Oncólogos ven con preocupación que los pacientes con cáncer no estén respondiendo a los tratamientos como habitualmente lo hacían. “Tenemos dudas sobre la efectividad y seguridad de algunos medicamentos”, asegura la Sociedad Venezolana de Oncología, aunque aclaran que faltan ensayos clínicos que respondan esa incertidumbre
Patricia Marcano
Desde hace varios años algo está pasando con los pacientes oncológicos venezolanos. Médicos especialistas en el tratamiento del cáncer han notado cambios en el progreso de sus pacientes, en algunos casos atribuibles a la escasez de ciertos fármacos y en otros al origen de ese medicamento, o al menos eso concluyen algunos médicos. Recaídas antes de lo esperado, efectos secundarios más acentuados, demora en la recuperación.
“He tenido pacientes que no responden para nada al tratamiento”, sentencia Aixa Müller, médico hematólogo y profesora de la UCV, dedicada al tratamiento de linfomas Hodgkin y no Hoodgkin, leucemias agudas y crónicas, sindrome mielodisplásico, mieloma múltiple y otras enfermedades oncológicas de la sangre, desde hace 30 años.
Uno de los casos que recuerda es el de un joven de 18 años, con leucemia, que estuvo hospitalizado tras una sesión de quimioterapia porque le bajaron los glóbulos blancos a 100.
La droga indicada para aumentar la cantidad de estos glóbulos en estos casos era un genérico y tras una semana de administración los glóbulos blancos no subían. “Conseguí el original y se lo dimos, y ahí mismo comenzaron a subirle. No se murió porque estaba en una clínica y le dieron los mejores antibióticos”.
“vemos pacientes que recaen de forma precoz»
No todos los medicamentos oncológicos que se usan actualmente en el país son de buena calidad, asegura Müller. “Los originales son muy buenos y hay genéricos excelentes, pero hay genéricos, que han traído al país, que son malas copias y no cumplen la normativa internacional, no sirven y no actúan contra las células cancerosas o producen efectos colaterales adversos graves”.
Eso pasa con los fármacos de quimioterapia y con los medicamentos indicados para subir las defensas del paciente. Menciona otro ejemplo citando al bortezomib; detalla que hay genéricos antineoplásicos que distribuye el Ivss que dan más efectos colaterales a determinados pacientes, que no los causa el antineoplásico original y este es uno de ellos, usado para tratar el mieloma múltiple.
“Causa una neuritis terrible, con el original es menor”, agrega Müler, quien fue fundadora y directora durante 18 años del Instituto de Hematología y Oncología ubicado en la UCV (dependiente del Min-Salud).
El testimonio de la doctora no es único. El presidente de la Sociedad Venezolana de Oncología, Álvaro Gómez, asegura que “siempre” les llegan denuncias al respecto y Cono Gumina, presidente de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela, lo ratifica: “vemos pacientes que recaen de forma precoz. Hay pacientes que uno espera entren en remisión, que con el producto original se de la recaída al año pero vemos que en 6 meses ya ocurrió la recaída”.
Gumina además señala que han visto la “baja calidad” de ciertos medicamentos y que hace 3 o 4 años un oncólogo aseveró que la eficacia de los productos no originales era cuestionable. “Casi que pierde su puesto de trabajo”, recuerda, y Müller coincide con él: le prohiben a los directores hablar con la prensa, la gente tiene miedo de denunciar porque te botan, por eso no hay estadísticas».
Dudosos y escasos
El presidente de la Sociedad Venezolana de Oncología (SVO), Álvaro Gómez, aclara que se han reunido con las autoridades del Ministerio de Salud en varias oportunidades (en gestiones anteriores) para preguntarles sobre la efectividad de los fármacos oncológicos que están importando, considerando las inquietudes planteadas por sus agremiados
Como respuesta, en el Ministerio les han reiterado siempre que son medicamentos efectivos, seguros y que cumplen con las regulaciones sanitarias.
Las dudas se solventarían con la realización de ensayos clínicos que las demuestren o descarten, pero esto aún no se ha hecho en el país, informó Gómez. Tampoco hay denuncias formales que sustenten expedientes. Por ello la SVO recomienda a sus miembros reportar los efectos colaterales de los fármacos a través de una planilla de fármacovigilancia, disponible en su portal web (www.oncologia.org.ve).
Otra preocupación manifestada al Min-Salud ha sido la distribución de medicamentos sin registro sanitario. Gómez asegura que el despacho ha tomado medidas y que en una oportunidad retiraron un fármaco del mercado. Pero aún falta.
