y muchos más, a todos los menciono en la página que te enseñé de mi libro.