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“Llegamos hasta aquí con el voto y saldremos de esto con el voto”

Las singularidades de la jornada electoral fueron más allá de los resultados, el trabajo de la ciudadanía a través de diversas organizaciones permitió garantizar el poder democrático del voto y la transparencia de un proceso históricamente viciado


Mónica Duarte

El domingo 6 de diciembre muchos madrugaron con el sonido del toque de diana. Algunos votantes llegaron a los centros electorales antes de que saliera el sol y hasta despertaron con toques en la puerta a los funcionarios militares que custodiaban las mesas.

Sol y colas debieron enfrentar algunos electores desde tempranas horas de la mañana hasta ya entrada la tarde para poder ejercer su derecho ciudadano. “Esta es la cola sabrosa de verdad”, se escuchaba recurrentemente en las filas que se formaban en las fueras de los colegios. Si bien el escenario no era uniforme, pues otros sectores se expresaron sin causar tumultos, no fue poco el movimiento de votantes que acudió a las urnas.

La participación electoral vista en las calles se reflejó en un 74,25% de los registrados para sufragar, según lo anunció en un primer boletín la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Tibisay Lucena. El número se distancia en casi ocho puntos de las parlamentarias de 2010, que alcanzaron un 66,45% del padrón electoral.

Pero esta participación no fue casual. Héctor Briceño, coordinador del Proyecto de Integridad Electoral Venezuela y miembro del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela, explica que hubo una coincidencia entre ambos bandos de apostar por la prontitud y la confianza de las máquinas automatizadas.

“Estas elecciones tuvieron tres particularidades que las distinguieron del resto. La primera de ellas es el consenso que se creó en torno a las bondades del sistema automatizado del CNE, la gente tenía más confianza al votar”, comenta Briceño. Las otras dos distinciones que hace del proceso son la campaña de confusión con los partidos dentro del tarjetón electoral y la búsqueda de información que debió emprender el elector para expresarse correctamente.

Aunque la rutina electoral es bien conocida para los venezolanos, los mitos y vicios que han rodeado históricamente al proceso no han sido pocos, desmontarlos fue una de las cruzadas que muchos grupos y organizaciones civiles se propusieron como parte de la precampaña y que aseguran desembocó en la alta participación y en el respeto a los resultados. “En esta oportunidad no hubo fuertes denuncias de fraude con el sistema de votación automatizado, eso es muy positivo”, asegura Dimitris Pantoulas, politólogo griego residenciado en Caracas.

LA ORGANIZACIÓN FUE CLAVE

La convicción ciudadana de votar, a toda costa, fue la gran heroína de este año. Votantes por primera vez se acercaban a los centros al igual que mujeres y hombres con más de 90 años. “Llegamos hasta aquí con el voto y saldremos de esto con el voto” fue una frase recurrente entre los electores para darse ánimo en las colas.

Un ejemplo de esto fue María Ortiz, quien ese día cumplió 100 años de vida. “Mientras me pueda levantar voy a votar, todas las elecciones son importantes y más cuando uno ha visto todo lo que ha pasado. Para mí es un regalo poder votar”, dijo. Como ella, muchos adultos mayores se movilizaron entre bastones, andaderas y sillas de ruedas, acompañados por sus familiares para poder ejercer su derecho.

Pero no fueron los únicos, los jóvenes que recién adquirieron su mayoría de edad también formaron parte de la jornada. Daniel Rzeznik, de 18 años, votó por primera vez porque “quiere un cambio en el país”. Él y todos sus amigos de promoción del colegio se inscribieron juntos para ejercer su derecho; “los nuevos votantes haremos posible el cambió”, agregó.

Los que decidieron trascender su voto también pudieron participar como voluntarios de organizaciones civiles que ejercieron labores de defensa del sufragio, centros de recepción de denuncias, asistencia al elector y testigos.

José Carrero, coordinador de Estudiantes por Venezuela en Mérida, explica que su equipo participó en centros de todo el estado y que contaron con 20 carros y 30 motos transportar a los electores que lo necesitaran en el municipio Libertador, en la capital merideña.

“Creo que somos la generación que está asumiendo el reto en Venezuela para poder llevar el cambio y el progreso que todos queremos. Representamos el futuro y hemos obtenido el respaldo de la sociedad que fue clave para la jornada del domingo”, dice Carrero. Su labor no fue fácil. El estado Mérida fue una de las regiones más conflictivas ese día, debieron enfrentar 15 mesas con votos manuales, amenazas de muerte y un enfrentamiento con la Guardia Nacional que dejó 13 detenidos (todos liberados el martes 8 de diciembre).

