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El laboratorio social

El reto revolucionario comprende derrotar la agresión de Obama y sus agentes internos y producir más


 

Julián Rivas

Cuesta creerlo, pero es la realidad y la práctica es la práctica: los opositores que controlan la Asamblea Nacional avalan la agresión de Estados Unidos. Están muy contentos con el decreto de Obama. Denunciar que Estados Unidos nos califique como amenaza, para el sujeto que preside el “Parlamento”, es un pote de humo. Qué vergüenza.

El país rechaza a estos neocoloniales. Si los opositores creen que la gente por no encontrar comida va a apoyar la agresión de Obama, está bien equivocada. Nuestro problema es Venezuela, su esencia, y no va a apoyar semejante vagabundería.

Los votos de diciembre, que condujeron a que esta antigualla adeco-fascista controlara la Asamblea Nacional, están mermando. Un venezolano que quiera a su país, la gran mayoría, condena esta actitud pro gringa.

¡Muy mal, muy bien! Lo que pasa hoy es como un laboratorio social. Y debe ser interpretado justamente. En el pueblo venezolano hay un firme sentimiento de defensa de nuestro país. La mayoría ve con estupor cómo amplias capas de las viejas clases dominantes se han unificado para desestabilizar a Venezuela. Los intelectuales rajaos contribuyen a esta agresión antinacional. Guardan silencio.

Venezuela está obligada a derrotar la ofensiva imperialista. Quien esconde los alimentos debe saber que el pueblo busca alternativas y la experiencia adquirida con nuevas experiencias de producción va a contribuir a cambiar hábitos de consumo.

Los retos económicos son muchos. La agresión a nuestra moneda es parte del complot. De ahí viene la fuga de capitales y el deterioro del salario de los trabajadores. También es cierto que muchas veces la agresión económica se combina con la falta de autoridad. Veamos ese campo de la ilegalidad que es el contrabando.

Damos un ejemplo, la venta de cigarrillos introducidos ilegalmente en el país. Porque el bachaqueo fundamentalmente favorece a Colombia, y a la vez desde allá mismo llegan a Venezuela cigarros que en Caracas se consiguen a puerta de estaciones de Metro, en las narices de la policía. El porcentaje de impuesto sobre cigarrillos y tabaco representa el 70 por ciento del precio de venta al público.

Si los contrabandistas, muy organizados, venden ilegalmente cigarrillos en kioscos y puertas de estaciones de Metro, habrá que preguntarse: ¿Acaso no hay Estado? ¿Por qué los policías permiten esto? ¿Por qué siempre surgen padrinos? ¿Qué funcionarios corruptos “también reciben su parte”?

Lo cierto es que quien no paga impuestos se lleva la gran tajada, que en el caso del cigarrillo de contrabando va a parar a Colombia. Ya sabemos que en Colombia se incuban buena parte de las líneas maestras de agresión contra Venezuela. Allá está Uribe, está Pedro Carmona y los bachaqueros fundilluos.

Otro ejemplo, textiles y cueros. Las vegas de nuestros ríos son optimas para producir algodón, pero vemos adormecida la producción nacional de textiles. La industria petroquímica es una ventaja. Pero nada. Habrá que preguntarse qué intereses hay tras el negocio textil en Venezuela. Puro importado. Mientras, cualquier pieza de ropa interior (sobre todo para damas) tiene precio superior al salario mínimo. Increíble. ¿Acaso se requiere que el sector textil y cueros, con una amplia gama de actividades, pase a conformar un nuevo motor económico? Es asunto a debatir.

Las exigencias son muchas: Debemos librar la batalla contra los perrorabiosos, que son represivos y neocoloniales. Los traidores a la patria acabarían con Venezuela. La entregarían a Estados Unidos. La práctica es la práctica. A la vez, hay que contribuir al cambio, promover nuevos aprendizajes. Venezuela requiere una nueva cultura de producción y consumo. Hay guerra económica. También existen vicios de consumo que son incomprensibles: Como anaqueles de tiendas donde predominan los refrescos de cola, en un país tropical donde puede estimularse el consumo de frutas en primer termino.

Hay que trasmitir confianza al pueblo. El discurso debe ser transparente. La revolución es para liberar. Se requiere ampliar las bases de la democracia revolucionaria. Por supuesto que muchos vestiditos de rojos no alcanzan para eso. Esos deben quedar en el camino. Por cierto, en la actual coyuntura hay que irle diciendo a varios gobernadores y alcaldes: no se vistan que no van. Promover la siembra de hortalizas es una obligación, no una carta para mantenerse en cargos de gestión de gobierno.

El proceso bolivariano tiene un gran reto. Superar la situación actual con el reimpulso revolucionario. Hoy revolución social, salto económico, cambio cultural con fundamentos éticos y defensa de la soberanía nacional son cometidos que van ligados.

La agresión de Obama tiene que ser derrotada. Eso se hace combatiendo. Con pueblo en la calle se vencerá a una burguesía violenta en lo interno, pero neocolonial, dependiente y apoyada por el imperialismo. Venezuela es soberana. Manos y conciencia abundan para defender a nuestra patria.

“Las revoluciones no tienen por objeto aumentar la quietud y el aburrimiento de los contemporáneos, sino conquistar nuevos derechos y libertades para las generaciones siguientes”, escribió José Ingenieros en “Los tiempos nuevos”. Hace un siglo, y sigue vigente el planteamiento.

De sabio no tiene Na’

Un sujeto por ahí, perrorabioso de malas pulgas, pretende borrar la diferencia entre izquierda y derecha. Es reaccionario. Se suma al coro de Gloria Cuenca, quien actúa como Pepita Montenegro, la esposa del juez Montenegro, quien ordenó parar los relojes, según los relatos del peruano Manuel Scorza.

El sujeto, que se las da de genio, de infeliz paso por este mundo, adulador de adecos y demás cueros cuartorepublicanos, es progenitor de un monstruo. Muy perrorabioso, llama “ignorantes” a quienes creen que existe izquierda y derecha.

Este sujeto no solamente intenta frenar el tiempo sino que también pretende quemar los libros. De verdad es que este sujeto decrepito no merece mayor atención. Posiblemente se le puede mandar una copia de la canción de Héctor Lavoe “de sabio no tiene na’”.

Por que te la das de sabio si yo conozco tu historia / déjate de tanto alarde y vive la realidad / De sabio no tienes na’… que tú no tienes felicidad. ¡Música maestro!

Anda payaso del carnaval / de sabio no tienes na’… / bembetea por aquí, bembetea por allá / que si tú no tienes felicidad / de sabio no tienes na’ / no me vengas con paquete / no confíes en Superman / de sabio no tienes na’ / cuidado que te mojas / que cua cuacuacua.