Medicamentos en falla: dacarbamicina, procarbamicina, lenalidomida, adriamicina, cardioxane, dexametasona, bortesomid, carboplatino, doxorrubicina, bendamustine
Gumina, presidente de la SAV, denuncia que los pacientes con cáncer reciben drogas que no han pasado por el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel para recibir el aval sobre su uso. Y comenta que ante la organización tampoco se han registrado quejas formales sobre efectos y poca eficacia, solo la preocupación de los médicos sobre el uso de fármacos que “no son los ideales”.
Otro hecho que también afecta la vida del paciente oncológico es la escasez de fármacos. La Fundación de Lucha contra el Cáncer de Mama (Funcamama) maneja un porcentaje de escasez de 80% de los fármacos usados en esta patología. Desde hace 2 meses no hay tamoxifeno, recetado para evitar metástasis y el desarrollo de otro cáncer al finalizar los ciclos de quimioterapia o radioterapia.
La Asociación Venezolana Amigos con Linfoma (Aval) también tiene una lista de medicamentos en falla: dacarbamicina, procarbamicina, lenalidomida, adriamicina, cardioxane, dexametasona, bortesomid, carboplatino, doxorrubicina (este se entrega sin permiso sanitario, al igual que la vincristina, denuncia la asociación) y bendamustine, así como neupogen o granocite y los anticuerpos monoclonales rituximab o mabthera, estos últimos indicados como terapia de mantenimiento o en los ciclos de quimioterapia.
Y a estos la doctora Müller suma el melfalan en ampollas, indispensable para los trasplantes (no está en el país), la azacitidina (vidasa) para preleucemias y leucemia, y el purinethol para la leucemia linfoide aguda de niños, el cual asegura ha caído en fallas graves pero llegó en diciembre al Ivss más no a Badan (Banco de Drogas Antineoplásicas).
La presidenta de Aval, Anitsuj Girón, informó que no se consigue solución fisiológica (suero) para diluir los fármacos de quimioterapia, por lo que las fallas no son únicas de los medicamentos de alto costo; están también en los básicos.
También faltan: neupogen o granocite, los anticuerpos monoclonales rituximab o mabthera
Con la escasez algunos lugares venden en Bs 1.000 los 500ml que cuestan Bs 25. “Incluso nos han informado que los hospitales tienen deudas con las casas comerciales y estas ya no les distribuyen suero; esto aumenta la crisis”, comentó.
La lista la siguen engrosando otros insumos como los reactivos para pruebas especiales, siendo una de ellas la de biología molecular. No se está haciendo desde hace tiempo en el país, sostiene Müller. Esta permite hacer el diagnóstico molecular de las enfermedades malignas y conocer los “oncogenes” para tener seguridad del tratamiento que se debe indicar.
“Cuando tienes leucemia esta prueba me permite saber si es de buen o mal pronóstico y asignar un tratamiento para que sobrevivas más. Si te pongo uno light no vas a vivir mucho”, detalla. En consecuencia las terapias se indican sin tener el 100% de precisión, sino con base en la experiencia y conocimiento médico, hecho que no está mal pero pudiera ser mejor.
Mortalidad en aumento
Entre 1990 y 2016 las muertes por cáncer aumentaron a 8 millones de fallecimientos por año y para 2030 esa cifra puede llegar a 13 millones, advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS) a propósito del Día Mundial contra el Cáncer, que se conmemora cada 4 de febrero.
El presidente de la SAV, Cono Gumina, aclara que estos incrementos tendrían como causa los diagnósticos en etapas avanzadas en caso de que no se tomen acciones, desde ya, para detectar los tumores en fases tempranas.
El cáncer se ha afianzado como la segunda causa de muerte en el país, después de las enfermedades del corazón, con 22.815 fallecidos en 2012 (última cifra oficial publicada por Min-Salud).
Las neoplasias más comunes en las venezolanas son el cáncer de mama, seguido por el de cuello uterino, pulmón y vías digestivas, mientras que en el hombre la lista la encabeza el cáncer de próstata, luego pulmón y vías digestivas (de estómago y de colon y recto) de tercero, precisan la SAV y SVO.
