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Carlos Blanco: “Hay un ambiente de cambio”

Carlos Blanco

“El país ha centrado en Nicolás Maduro la culpa, por una parte, y la necesidad del cambio, por la otra”, dice el economista Carlos Blanco


Enrique Meléndez

El economista Carlos Blanco considera que la ansiedad de cambio que se percibe hoy en Venezuela va a llevarse a cabo hasta en los propios partidos de oposición, donde serán desplazados los eternos liderazgos por unos nuevos.

“Yo he dicho que a mí se me parece lo que va a venir como a la postguerra, que el día en que se firma la paz, cesan las hostilidades, la gente sale a las calles a ver edificios destruidos, a tratar de buscar comida, con la mirada desamparada”, afirma Blanco.

¿Qué le hace evocar el mito de la Atlántida, para relacionarlo con la realidad venezolana?

Venezuela está tramitando un cambio fundamental. Está tramitando el cambio del régimen de Maduro, por vía que yo espero sea constitucional, democrática y pacífica. Pero el cambio se siente en la calle. Se comprueba en las encuestas. Incluso se ve en el estado de ánimo de mucha gente, que ha apoyado al chavismo, que ha sido parte del chavismo. Entonces, en la sociedad venezolana hay un ambiente de cambio.

“El control de precios no ha funcionado nunca como política permanente”

¿Quiénes son los que van a propiciar ese cambio?

Esto no es simplemente un cambio de gobierno. Ni siquiera un cambio de las autoridades del Estado, sino que se trata de un cambio global. Porque a lo largo de 16 años se ha construido un entramado de relaciones entre el Estado y la sociedad, entre el sector público y el sector privado, entre bachaqueros y bachaqueados, entre creyentes y herejes.

Se trata de un entramado global, además, porque muchos empresarios han necesitado y usado Cadivi, con independencia de los problemas de corrupción. Estoy hablando de que es el único organismo para proveerse de dólares e importar. Los estudiantes tienen que ir a solicitar cupo ante las autoridades educativos. Los profesionales tienen que estar reclamando, permanentemente, sueldos y salarios a los ministerios respectivos. Las universidades tienen que estar todo el tiempo reclamando al ministerio de Educación.

Entonces, todo esto ha creado un entramado en la sociedad que permite pensar que cuando esta sociedad cambie, no solamente lo van a hacer los del gobierno, sino que va a cambiar toda la sociedad.

Los partidos políticos, por ejemplo, estaban mal antes de 1998, y por eso llega Chávez al poder, porque los partidos tradicionales estaban deteriorados, y del 98 a esta parte no han tenido un ambiente para transformarse positivamente. Eso en cuanto a los partidos democráticos, porque el Psuv no es sino una máquina colocada al tubo presupuestario. Si tú lo quitas de ese tubo, el Psuv no pasa de ser un partidito.

De tal manera que cuando tú hablas de un cambio de régimen, no es solamente que el gobierno y el Psuv con sus jerarcas van a ser desplazados, sino que, probablemente, en todos los partidos va a haber cambios. Hay corrientes en los partidos que han sido apartadas, como hay corrientes que han conservado el poder interno del partido por muchos años, sin elecciones internas.

Es decir, yo veo que el cambio va a ser masivo y global, donde probablemente algunos líderes de partidos, de gremios, de asociaciones, van a dejar de ser esos líderes y van a ser desplazados por nuevos líderes, quizás, desconocidos.

Ese va a ser un cambio, probablemente, duro. Porque cambiar la rutina, las maneras de ver las cosas, el cierto acomodo a una situación, aunque la situación sea muy mala, va requerir un esfuerzo muy grande. Yo he dicho que a mí se me parece lo que va a venir como la postguerra, que el día en que se firma la paz, cesan las hostilidades, la gente sale a las calles a ver edificios destruidos, a tratar de buscar comida, con la mirada desamparada.

