Pedro Eusse: “Clase obrera impedirá que revoquen a Maduro”

«los trabajadores sin convención colectiva están sufriendo más las consecuencias»

Los grandes empresarios alineados a la política de presionar al gobierno para estimular el descontento, están violentando derechos laborales tales como el derecho al trabajo, salario justo y digno -tal y como lo establece la Constitución-, desconocimiento de las convenciones colectivas, asimismo, están desmejorando las condiciones de seguridad y salud en el trabajo y practicando la tercerización de las relaciones laborales. Aquellos trabajadores que no tienen convención colectiva ni tampoco pueden defender sus derechos y conquistas, por supuesto, están sufriendo más las consecuencias de esta situación.

Hay causas estructurales y coyunturales que se enmarcan en la crisis mundial del capitalismo. Venezuela sigue siendo capitalista, es un país dominado por el modelo capitalista dependiente, de acumulación, rentista, importador y con fuerte presencia de sectores monopólicos en los rubros fundamentales. Estos factores han agudizado las tensiones y deteriorado las condiciones de vida de múltiples sectores en las sociedades.

Este escenario se presenta en Venezuela en medio de una confrontación política que es alentada por Estados Unidos en su intento de recuperar su hegemonía en el continente. El Imperio tiene una agenda desestabilizadora y antirrevolucionaria para Latinoamérica que comenzó contra Cuba, ha continuado con otros países de la región y ahora sigue contra Venezuela. El reciente viaje de Obama por la región demostró, por ejemplo, que la derecha opositora venezolana responde a esa agenda golpista y contrarrevolucionaria.

“El objetivo de la derecha es abaratar la fuerza de trabajo”

Los dirigentes del proceso de cambios que comenzó en 1999 no están verdaderamente comprometidos con una profunda transformación revolucionaria de la sociedad. Solo han administrado el rentismo petrolero pero sin romper las condiciones económicas, políticas y sociales que generan esa situación. Tampoco se ha desmontado el gran poder de los monopolios nacionales y transnacionales que controlan la producción y la comercialización. Estos sectores están alineados en el plan de Estados Unidos para derrocar al gobierno de Maduro y desmontar de raíz el proceso bolivariano. El objetivo de la extrema derecha neofascista es destruir las conquistas de los trabajadores, imponer la flexibilidad laboral, abaratar la fuerza de trabajo, total liberación de precios y control sobre el mercado. Esta opción es la peor amenaza que tenemos los trabajadores venezolanos. Y nuestra movilización apunta a impedir que esa gente dirija al país.

La opción ofrecida por quienes están al frente del gobierno no es revolucionaria sino entreguista. Este entreguismo se materializa en distintas decisiones, por ejemplo, el Consejo de Economía Productiva. Esta instancia le está sirviendo a sectores capitalistas para realizar muy buenos negocios, recibir facilidades y beneficios del Estado venezolano y, de esta manera, enriquecerse. Esto no soluciona los problemas y genera una gran debilidad al proceso.

Debemos construir una verdadera alternativa popular, obrera y revolucionaria, es decir, una nueva correlación de fuerzas que permitan al pueblo trabajador y a las fuerzas sociales y políticas colocarse al frente del proceso. Solo esto permitirá que se avance de verdad hacia el desmontaje del Estado burgués, a la superación de las relaciones capitalistas en la producción y al inicio de las profundas transformaciones. Este es un proceso de reformas progresistas que apunta hacia la liberación nacional y la soberanía, y que ha logrado importantes conquistas en ese plano, y una mejor distribución de la riqueza petrolera con un criterio social y progresista. Pero eso no se significa que se esté haciendo socialismo y se esté rompiendo con el capitalismo dependiente y rentista.

Grandes empresas que tienen control monopólico en áreas productivas fundamentales de la producción han funcionado en el marco del rentismo petrolero y han dependido de las divisas subsidiadas y otorgadas por el Estado. Ahora, llegó el colapso del rentismo con la caída de los precios del petróleo y la falta de previsión por parte de las autoridades. Esas empresas aspiran que el Estado les siga proporcionando divisas subsidiadas a costa de un gran sacrificio del pueblo y en merma de la inversión social. Es por ello la presión que vienen ejerciendo no solo para obtener divisas sino también para derrocar al gobierno.

