Los convenios universitarios e intercambios estudiantiles entre Venezuela y Colombia están en riesgo luego del bloqueo fronterizo
Redacción La Razón
El intercambio de tecnología y conocimiento desde Mérida y Táchira hacia Colombia se ha intensificado en los últimos años, en especial en el campo de la astrofísica. Pero el bloqueo entre ambos países está entorpeciendo una relación científica de décadas, de acuerdo a un reportaje de El Espectador.
Los acuerdos científicos entre ambos países han sido tan importantes que hace un par de semanas un grupo de 25 profesionales (entre ellos varios venezolanos) fue aceptado en la Unión Astronómica Internacional, las grandes ligas de la astronomía mundial.
Para entrar hay que demostrar, entre muchas otras cosas, que el país está muy activo en investigación y que tiene un cualificado equipo de científicos que publican trabajos con regularidad. Este estatus lo logró Colombia sólo gracias al aporte científico que generan los constantes intercambios con Venezuela.
Por esa valiosa relación, desde hace unas semanas Luis Núñez, venezolano, doctor en ciencias que trabaja en la Universidad Industrial de Santander, y Jaime Forero, colombiano, Ph.D. en física y profesor de la Universidad de los Andes en Bogotá, en compañía de otros colegas, lanzaron una campaña para llamar la atención sobre lo que representa el cierre para la ciencia.
“Astronomía sin fronteras”, como la llamaron, busca que los gobiernos borren de una vez por todas esa línea imaginaria en la tierra que les está impidiendo estudiar el cielo con la libertad con que siempre lo han hecho.
Una maestría de computación entre la Universidad Industrial de Santander y la ULA se cayó tras el cierre de la frontera
“La decaída de Venezuela ha impactado mucho al país. Muchos colombianos se formaban allá. Así que este impedimento para transitar con libertad representa un punto donde ya nada puede ser peor”, dice el profesor Forero.
“Para pasar la frontera se necesita una carta institucional que evidencie que eres un invitado. Si no, es muy difícil. Todo el trámite queda a voluntad de cualquier funcionario”, comenta Héctor Rago, doctor en ciencias físicas.
Entre los intercambios afectados se encuentra convenio académico entre la UIS y la Universidad de los Andes (ULA) que quedó en el aire luego del cierre de la frontera, de acuerdo a lo que explica Ysabel Briceño, doctora en ciencias humanas, docente de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.
“Estuvimos a punto de crear una maestría de computación entre la UIS y la ULA, pero se cayó”, asegura Gilberto Díaz, responsable técnico del Centro de Supercomputación de la UIS. “Hay bogotanos que viven en su ciudad, pero hacían su doctorado acá. Ahora lograr una visita se convirtió en una tortura”, manifiesta Katherine Vieira, astrónoma del Centro de Investigaciones de Astronomía de Mérida.
También pende de un hilo un gran encuentro científico en la capital de Norte de Santander que estaba agendado para el mes de diciembre.
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Hace cuatro décadas el país se había convertido en el hogar de muchos astrofísicos latinos. De los chilenos primero, cuando la dictadura de Pinochet tenía atascado el presupuesto para ciencia, y de los colombianos luego, cuando los gobiernos de turno le prestaban poca importancia a la investigación.
A Mérida, que siempre fue un destacado núcleo académico, aunque poco a poco esté languideciendo, fueron a parar muchos estudiantes en busca de financiación y conocimiento.
La alteración de ese intercambio en verdad empezó hae unos diez o doce años. «Hoy la ciencia en Venezuela está muy mal. La mayor parte de mi generación está devastada”, subraya Núñez. “Ahora formamos parte de una diáspora”.
“Todo ese panorama obligó a varios científicos a emigrar a nuestras universidades. Y llegaron con una experiencia muy valiosa, con nuevas líneas de investigación, con estudiantes con experiencias posdoctorales y un gran reconocimiento internacional”, dice el colombiano Forero.