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El decreto de emergencia económica

El famoso decreto es prácticamente un golpe de Estado, que es imposible que pueda ser respaldado


 

Luis Fuenmayor Toro

Lo primero que se tiene que decir es que es inaudito que quienes dilapidaron 1,3 billones de dólares (US$ 1012), en poco más de una década, ahora pidan el apoyo de todos los afectados por su desidia, negligencia y corrupción, para decretar una emergencia económica, que lo que pretende es obtener poderes totales para seguir despojando a los venezolanos de sus riquezas, sin limitaciones de ninguna clase, y seguir gobernando y destruyendo al país. El decreto facilita las expropiaciones y permite el acceso a nuestros activos más preciados: las reservas petroleras de la Faja del Orinoco y las reservas auríferas, como ya lo señaló en un artículo el sociólogo Rodolfo Sanz, las cuales piensan utilizar como respaldo de préstamos mil millonarios, que permitan seguir la rumba chaveco robolucionaria que hemos conocido. No importa las prohibiciones de la Constitución Nacional, para eso están los magistrados antinacionales del TSJ y el respaldo de ese nuevo partido político recién salido a la luz, que hemos conocido hasta hoy como la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

El famoso decreto es prácticamente un golpe de Estado, que es imposible que pueda ser respaldado por la Asamblea Nacional, aunque en materia de acuerdos y consensos entre iguales todo es posible. El Gobierno, en su juego político, no está realmente interesado en resolver ningún problema; su única preocupación es cómo recuperar el respaldo tenido hasta ahora, para lo cual aspira disponer de recursos que le permitan continuar el fraude a la nación venezolana: seguir comprando voluntades, continuar con su propaganda escandalosamente costosa y mantener el control del partido en armas de que dispone. Le interesa hacer recaer sobre la oposición, la cual es mayoritaria en la Asamblea, las culpas de la persistencia de las dificultades económicas, al hacerla responsable de no aprobar el “único instrumento posible” para salir de la emergencia existente. La oposición de la MUD trata de impedir que el Psuv se salga con la suya, por lo que su negativa a la aprobación del documento gubernamental tiene que ser muy bien explicada.

De lo anterior resultó la decisión de invitar a los ministros y altos funcionarios gubernamentales de la economía, a reunirse con la comisión especial de la Asamblea para el estudio del documento enviado por el Ejecutivo, pero en sesión televisada a todo el país. En un escenario de este tipo le sería muy difícil al Gobierno salir airoso. No hay que olvidar que la “revolución” carece de gente preparada, que pueda defender una política que además de absurda es contraproducente. Los diputados oficiales son en su inmensa mayoría gente que sólo es capaz de repetir algunas consignas sin poder ir más allá, y quienes podrían ir más allá lo hacen sólo en el campo de la violencia física, lo cual, la transmisión televisiva también impide o por lo menos dificulta. No se trata de que los diputados de la MUD sean unas estrellas, pero sin duda son superiores en el discurso a los del Psuv. Por ello es que, a pesar del acuerdo entre Gobierno y MUD sobre la asistencia a la sesión de la comisión especial, los diputados del Psuv se rajan y deciden no asistir a la comisión.

Esta cobarde inasistencia es tratada de justificar por Aristóbulo, quien señala en unas declaraciones que ellos no se iban a prestar para un espectáculo publicitario, algo inaudito en gente que ha estado durante 17 años dando espectáculos y promocionando programas propagandísticos: la Hojilla, Con el mazo dando, Zurda conducta y varios otros como el de Pérez Pirela. Ah… Lo que ocurre es que al Psuv, al Polo Patriótico y al Gobierno en general les gusta agredir, difamar, ironizar, calumniar, cuando los adversarios no están presentes y no pueden ripostar ni defenderse. ¡Qué mantequilla! Durante 17 años han estado en unos permanentes monólogos ante una comparsa de mercenarios pagados y ante las cámaras, que como objetos inanimados no pueden decir absolutamente nada. Pero ahora, que tienen que enfrentarse con adversarios que les pueden contestar, pues deciden huir. Esta cobardía, sin lugar a dudas, es un segundo revés publicitario para el Gobierno en este enfrentamiento consensuado con la MUD. La primera derrota fue la sufrida en el acto de presentación del informe presidencial en la Asamblea.