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El ambón de las ideologías

Socialismo del Siglo XXI

La proposición ideológica, si carece de fundamento filosófico y de justificación histórica, desaparece tal como fue propuesta


Gustavo Luis Carrera

El tráfico y el comercio de las ideas constituyen un factor esencial en el desarrollo del pensamiento humano. Hay ideas que no repercuten de inmediato, e inclusive algunas deben esperar años y hasta siglos para ser descubiertas y reactivadas en una perspectiva dialéctica; pero adquieren, finalmente, su proyección fecunda. Si los hechos son el acontecimiento de la historia, el pensamiento es su trascendencia.

IDEOLOGÍAS. Una ideología es una estructura de pensamiento que implica un sistema lógico y consecuencial que genera ideas capaces de evolucionar y perfeccionarse. Pero, una ideología no se improvisa, ni se impone por decreto o por capricho de un mandatario. Un ejemplo fehaciente de intento ideológico fallido es el que resultó del empeño político del entonces presidente Hugo Chávez, bautizado por él como «socialismo del siglo XXI»; pero el socialismo es una vieja y probada escuela ideológica, que no puede ser modificada por cualquier improvisado. Y el carácter artificial de este enunciado hace que cada día se hable menos de él. Otros casos históricos son el «bolivarianismo» del dictador Juan Vicente Gómez y el «nuevo ideal nacional» del dictador Marcos Pérez Jiménez. Las ideologías son cosa seria; no juego caprichoso y oportunista.

EL AMBÓN. De costumbre, los políticos no se contentan con practicar su ideología, sino que recurren al ambón público para difundir, o dispersar, sus ideas y contaminar a través de ellas. El ambón, como término litúrgico, alude a uno o dos púlpitos que se encuentran al lado del altar mayor; siendo el sitio óptimo para leer la palabra de Dios y difundir las homilías que traducen sermones eventuales o exaltados por fechas especiales de la glorificación religiosa. Políticos (y politiqueros), ideólogos (e ideologizados) y discursantes (y meros discurseadores fanáticos), se sienten tentados de acudir al ambón; y lo hacen, sin responsabilidad ni remordimiento. Difundir, sin espíritu crítico y sin capacidad de discernimiento, es una aventura más propia de la hipocresía o de la ignorancia; o de ambas debilidades infra culturales.

RESPONSABILIDAD HISTÓRICA. Hay un filtro de la trascendencia. El inapelable paso del tiempo decanta las ideas. La proposición ideológica, si carece de fundamento filosófico y de justificación histórica, desaparece tal como fue propuesta. A fin de cuentas, mi experiencia me demuestra que sólo hay dos ideologías madre: el idealismo y el materialismo. Todas las subsiguientes son derivaciones y complementaciones de ellas.

PROYECCIÓN SOCIAL. Hay un cedazo de responsabilidad social. La ideología va de lo particular a lo general, del sujeto a la colectividad. Si su función positiva y creadora en la dimensión colectiva no es evidente y honesta, y realmente progresista, será una seudo ideología que morirá al nacer, llevándose la memoria de su fallido proponente.

VÁLVULA: “Utilizar el ambón social para difundir una ideología es un acto de responsabilidad personal y pública semejante al del profesor que da honorablemente y dialécticamente una clase. Sin esa fundamentación y esa honestidad, ni hay ideología, ni hay clase”.

glcarrera@yahoo.com