Una democracia es legítima cuando los gobernantes electos respetan las libertades
Gustavo Luis Carrera
Ser legal no es ser legítimo. La legalidad proviene de un origen; la legitimidad de una acción.
LEGALIDAD ORIGINARIA. Sí, en efecto, hay una legalidad de origen, que en la república democrática la otorga el hecho de provenir de un proceso eleccionario ganado en buena y limpia lid. Es como una nominación, a semejanza de un bautizo: “Yo te declaro república, en nombre de la aspiración colectiva”; “Yo te declaro democracia en nombre del pueblo mayoritario que así lo expresó por medio del voto libre”. Pero, tal como el bautizo de un niño es, apenas, un acto simbolizante de una iniciación, cuyo desarrollo no es previsible, por igual, bautizar un gobierno como republicano o demócrata es, si acaso, una generosa aspiración, propiamente un desiderátum.
Gobiernos de origen legal pueden convertirse en ilegítimos. La experiencia venezolana a este respecto ha sido tan evidente como aberrante La legalidad no es una patente de corso; es el beneficio de una opción histórica, que será traicionada o será legitimada por la actuación del mandatario y sus validos y funcionarios ejecutivos.
Dijo Churchill, el notable político y hombre más que espiritual, espirituoso, que la democracia es un sistema lleno de defectos, salvo todos los demás sistemas, que son absolutamente peores.
LEGITIMIDAD MERECIDA. La democracia se funda en la regla de oro de la mayoría. En consecuencia, se conceptúa el gobierno democrático como el gobierno de la mayoría. Pero, la mayoría, así en bloque, o desagregada en sus integrantes, no puede gobernar directamente en la alta densidad humana de las sociedades modernas; y debe recurrir al sistema representativo. Y allí empiezan las distorsiones. El representante suele creer que se representa a sí mismo y que su función “pública” consiste en defender sus intereses y sus beneficios crematísticos personales.
Por república se entiende el sistema de gobierno basado en la ley, en la Constitución. Por democracia, el que se funda en la presencia o la representación popular. Una democracia es legítima cuando es legitimada por su actuación a través del tiempo, en resguardo de los derechos humanos y en celoso respeto de las libertades públicas, así como en cumplimiento real y efectivo de la separación autonómica de los Poderes Públicos.
Una democracia es legítima cuando los gobernantes electos respetan las libertades y los derechos esenciales del pueblo y cumplen de manera honesta y transparente sus funciones políticas y administrativas.
“POR SUS OBRAS LA CONOCERÉIS”. La sentencia bíblica es irrefutable. Nada es por ser, sino por lo que va siendo. No hay verdad en comenzar, sino en completar. Bíblicamente cabe decir: “Por sus obras conoceréis la democracia”.
VÁLVULA: “La democracia no se hace, diciéndose. La democracia se hace, haciéndose. Y los demócratas no saben si lo son, cuando no han vivido en democracia. De donde se deriva la conclusión: sólo construyendo y preservando la democracia se es demócrata. Se identifican varios tipos de democracia: democracia directa, democracia representativa, democracia semidirecta, democracia líquida. El único tipo no posible es la democracia no demócrata”.