“la enfermedad no está teniendo el curso habitual”
La importancia de la detección temprana se sustenta en estadísticas que Gumina recuerda: de todos los tipos de cáncer que se diagnostican, 85% requieren tratamiento quirúrgico y luego terapias adyuvantes (quimioterapia y radioterapia), y en el caso del cáncer de mama, hacerse una buena mamografía cada año reduce de 30% a 35% la mortalidad.
Para conocer la evolución y comportamiento de esta enfermedad en el país y tener datos actualizados que permitan definir medidas de prevención y atención, la SAV realizó un estudio de incidencia y mortalidad por cáncer en Venezuela, con base en los datos de los anuarios de mortalidad del Ministerio de Salud desde 1990 hasta 2011.
La investigación fue realizada por el Centro de Estadísticas y Matemáticas Aplicadas (Cesma) de la Universidad Simón Bolívar (USB), con financiamiento de una empresa farmacéutica.
De registrar 42.823 casos nuevos de cáncer por año (incidencia) y 18.155 muertes (mortalidad) en 2005, el país pasí a tener a 51.728 diagnósticos y 22.815 decesos en 2012.
Según el estudio, presentado a finales de noviembre, en 2015 la incidencia debió estar en 52.000 casos nuevos y la mortalidad en 24.000 o 25.000 personas. Para Gumina, este incremento de la mortalidad en Venezuela respondería a tres causas.
Primero, los diagnósticos se están realizando en fases muy avanzadas de la enfermedad, cuando es poco lo que se le puede ofrecer al paciente, precisa. Luego está la dificultad para conseguir los medicamentos oncológicos, de cupos para operarse y para recibir radioterapia o quimioterapia, así como la carencia de tratamientos adecuados.
«hacerse una buena mamografía cada año reduce de 30% a 35% la mortalidad por cáncer de mama»
“No hay ni tratamientos oncológicos ni antibióticos, por eso es que definitivamente sí hay una crisis humanitaria y tenemos que ver cómo nos unimos para luchar contra esto y apoyar campañas de concienciación para que las personas se hagan sus pesquisas aunque se sientan sanos”, dice Gumina.
La tercera causa sería la inexistencia de un programa nacional de oncología que coordine lo que debe hacerse según los datos estadísticos, indica Gumina, así como la ausencia de programas de pesquisas.
Gómez informó que en octubre del año pasado la SVO asistió a reuniones con representantes de la OPS y de la dirección de Oncología del Ministerio para rescatar el plan de prevención que existía en la década de 1970, por lo que espera que este año se implemente lo conversado.
Comparada con otras naciones Venezuela deja ver sus falencias. Si bien la incidencia aumenta y seguirá aumentando año tras año, aclara Gumina, la mortalidad no necesariamente debe comportarse así.
“En países con acceso a buenos medicamentos y a hospitales equipados ha bajado la mortalidad por cáncer. Países desarrollados que tienen buenos tratamientos oncológicos han reducido las muertes”.
Ávaro Gómez asegura que los retrasos y fallas intermitentes de medicamentos “se van a traducir en un impacto en las cifras de mortalidad. No lo podemos certificar pero probablemente sí vamos a ver el impacto”.
Comenta que en el seguimiento que le hacen a los pacientes oncológicos han visto que “la enfermedad no está teniendo el curso habitual o natural” a pesar de ser tratados de forma adecuada. “Con toda seguridad vemos que el curso es diferente, eso implica recaídas por no tener el medicamento a tiempo”.
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“Nos estamos quedando atrás”
Los cambios frecuentes de los protocolos de tratamiento también formaron parte de las discusiones que sostuvo la Sociedad Venezolana de Oncología con el Min-Salud en la gestión de Henry Ventura.
“Eso no es terquedad, novedad ni moda. La investigación nos ha permitido contar con esos tratamientos que le aportan mayor calidad de vida y sobrevida al paciente. Sí son costosos, sí cuesta traerlos, pero un mes o un año libre de enfermedad, con calidad de vida, es un beneficio que no tiene precio”.
85% de los diagnósticos requieren cirugía
Sobre esto, Müller recuerda que la oncología avanza y usa drogas novedosas que van mejorando el porcentaje de curación y sobrevida, pero Venezuela “no está importando nuevas drogas. Nos estamos quedando atrás”.
La Sociedad de Oncología comparte la misma apreciación. “Entendemos que hay un esfuerzo del Ministerio y del sector privado para mantenernos al día, pero no contamos con todo. Estamos dando un salto atrás en cuanto a la disponibilidad de tratamientos de última generación, recursos e insumos para tratar a los pacientes. A esta enfermedad deben prestarle atención y dedicarle recursos. Si invirtiéramos en prevención e investigación no estuviéramos preocupados por conseguir medicamentos”, sostiene su presidente, Álvaro Gómez.
