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Gatopardismo e ignorancia fachobolivariana

Maduro designa nuevos ministros

Maduro, lejos de aplicar los correctivos económicos necesarios, se aferra desesperadamente a la narrativa de la guerra económica, de la agresión imperialista, de la falta de controles


José Rafael López Padrino

La ya anunciada renovación ministerial por parte del monárquico Maduro ha resultado una bofetada a las expectativas de rectificación generada en amplios sectores de la población, incluyendo las bases populares del chavismo.

La respuesta a la profunda crisis económica que afecta al país ha sido el aumento de la burocracia (nuevos ministerios), la ratificación de algunos de sus amanuenses y una “renovación gatopardiana” del área económica.

Se trata de cambios cosméticos, ya que el iletrado de Maduro lejos de aplicar los correctivos económicos necesarios, muchos de ellos propuestos por sus propios partidarios, se aferra desesperadamente a la narrativa de la guerra económica, de la agresión imperialista, de la falta de controles, etc.

«A luis salas Se le considera como un defensor a ultranza de la tesis de la guerra económica como causa fundamental de las dificultades que vive el país, férreo partidario de los controles de precios, de la precarización laboral y del control de cambio»

Maduro y su mafia cívico-militar reivindican la paradoja expresada por Giuseppe Tomasi di Lampedusa (1896-1957) «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie». La mejor prueba de ello es que el necrófilo de Miraflores ha reciclado algunas de viejas fichas y ha nombrado a funcionarios convencidos de que el problema no es el modelo, el cual ha fracasado estrepitosamente, sino que los controles no han sido aplicados de la forma correcta.

Es evidente que al lerdo de Maduro y su mafia narcobolivariana no le interesa resolver los graves problemas que carcomen a la sociedad venezolana: desabastecimiento, alza desmedida de precios, inseguridad personal, precarización laboral, violación de los derechos humanos, etc. Solo les interesa conservar el modelo autoritario, represivo y capitalista a cualquier precio, aunque tengan que ceder más espacio al Estamento Militar, cada vez mas ávido por los negocios que hacen a expensas del Estado.

Cabe destacar a Luis Salas entre el selecto grupo de “bates quebrados” hoy convertidos en ministros del régimen. Salas, sociólogo graduado en la Universidad Central de Venezuela ha sido el escogido por Maduro como Ministro de Economía Productiva, con la misión de coordinar a todo el gabinete económico. Viene de coordinar Congreso Económico del Pensamiento Socialista y se desempeñaba como docente de la Universidad Bolivariana de Venezuela, institución educativa caracterizada por un pobrísimo nivel académico y una mediocridad supina.

Se le considera como un defensor a ultranza de la tesis de la guerra económica como causa fundamental de las dificultades que vive el país, férreo partidario de los controles de precios, de la precarización laboral y del control de cambio, medida la cual ha beneficiado a los ricos, tanto de la cuarta, como de la quinta, perjudicando a los pobres en general. Además representa un verdadero caballero templario en la defensa del capitalismo de Estado maquillado con el nombre del Estado socialista.

Este “prominente intelectual bolivariano” considera que la escasez alimentaria no se debe a la ineficiencia congénita de las empresas estatales del falaz socialismo bolivariano, ni a las barbaridades implementadas con el fallecido eterno que acabaron con la agricultura y destruyeron las bases productivas, sino a la guerra económica de los apátridas empresarios.

«El nuevo tren ministerial designado por Maduro nos retrotrae a la narrativa de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina: cambiar todo para que nada cambie»

Igualmente, el futuro Premio Nobel de economía afirma que la inflación obedece exclusivamente a la tasa de ganancia de las empresas: “Es una operación de transferencia de los ingresos y de la riqueza social desde un(os) sector(res) de la población hacia otro(s) por la vía del aumento de los precios.

En lo fundamental, esta transferencia se produce desde los asalariados hacia los empresarios, pero también desde una fracción del empresariado hacia otra fracción de los mismos”. Este “notable intelectual de la revolución” no tan solo ignora a clásicos como Keynes, sino desecha y desprecia la meridiana contribución del viejo Marx en este tema.

Marx explicaba que en la economía lo que circula, lo que se intercambia, son los bienes que se producen y los servicios que se prestan. La moneda sólo es una mercancía más, un bien cualquiera (antes el oro, ahora el dólar), que se usa como medida de valor de los demás bienes y servicios y que sirve para facilitar esos intercambios.

Cuando la moneda circula, lo que hace es representar a los demás bienes que la gente intercambia, pero no tiene una entidad propia. Ello lo explicaba Marx mediante la Ley de Circulación, expuesta en el capitulo III de El Capital: La cantidad de dinero necesaria para asegurar la circulación de mercancías debe equivaler a la suma de los precios de todas las mercancías, divididas por el promedio de ciclos de la circulación de una unidad monetaria del mismo signo. El arcaísmo, ignorancia y primitivismo intelectual de Salas hiela la sangre de cualquier mortal.

La incoherencia conceptual o obscurantismo de los nuevos ministros vinculados al área económica es por demás evidente y obviamente no presagia buenos tiempos para la ya maltrecha economía nacional. Sus designaciones constituyen un verdadero batiburrillo: de derrotados del 6D (Jesús Farías, en Comercio Exterior e Inversión Internacional), de militares analfabetos en la materia (Wilmar Castro Soteldo en Producción Agrícola y Tierras, y Ángel Belisario en Pesca y Acuicultura), de empresarios oportunistas exponentes de la boliburguesía (Miguel Pérez Abad, en Industria y Comercio), de reciclados de la administración pública (Rodolfo Medina en Banca y Finanzas), y de representantes del primitivismo económico fachobolivariano (Enma Ortega responsable de la novedosa cartera de Agricultura Urbana, entiéndase del conuco y de los gallineros verticales).

«No presagia buenos tiempos para la ya maltrecha economía nacional»

El nuevo tren ministerial designado por Maduro nos retrotrae a la narrativa de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina: cambiar todo para que nada cambie (Giuseppe Tomasi di Lampedusa). Sus designaciones no traspasan los limites de un nuevo show del bufón de Miraflores en su afán por despertar nuevas esperanzas entre sus seguidores y minimizar el impacto de la colosal derrota del 6D.

El régimen sigue apostando a su modelo capitalista de Estado hegemónico que ha conllevado al colapso de la economía nacional, a una alta inflación y un crónico problema de escasez y desabastecimiento. Se presagian tiempos de mayores dificultades en lo económico y lo político.