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Agarrar el toro por los cachos, es revolución

En Venezuela hay una feroz lucha de clases. No la edulcoren. Es lucha de clases, con patrones de agresión definidos por Estados Unidos


Julián Rivas

El pueblo cree en la revolución, pero no en los falsos rojos. Los falsos rojos creen que hacen una épica. Caramba, el asunto hay que verlo según la epifanía. Lo realmente existente. El pueblo quiere revolución y exige que se agarre el toro por los cachos. Esto obliga a defender de verdad a los asalariados, enfrentar a los partidos burgueses y su principal promotor, el imperialismo norteamericano. Solamente así habrá socialismo e independencia nacional.

Esta semana, de visita en un supermercado Unicasa, en el puesto de verduras coincidimos con una señora. Esos lugares tienen la magia para que un desconocido se sincere con el otro sobre cualquier tema. La señora dijo: “Deberíamos ponernos de acuerdo para no comprar durante un día, o algunos productos”. Le dije que algo de eso había pasado en diciembre, tímidamente; por la fuerza del bolsillo la gente dejó de comprar muchos productos tradicionales de la navidad. Fue un tímido boicot no concertado públicamente. Algo espontáneo. La espontaneidad de las masas, dirían por ahí. No es suficiente, hay que luchar con un plan revolucionario.

Seguramente esa señora no sabed de Ralph Nader, de su rol en defensa de los intereses de los ciudadanos, del consumidor estadounidense. Bueno, el boicot es un mecanismo de defensa. Aquí lo deben impulsar los revolucionarios cuando sea necesario. Sobre todo cuando algunos burócratas no tienen claro cuál es su rol. Dígame aquel que dijo que el industrial debe ganar. ¿Y el obrero no?, es la pregunta.

Fue Nader el que hace mucho tiempo dijo: Hace dos mil años, en Atenas, un hombre podía levantarse por la mañana, pasear sin rumbo fijo por la ciudad y formular preguntas relativas al bienestar tanto suyo como de sus conciudadanos. Nadie le preguntaba: “¿De qué lado está usted?». Fin de la cita. Entiendo a la señora.

Sorprende que aquí no se sepa cómo meter las cabras en los carrales. No es con la burguesía, es con el pueblo. Tampoco es legalizando matrimonio de homosexuales o aceptando las recomendaciones del Vaticano, que es la burguesía. Por cierto, si se legaliza el matrimonio igualitario, habría que hacer el mandado completo: el matrimonio del segundo frente. Darle seguridad social a la querida. Eso sí sería una revolución, con pertinencia histórica, con rango constitucional, pues la Carta Magna habla de las familias, en plural, hombre y mujer. Échenle piernas.

Pero volvamos a lo que nos interesa, que es la esencia. En Venezuela hay una feroz lucha de clases. No la edulcoren. Es lucha de clases, con patrones de agresión definidos por Estados Unidos, jefe de la internacional burguesa. Lo invito a discutir sobre esto, pero seriamente.

El filósofo argentino Ernesto Laclau hace una apreciación a propósito de la lucha de clases y la identidad postmoderna. “Debajo de cierto nivel de salario el trabajador no puede llevar una vida decente”. Señores, aprendan esta lección, cojan el trompo en la uña. Que lastima con estos falsos rojos. Son unos vulgares socialdemócratas, mejor dicho liberales. Porque la socialdemocracia fue captada por los liberales, y la Internacional Socialista es un vulgar instrumento de la CIA, que es la inteligencia de la burguesía mundial. Más nada.

Pero sigamos con Laclau: “A menos que nos enfrentemos con una situación de explotación extrema, la actitud del trabajador vis-a-vis el capitalismo dependerá por entero de cómo esté constituida su identidad -como los socialistas descubrieron hace ya mucho tiempo, cuando debieron enfrentarse con las tendencias reformistas centro del movimiento sindical-. No hay nada en las demandas de los trabajadores que sean intrínsecamente anticapitalistas.

Dice Laclau que el capitalismo es un sistema mundial estructurado como un cadena imperialista. Es así, vean qué hace la Asamblea Nacional. Agrega Laclau que muchos agentes estarían involucrados en las luchas anticapitalistas. Es que acaso la lucha de clases se queda corta. O es que hay temor a una proletarización general de la sociedad. “La emergencia del futuro sepulturero del capitalismo”.

Bueno, son asuntos por aclarar, cosa que no discuten los fulanos congresillos. Quizás esto también traiga luces para explicar porqué los falsos rojos salieron corriendo a guardar plata en Andorra. Señores, esto es pasado, la revolución debe dar un salto, inevitable, para liquidar las pretensiones restauradoras adeco-fascistas y anglosionistas.

Laclau advierte cómo el fenómeno multicultural es usado por el capitalismo para mantenerse. El matrimonio igualitario, el consumo legal de drogas, la libertad religiosa, agregaría uno. O, por qué no, la apertura de fronteras para que las mafias vecinas hagan lo que quieran, que es un caso que afecta duramente a Venezuela. Todo con el cuento de la integración con la oligarquía vecina.

Así las demandas específicas de diferentes grupos son absorbidas por el sistema dominante. “Esto es verdad sin ninguna duda”. Incluso demandas laborales podrían ser aceptadas en el marco del gremialismo reformista.

“En la medida en que un sistema sea capaz de absorber las demandas de grupos subordinados de una manera ‘transformista’ -para usar la expresión de Gramsci- ese sistema gozara de buena salud. No creo que las luchas multiculturales per se constituyan un sujeto revolucionario, no más que la clase trabajadora. Pero esto tampoco me lleva a oponerme a sus demandas!, agrega Laclau. Y tiene razón, algo de eso es el llamado socialismo nórdico, que es capitalismo con agua colonia.

Muy bien, agarren el toro por los cachos, con los trabajadores. Más nada. Ojo, no con los sindicaleros, que son corruptos. Con la clase trabajadora sana, que la hay. Los adecofascistas, burguesía chupadólares, monopolistas, agentes de la CIA, para la basura. Los partidos burgueses son el ejército gringo en América Latina. Si los gringos agreden, habría que destruir esos partidos. Por lo pronto hay que transformar la economía de manera diferente, con el pueblo. Hasta en países capitalistas las empresas asociativas, cooperativas, tienen apertura y predominio. Investiguen.