¿Qué piensan cuando escuchan al Presidente decir que de ganar la oposición se van para la calle?
Rubén Osorio Canales
Los miembros de la comisión de Unasur, invitada por el Consejo Nacional Electoral en calidad de mudos acompañantes, saben que más de 80% de los venezolanos piensa que el régimen los ha invitado en calidad de avalistas pasivos de un proceso electoral signado por el ventajismo, la arbitrariedad y la violencia verbal y física, que genera la cúpula gobernante encaminada a sabotear el triunfo de la oposición.
Sin embargo y toda vez que algunos de los miembros que la conforman transitaron sus éxitos políticos gracias a la alternancia en el poder, elemento vital para que la democracia exista, me permito llamar su atención para hacerles algunas preguntas muy pertinentes debido al estado de tensión que las elecciones parlamentarias ha generado.
Comenzaré por preguntarles si se han tomado la molestia de ver las cadenas que, en ejercicio de un claro ventajismo, los principales voceros del régimen trasmiten a diario y, si lo han hecho, ¿qué piensan del lenguaje que desde el señor Maduro, el presidente de la Asamblea Nacional, pasando por ministros, altos funcionarios y hasta el último jefe civil afecto al régimen, por no hablar del lenguaje de los colectivos armados, utilizan para decir que no reconocerán un triunfo de la oposición?
«¿Qué piensan de un organismo electoral que cambia continuamente las reglas del juego a favor del régimen?»
¿Piensan ustedes que ese lenguaje utilizado por un régimen demostradamente arbitrario, tiene algo que ver con la democracia? ¿Piensan ustedes que quienes así se expresan gozan en verdad del fervor popular? ¿Pueden ustedes creer que quienes así amenazan y disparan y agreden en la antesala de unas elecciones para elegir los representantes del pueblo, tienen méritos para representarlo?
¿Qué piensan ustedes cuando escuchan al presidente decir, en medio de descabelladas amenazas inadmisibles, que de ganar la oposición se van para la calle, donde según Maduro, “somos candela con burundanga”?
¿Qué piensan ustedes cuando reiteradamente escuchan a los voceros del régimen diciendo que no reconocerán un triunfo de la oposición? ¿Cómo catalogan ustedes el silencio del CNE, ante semejantes afirmaciones y amenazas?
¿Qué piensan de un organismo electoral que cambia continuamente las reglas del juego a favor del régimen, ignorando sistemáticamente los planteamientos de la oposición?
Claro que dentro de este “interrogatorio” no pueden faltar preguntas tales como: ¿qué piensan de las arremetidas groseras y desproporcionadas del régimen y el combo psuvista, contra el Señor Almagro, Secretario General de la OEA, elegido con el voto de todos sus gobiernos?
Y si han tomado la debida nota de las cartas que Almagro dirigiera a Jaua, denunciando la falsedad de la llamada revolución, o las dieciocho páginas de verdades irrefutables que le dirigiera a Tibisay, o la de Macri a Maduro solidarizándose con los presos políticos de Venezuela antes de ganar las elecciones presidenciales de su país y si le han dedicado la reflexión necesaria a su promesa de pedir la exclusión de Venezuela del Mercosur y que se le aplique la Carta Democrática.
«No importa que estos acompañantes no opinen, importante es que sus consciencias lo hayan entendido y digan la verdad de las arbitrariedades y abusos que vieron y escucharon»
Sé que podría estar haciendo muchas más preguntas que lamentablemente no tendrán respuestas pero, aún así, las hago porque pienso que detrás de ese obligado silencio deben estar retorciéndose en algunos de estos acompañantes, no en todos por supuesto, tanto la conciencia crítica que todo político honesto alberga, como la intuición que le permite ver con anticipación todo proceso de cambio, incluyendo el que con clamor popular ya se anuncia en Venezuela.
Personalmente me resisto a creer que un hombre como, por ejemplo, Leonel Fernández, quien preside la comisión, tres veces presidente de su país, con un largo historial democrático que comenzó en sus luchas contra Trujillo, mantenga su conciencia libre de críticas muy severas ante las amenazas y el lenguaje desenfrenado que el régimen utiliza para enfrentar la disidencia.
Me niego a creer que un político como él no perciba con sus ojos de demócrata, que a un régimen, agotado como están todos sus argumentos, estériles como son sus llamados al pueblo para que lo acompañe en sus despropósitos, asustado como está ante la eventualidad de perder el poder absoluto alcanzado a punta de un verbo delirante, cargado de promesas y golpes sucios, solo le quedan los recursos que el fascismo ofrece para intentar conservar el poder.
No importa que estos acompañantes no opinen, no importa su silencio, importante es que sus consciencias lo hayan entendido y asimilado, cuestión que no me cabe la menor duda lo hacen los demócratas de verdad, y espero que en esa comisión los haya, venzan sus miedos y digan la verdad de las arbitrariedades y abusos que vieron y escucharon, oportunamente.