Pero en esa gente que comienza a salir de los refugios y se encuentra en la calle, está el germen de la esperanza y de la reconversión. Es decir, yo creo que después de esta destrucción que ha ocurrido en Venezuela, vendrá un tiempo que no dejará de ser duro, que es ese tiempo de vernos todo lo que hemos sido, pero en la misma medida, el tiempo de la esperanza.

Carlos Blanco
Blanco afirma que en Venezuela “manda una junta de gobierno” integrada por Diosdado Cabello, Tarek el Aisami y Jorge Rodríguez | Fotos: Manuel Alegría

Eso pasaría sí la oposición se posesiona de la Asamblea Nacional, ¿o no?

El rostro del cambio no lo sabemos, y esto porque hay muchos escenarios posibles. Ojalá el escenario sea el pacífico, y el que yo no descarto es el de la renuncia de Maduro, y esto porque el país ha centrado en Nicolás Maduro la culpa, por una parte, y la necesidad del cambio, por la otra. Cabe observar que, no solamente los opositores piensan que Maduro es responsable del incremento de la inflación, del exagerado desastre económico que hay, aún mayor que el que dejó Chávez, de la situación de inseguridad, de la escasez. También los chavistas. Es decir, hay un porcentaje muy importante de chavistas que le atribuyen a Maduro la culpa de esta situación, de tal manera que yo pienso que esto puede crear un ambiente para la renuncia de Maduro, facilitado si, por supuesto, como dicen las encuestas, la oposición gana la AN.

¿Por qué? Porque habría un ambiente para que Maduro renuncie, para que se produzcan entendimientos entre las fuerzas gubernamentales y opositoras, para una transición suave, pacífica, hacia el período de unos nueve meses, al final del cual se harían unas elecciones presidenciales, y una reestructuración del poder judicial.

“En esta batalla una de las bajas más importantes es la información”

¿Qué posibilidades habría para que Nicolás Maduro negocie su permanencia hasta el 2019, admitiendo un plan de ajuste económico que le impondría la AN?

Teóricamente, Maduro está en condiciones de negociar, como toda persona puede hacerlo. El problema que yo veo es que Maduro ha quemado las naves. Cuando él ganó, fraudulentamente a mi juicio, las elecciones presidenciales, hizo unas cintas y habló con sectores empresariales y les envió a Rafael Ramírez a los inversionistas en el exterior a decir que estaba considerando un cambio en la política económica.

Sin embargo, Maduro es un prisionero. Maduro no tiene el poder que cree tener o que dice tener. Maduro es prisionero de dos cosas: la primera, de sus prejuicios ideológicos: él no puede cambiar. Pero no es porque él no quiera o no lo dejan, sino porque sus prejuicios hacen que cualquier cambio fundamental sea visto por él mismo como una traición a su ideología y al legado de Chávez.

La segunda, porque a diferencia de Chávez que era el líder de ese movimiento hasta el final de su vida, Maduro es uno más y su liderazgo es disputado y compartido por otros dirigentes del chavismo. Ahí están Diosdado Cabello, Tarek el Aisami, Jorge Rodríguez… entonces, él no tiene la autóritas para decidir por sí mismo. Esa es una especie de junta de gobierno formal que tienen ellos.

En Venezuela manda una junta de gobierno integrada por estos personajes, que acabamos de nombrar. Antes formaba parte de ella Rafael Ramírez, ahora cayó en desgracia, y lo sustituyó Tarek el Aisami. Pero constituyen un grupo de dirigentes cuyas contradicciones paralizan a Maduro.

Para responderte la pregunta: esto hace que las posibilidades de cambio de Maduro y la posibilidad de un cambio fundamental en la política sea, prácticamente, imposible.

¿Está de acuerdo con lo que dice Ricardo Hausmann, de que el país necesita un financiamiento por el orden de los 60 mil millones de dólares?

Yo no puedo responsablemente decir cifras, porque no conozco. Aquí hay un hueco negro con esto de las cifras. Las cifras se han vuelto un hueco negro, se han convertido en un instrumento que el gobierno desarrolla contra la sociedad, y está determinado que en esta batalla una de las bajas más importantes sea la información. Nosotros no tenemos información del BCV, que solía ser una información cierta, fidedigna.