Tampoco faltaron los que aprovecharon la ocasión para trabajar. Muchos vecinos salían de votar y relevaban a sus familiares en los puestos improvisados que instalaron en las maletas de sus carros, donde vendían desayunos navideños, empanadas y refrescos.

Los partidos políticos también contaron con sus propios activistas voluntarios que buscaban resguardar la transparencia y trabajaron como miembros de mesa en muchos casos. “Las trampas se presentan cuando la gente no va a votar pero esta vez hubo un porcentaje alto de participación, se trabajó con mucha armonía entre los testigos de los diferentes factores políticos y hasta el Plan República trabajó con apertura y colaboración”, asegura Carmen Cecilia Riera, testigo de mesa en un centro electoral pequeño en Acarigua, estado Portuguesa.

LOS OJOS DEL MUNDO

En los recorridos por los centros de votación también se podía observar la presencia de los observadores internacionales que hicieron parte en el proceso como garantes de la legitimidad. Tanto el árbitro electoral como los bandos políticos invitaron a diversos actores del campo internacional que no dejaron de ser trascendentales en la jornada.

Héctor Valloni, representante del Centro Carter en Venezuela, manifiesta que aunque contaban con acreditaciones los observadores no estaban calificados. Ni el grupo de expresidentes de la Iniciativa Democrática de España y las Américas (Idea), invitados por la Mesa de la Unidad Democrática, ni la Misión Electoral de Unasur y el exjefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, invitados por el CNE, eran los mejores actores de evaluación para un proceso tan polarizado, a juicio de Valloni.

“El CNE no permitió en esta ocasión una observación profesional per se, pero el hecho de que no fueran libres observaciones no significa que no fuesen relevantes. Cualquier cosa que contribuya a aportar a la transparencia de sistemas electorales en el mundo es valiosa pero estos observadores estaban forzados políticamente a tener un papel preparado, no imparcial, y esa actividad no satisface las expectativas de la sociedad venezolana”, dice Valloni.

Pero la observación también se realizó para satisfacer a la comunidad internacional que tenía sus ojos puestos en el país. Para Dimitris Pantoulas más que actores electorales se esperaba que los observadores fueran trasmisores del mensaje electoral.

También los venezolanos que viven en el exterior se mostraron interesados en unos comicios en los que no pudieron participar. “Estando afuera las elecciones se viven diferentes, no sabía que tantas personas estaban pendientes, luego de los resultados hasta me han felicitado sin saber mi posición política”, comenta Daniela Rodríguez, una venezolana residente en España.

EL PAPEL INSTITUCIONAL

En horas de la noche del 6 de diciembre un pronunciamiento del ministro para la Defensa, Vladimir Padrino López, dio a conocer a la ciudadanía que durante el día solo se presentaron 78 incidentes electorales que dejaron siete detenidos.

“De un universo de más de 19 millones de electores esto es prácticamente insignificante, lo que señala el profundo comportamiento cívico de los ciudadanos que salieron a las calles a los centros de votación a realizar voluntariamente su ejercicio del sufragio. Ha sido un proceso impecable” comentó el también comandante de las Fuerzas Armadas. “Todo el país está en calma”, agregó.

La labor del Plan República en la custodia de los centros también fue rescatada por los miembros de mesa que participaron. “En esta oportunidad el Plan República ha sido muy respetuoso y diligente, a diferencia de otras ocasiones”, comentó Mildred Suarez, una de las testigos por la MUD en Caracas.

Otros órganos de defensa también operaron el 6 de diciembre. En el municipio Sucre del estado Miranda habilitaron seis puntos fijos de Protección Civil más tres ambulancias con equipo móvil que recorrían los diferentes centros.

“Lo mejor de la jornada fue la armonía de trabajo, nadie dejó de colaborar y hasta los electores notaban la diferencia, los que llegaron con recelo notaron que el proceso no era igual y todo se desenvolvió muy bien”, dice Carmen Cecilia Riera, testigo electoral. Por su parte, Héctor Briceño asegura que “el ciudadano se abrió paso en un proceso difícil para lograr expresarse”.


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