A partir de hoy hay más ojos vigilantes sobre el deterioro de los derechos humanos y sociales en el país
Humberto González Briceño
I.- DÍA DESPUÉS. El triunfo más importante para los venezolanos que piden cambio fue el reconocimiento de la OEA que efectivamente en Venezuela hay un grave conflicto político y social. En contra de las presiones del régimen de Maduro la mayoría de los países votaron por escuchar y enterarse de manera oficial sobre los detalles de la crisis. Esto agrega elementos que serán decisivos en la resolución del conflicto. No es probable que una eventual aplicación de la Carta Democrática implique sanciones para Venezuela. Pero ahora habrá más presión internacional, inclusive de países aliados como Cuba y Chile, para que el Gobierno cumpla con sus deberes constitucionales. A partir de hoy hay más ojos vigilantes sobre el deterioro de los derechos humanos y sociales en el país.
II.- DELCY. La reacción destemplada de la canciller Delcy Rodríguez estuvo a la altura de la vulgaridad de su jefe Nicolás Maduro. Delcy amenazó y atacó a la OEA como a quien poco le importa el destino de esa institución. Porque efectivamente lo que muchos embajadores aún no habían entendido, pero hoy lo vieron, es que Venezuela tiene muy poco interés en seguir siendo parte de la OEA. Venezuela ahora tiene la excusa para salirse de la OEA, pero antes de hacerlo el Gobierno se asegurará de hacer todo el daño posible, incluso su destrucción. Las expresiones “con OEA o sin OEA” fueron un mensaje que aún debe estar retumbando en los oídos de embajadores y países que sí tienen un interés genuino en la organización.
III.- HENRY. Aunque hubo expectativa ante una posible intervención del presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos, esta no se produjo. Según los entendidos nunca estuvo planteado formalmente que Ramos hablara en la sesión, pero fue invitado “prevenido al bate” en caso que el giro del debate pudiese requerir de su testimonio. Sin embargo, hay que destacar que una hora antes de la sesión formal del Consejo Permanente de la OEA Henry Ramos ofreció una rueda de prensa formal en el salón de la Américas. Esto le otorga una extraordinaria legitimidad y amplifica el alcance de las denuncias que viene haciendo la oposición en Venezuela sobre la crisis política y los atropellos del régimen.
IV.- ALMAGRO. El informe de Almagro ante el Consejo Permanente de la OEA no fue sorpresa para los venezolanos. El secretario general de la OEA relató y documentó con lujo de detalles la gravedad de la tragedia humanitaria que afecta a Venezuela. Los sorprendidos fueron los embajadores al conocer en forma oficial el grado de deterioro que se vive en el país. Países de gobiernos aliados de Venezuela como Ecuador y Nicaragua rechazaron el informe y exigieron la renuncia de Almagro. Pero se pudo apreciar que hay una grave preocupación en la mayoría de los países del hemisferio por lo que ocurre en Venezuela. Ese nivel de preocupación podría terminar en acciones concretas tal como lo solicitó el secretario general, Luis Almagro.
V.- DESENLACE. Los embajadores tomaran un tiempo para “digerir” políticamente los hallazgos del “Informe Almagro”. Durante este tiempo se espera que la comisión de expresidentes logre un avance en las acciones de diálogo. Con la actitud obtusa e intransigente del régimen no hay perspectivas razonables para un diálogo sincero. El fracaso o la posibilidad del fracaso de la misión de los expresidentes podría calentar nuevamente el debate en la OEA y generar, en el marco de la aplicación de la Carta Democrática, un consenso para mediar y lograr acuerdos concretos y ejecutables, pero esta vez bajo la supervisión de garantes internacionales auspiciados por la OEA. En cualquier caso Venezuela ha quedado formalmente indiciada como una dictadura en un debate que apenas comienza.