No decimos que sea una guerra económica sino una agresión contra el pueblo. El gobierno enfrenta esta agresión haciendo concesiones, favoreciendo a sectores del capital que son estafadores, fraudulentos y chulos. Se chulean al Estado venezolano y el gobierno capea la situación al entregar incentivos jugosos. Eso no traerá soluciones, por el contrario, debilitará más al proceso.

Hay una increíble pérdida del poder adquisitivo de los salarios. Es necesario su mejoramiento general y su incremento debe ser porcentual. Se debe fortalecer más a quienes perciben menos salario, por ejemplo. Al respecto, también hemos propuesto que se corrija el hecho de que los tickets de alimentación se hayan incrementado por encima de los salarios. Eso negativo y es una medida tramposa porque significa una bonificación del ingreso de los trabajadores. Es decir, se merma el salario y se incrementa un ingreso que no tiene incidencias en el cálculo de las prestaciones sociales, en las vacaciones y otros beneficios. Esto es lo que siempre han querido los neoliberales para abaratar la mano de obra y que, inclusive, sea más barato despedir a los trabajadores.

“El bachaqueo es el lumpenizaje de la sociedad”

Eso es el lumpenizaje de la sociedad, es un atraso. Es propio del capitalismo, es ir contra la clase trabajadora, contra el pueblo y contra esas mismas personas. Sin darse cuenta ellos están contribuyendo a empeorar la situación social y económica del país. Los trabajadores no deben caer en esa tentación porque es un camino incierto para ellos y sus familias. El bachaqueo tiene que ser derrotado a través de una acción concertada entre el gobierno, los trabajadores y el pueblo organizado. Pero, esto no se resuelve solo con medidas burocráticas, administrativas y represivas. Es necesario un sistema de distribución de abastecimiento desconcentrado y bajo control popular.

El gobierno comete el error de desmantelar la red de Abastos Bicentenario. Todavía no ha sido creado un sistema fuerte bajo el control del Estado venezolano y con el protagonismo del pueblo organizado. Es una medida que, inclusive, va en contra de las decisiones del presidente Chávez ¿Cómo dicen que siguen el legado de Chávez si están destruyendo cosas positivas que hizo? Esto, además, le da fuerza al discurso del neoliberalismo de que todo lo público no sirve. No son decisiones revolucionarias sino entreguistas y antipopulares. Y, además, se están mandando a la calle a más de mil trabajadores. Hay informaciones que apuntan a una supuesta privatización mixta de la red de Abastos Bicentenario. Eso sería un retroceso y estamos en contra de eso.

Esas empresas tienen una situación de desinversión, de deterioro productivo y tecnológico, y por lo tanto, menoscabo en las condiciones de los trabajadores. También está la corrupción y la cual le ha hecho mucho daño a esas empresas y le está haciendo daño a la ética laboral de la clase obrera.

Esas medidas no apuntaban a la solución real pero significan un alivio. Sin embargo, están funcionando muy mal: Mercal Obrero llega con mucha irregularidad y se ha reducido su funcionamiento.

Todo indica que habría un incremento relativo del desempleo debido al cierre de algunas empresas, y por las decisiones del gobierno para reestructurar y eliminar varios centros de trabajo públicos.

El gobierno se ha visto en la necesidad de tomar un conjunto de medidas para enfrentar el racionamiento de energía eléctrica. Sin embargo, no es saludable suspender las actividades laborales y, además, de esa manera no podrá ser superado ese problema. La fórmula para la solución es el trabajo, la lucha, la movilización y la concientización en el uso de la electricidad. Y para eso las cosas tienen que funcionar.

En el capitalismo se crean las condiciones y causas para que surja la delincuencia y esta se manifiesta a través de la comercialización de estupefacientes y armas, y el control de barrios enteros por parte de factores paramilitares. Esto atenta contra la seguridad del pueblo y los más afectados son los trabajadores, los revolucionarios y los más pobres. Esto forma parte de un plan para llevar a nuestra sociedad a la violencia y colocar a los factores del capitalismo como los salvadores del país. Es por ello que el Estado debe implementar medidas de control y represión sobre los grupos hamponiles y paramilitares.

No estamos de acuerdo que se revoque a Maduro porque la alternativa es que la derecha fascista tome el poder. Ese es el peligro y se iniciaría el desmontaje de todas las conquistas alcanzadas por el pueblo. No creemos en el supuesto compromiso democrático de la derecha, allí vienen ya con sus arremetidas de violencia que solo están generando zozobra y dificultades para conseguir los alimentos.