La avalancha de esperanzas que hoy le dan respiro a la fracción mayoritaria de nuestra sociedad, la opositora, han desatado todo tipo de sueños. Unos lógicos, otros no tanto
Domingo Alberto Rangel M.
“El Bueno, el Malo y el Feo”, no fue la primera película de Sergio Leone, creador del género Spaghetti Western, filme con el que Cinecitta recobró parte del mercado perdido ante el cine estadounidense. Sin embargo esta vieja película me recuerda el clima nacional en este momento.
“El Bueno, el Malo y el Feo” fue la película de Leone más elogiada. Y no solo por la actuación del muy joven Clint Eastwood, ahora excelente director, o la música de Ennio Morricone, hoy famoso por ser el gran musicalizador de Hollywood, sino porque los personajes reflejaban el alma de los espectadores.
Por los momentos, porque cuando la política más que ideas o programas, es declaración y apariciones en la TV, y todo cambia, a cada rato, como la dirección del viento, el papel de EL BUENO se lo apropió el ciudadano Henrique Capriles Radonski quien navega sobre la ola revocatoria que baña a Venezuela.
«¡Si así gastan en oposición… qué no harán cuando sean gobierno!»
No importa que para lograr la entrega de esa anhelada planilla hubiera pesado más que las apariciones mediáticas de Capriles, o las cuñas de Primero Justicia, el trabajo de hormiga de la MUD, convenciendo los poderes internacionales, incluso a gobiernos que ven con simpatía a Nicolás Maduro, de lo necesario que era, a los fines de mejorar la gobernanza y frenar la violencia en nuestro país, que doña Tibisay dejara de obstaculizar lo que es una vía constitucional y permitiese que la oposición comenzara a transitar el camino –largo y lleno de dificultades- revocatorio que es el único que puede cambiar un Presidente que ha empobrecido la sociedad, en el corto plazo.
Sin importar aquello el ganador de este round es Capriles.
La avalancha de esperanzas que hoy le dan respiro a la fracción mayoritaria de nuestra sociedad, la opositora, han desatado todo tipo de sueños. Unos lógicos, otros no tanto, e irónicamente llevan al gobierno a jugar en un escenario donde los bolivarianos tienen mucha experiencia porque ya antaño a Hugo Chávez la oposición le había otorgado el papel de “EL FEO”, rol que ahora retoma su heredero Nicolás Maduro.
El papel de “EL MALO” curiosamente se lo gana en este día otro militante de Primero Justicia, debido a su increíble apego, increíble para alguien que se considera “dirigente”, a navegar guiado por los resultados de las encuestas.
Supongo, y yo sé que Julio Borges sabe, que pedir que se eleven los salarios por encima de la productividad del trabajo, descapitaliza las pocas empresas que aún quedan en pie tras 17 años de socialismo bolivariano.
«En 2003 los firmantes vestían como la clase media y reían en las colas… eso se acabó…»
Y lo supongo porque en mi cabeza heredera de campesinos andinos no cabe pensar que Julio le paga a la niñera que cuida sus cuatrillizos la suma de 200.000 Bs. que es la suma que Borges muy populista recomienda para darle más fuego a la inflación.
Prefiero que no me aumenten y que a cambio los diputados le impidan a Merentes seguir imprimiendo billetes sin respaldo. Pero eso no va a ocurrir por 2 razones: una, que la oposición no cree que el país requiera ajustes; y, dos, que si hubiere una hoy inexistente fracción mayoritaria que lo propusiera, en lo inmediato sería declarada esta ley inconstitucional.
Pero, dejemos a “EL MALO” en paz que estos roles cambian.
Y cambian porque hay otros aspirantes a los roles principales de esta tragicomedia nuestra: Por ejemplo, los diputados viajeros que semanalmente inventan un espectáculo, allende las fronteras, para trasladarse a lugares donde no es necesario bachaquear para adquirir bienes básicos; o incluso compite para este rol el hoy asediado presidente de la Polar que en vez de sugerir al gobierno la unificación de los tipos de cambio y la libre competencia, insiste en pedir para sus empresas todos los dólares que produce la estatal PDVSA.
Los diputados viajeros, para no mencionar el auto que maneja Freddy Guevara o el apartamento alquilado de Requesens, acaban de ir a Washington en cambote, como si fueran integrantes de una tribu en la que los notables, unos y otros, se tienen desconfianza.
«¿Clase media empobrecida o chavistas que se hartaron de mentiras?»
¿Habiendo escasez de divisas no era una mejor señal que confiaran en uno solo de ellos la misión, o que montaran una video conferencia con Almagro?
¡Si así gastan en oposición… qué no harán cuando sean gobierno!
Hay, y con esto finalizo, un rol que a mi entender ni cambia ni va a cambiar: Es el de “EL FEO” que le corresponde a Nicolás Maduro quien sigue apostando, como motor del desarrollo, a la subida de los precios del petróleo.
Sin darse cuenta el Presidente, que en el siglo XXI la base para el crecimiento no podrá ser el crudo sino las nuevas tecnologías que están cambiando hasta el modo como se cosechan los vegetales.
Ojo: En el 2003 los firmantes vestían como la clase media y reían en las colas… eso se acabó… a los firmantes de esta semana se les veía la ira en los rostros… parecían incluso bachaqueros por la vestimenta.
¿Clase media empobrecida o chavistas que se hartaron de mentiras?
@DomingoAlbertoR / doalra@yahoo.com