No sabemos lo que hay en los fondos: el Fondo Chino, el Fonden. Uno tiene los estimados de los economistas nuestros, que son los que se han dedicado a hacer esos cálculos, y por otra parte los que vienen de la Cepal, el BID, que también se basan en informaciones oficiales y en aproximaciones.

En mi caso no sé lo que se va a necesitar, pero sí creo que se va a necesitar. Eso en primer lugar. En segundo lugar, el monto de lo que se va a necesitar, cuando haya un régimen que introduzca un viraje sustancial a la economía, va a depender del tipo de cambio en las políticas económicas y de la velocidad de ese cambio.

Es decir, si hay un cambio creíble, que promueva confianza y que permita traer inversión extranjera en los distintos campos, petróleo y otras áreas, que genere un ambiente creador en el cortísimo plazo, los montos requeridos van a ser probablemente menores. Pero si eso no se logra, si la gente desconfía de la estabilidad y durabilidad del cambio, si los mercados dudan de la estabilidad del cambio, entonces el ajuste va a requerir más recursos del FMI.

Carlos Blanco, economista
Habla el economista Carlos Blanco: “Maduro no tiene el poder que cree tener o que dice tener” | Fotos: Manuel Alegría

En “La Razón” del 18 de octubre pasado, se publicó una fotografía, donde se veía al actual gobernador de Venezuela ante el FMI, almirante Diego Molero Bellavia, presente en la reunión anual de gobernadores de dicho organismo multilateral, celebrada del 5 al 11 de octubre en Lima. Se pudiera concluir que la posición antifondomonetarista que luce en este momento el gobierno, no es sino una estrategia electoral, ¿no le parece?

Yo he escuchado informaciones que aseguran que el gobierno ha conversado con el FMI y ha conversado porque aquí hubo un lobby, bien importante, para promover ese entendimiento con la banca de inversión, con algunos tenedores de bonos. Entonces, yo creo que esas conversaciones deben haberse realizado; no tengo prueba alguna, pero toda la información que tengo es que esas conversaciones se realizaron.

Sin embargo, como el gobierno durante todos estos años se ha movido de acuerdo a los ciclos electorales, es muy poco probable que, en las perspectivas de unas elecciones para la AN, esté dando esos pasos que podrían ser tomados por los sectores radicales del gobierno como una concesión al imperialismo.

¿Usted cree que el gobierno podrá controlar la especulación a partir de la creación de los comandos de vigilancia de los precios justos?

Para nada. Es absolutamente claro que los controles de precios lo que conducen es a más inflación. Es decir, si hay control de precios y los cotos de producir esos productos suben, entonces los productores y distribuidores tienen dos salidas: o no producen o los venden a puerta de corrales a precios mayores.

El control de precios no ha funcionado nunca como política permanente, y eso es lo que ha hecho el gobierno, entonces, ¿a qué se debe la escasez? A esos controles de precios. ¿Cómo lo han querido solucionar? A través de las importaciones. En Venezuela se ha importado durante todos estos años miles y millones de dólares. Pero ahora, con menos cantidad de recursos de reservas internacionales, por la caída de los precios del petróleo y por el despilfarro, las importaciones han tenido que bajar, y eso es lo que explica el incremento de la escasez.


Burbuja de bienestar

A pesar de la caída de la liquidez el gobierno anuncia más gasto

Eso no es obstáculo para que el gobierno en estas semanas que quedan, antes de las elecciones parlamentarias, cree una burbuja de bienestar en algunos sectores, dirigida a dar la sensación de que las cosas están mejorando. Pero las cosas no están mejorando: ni hay más inversión nacional y extranjera, ni hay elevaciones de salarios reales, porque esos aumentos nominales de salario se los come la inflación en dos o tres días. Entonces, la situación del país tiende a agravarse sobre la base de estas políticas, y creo que el régimen perdió la oportunidad de cambiar, si es que alguna vez tuvo esa intención, porque está atrapado por esos factores que lo inmovilizan: Maduro es un prisionero de sus pares y de la ideología que profesa.