Una aguja 5.100, un catéter 130.000
Conseguir y costear los otros medicamentos que acompañan al tratamiento de quimioterapia y radioterapia, que no cubre el Ivss, es un obstáculo agregado con el que deben lidiar los venezolanos con cáncer actualmente.
“Ahorita cualquier medicamento fuera de la farmacia de alto costo te cuesta 30.000, 40.000 bolívares y eso no los puedes pagar. Tienes que hacer colectas entre familiares y amigos. Hay unos que te ofrecen traerlos desde Colombia pero cuando haces el cambio de peso a bolívares ninguno te baja de 80.000”, comenta Yudeima Sotillo, paciente oncológico.
A ella le ha costado conseguir clorotrimetón en ampollas, básico antes de cada quimio para evitar las reacciones alérgicas –detalla- y que no cuesta más de 20 bolívares. En el interior del país a veces se consigue pero “es una complicación porque las compañías de encomiendas prohíben el envío de medicamentos”. También le ha costado hallar protectores gástricos, neurotin (para el adormecimiento de las manos y pies), granocite y dexametazona.
Sotillo está en tratamiento de quimioterapia por segunda vez. En noviembre de 2013 recibió el diagnóstico de cáncer de mama, cumplió ocho ciclos de quimioterapia durante 6 meses, luego le hicieron una mastectomía y posteriormente 32 sesiones de radioterapia. El año pasado le diagnosticaron metástasis en ganglios axilares y en octubre comenzó de nuevo el tratamiento de quimioterapia.
Para iniciar los ciclos necesitaba colocarse un catéter, pues sus venas quedaron muy deterioradas después del tratamiento por el cáncer de mama, aplicado intravenoso. “Ya en las últimas sesiones me costaba mucho, el tratamiento no pasaba, se me reventaban las venitas porque no es solo la quimioterapia, es que cada mes te tienes hacer dos o tres exámenes y eso te las va deteriorando”.
Primero no lo conseguía y cuando lo encontró, en una clínica privada, no lo vendían como insumo sino que debían colocárselo en el lugar. Por el procedimiento médico y el catéter debió pagar 130.000 bolívares en septiembre.
Al mes siguiente debió hacerse un estudio de inmunohistoquímica. Pagó Bs 28.000 cuando en 2014, por ese mismo examen pagó Bs 6.000. “Cuando preguntas por el precio tan elevado te dicen que los reactivos los traen a dólar libre”.
Tres días antes de cada quimioterapia debe hacerse un Perfil 20 (examen de sangre), algo básico también pero que no para de subir de precio. Hace un mes pagó Bs 2.800 y ahora cuesta Bs 3.200.
Y para que le administren la quimioterapia también necesita unas agujas especiales que costaban 370 bolívares. Estuvieron agotadas entre diciembre y casi todo enero. Llegaron a Badan, que vende a precios accesibles, a nuevo precio: 5.100 bolívares.
Por lo pronto necesita seis, pues se había aplicado la quimio con agujas donadas por otros pacientes que ahora las necesitan y debe reponérselas. Ella usa dos por cada ciclo de quimioterapia, así que en total requerirá 16.
“Es bastante fuerte lidiar con la enfermedad por todo, lo que te afecta mentalmente, lo que te afecta en la salud, lo que te afecta en el bolsillo. A veces uno se desespera porque no tienes cómo comprarlos. Es de verdad duro, muy duro”.
En 2014 las 32 sesiones de radioterapia le costaron Bs 190.000. Ahora, en el mismo centro privado (uno de los más económicos de la ciudad, asegura), cuesta 500.000 bolívares. La primera vez acudió al Hospital Universitario de Caracas para ver si se trataba allí pero no había cupo y debía esperar. Ante la desesperación y el miedo a morir en la espera, decidió tratarse en el área privada.
“El llamado al Ministerio es que tomen en serio la crisis de insumos y medicamentos, la crisis no está en la cabeza de uno ni es que uno está en contra del gobierno. Ahorita no hay solución fisiológica al 0,9, eso es suero fisiológico, todos los que estamos en quimioterapia necesitamos tres frascos en cada sesión. No es mentira la crisis”.
Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: patricia@larazon.net
*Este texto fue actualizado el viernes 5 de febrero a las 12:30 pm