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Carta Antidemocrática Bolivariana

Aquí, la cobas, las repetimos, mil, un millar, varios millones de veces, no importa cuánto se contradigan entre sí


O.E.

¡Venirnos a nosotros con cartillas! Aquí tienen la nuestra. Carta Antidemocrática y Bolivariana ¡Y pa’ gozá! Lo primero, es lo primero. Primero: “Guisa que algo queda”. Desde una coima por la adjudicación, a dedo, de sillas de ruedas para huerfanitos, hasta un “voy pegao” por área de explotación –y depredación del ambiente- en el Arco Minero.

Segundo: “Guisa que algo queda”, porque es lo primero y lo segundo, también.

Tercero: “Échales plomo y no veas el cómo”. El gentío se alebresta porque no hay comida, agua, medicinas ¡Plomo, carrizo! Y si no agarran mínimo con la Polinacional, la Guardia Nacional Bolivariana –el deshonor es su divisa–, las milicias y los Colectivos del Amor, azúzales a las megabandas, que para eso son, franquicias bolivarianas o Zonas de Paz, miti y miti, con licencia para matar.

Cuarto: “Guisa que algo queda”. Nunca están de más los recordatorios.

Quinto: Aristóbulo declaró que la Robo-lución había logrado una clamorosa victoria el jueves pasado en la OEA mientras que la cancillera denunció que tal organización, en esa misma sesión, les había dado un golpe de Estado. ¿Dónde estará metido el camarado Goebbels, con aquello que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”? Que se venga para la Bolivariana, para que vea que aquí, la cobas, las repetimos, mil, un millar, varios millones de veces, no importa cuánto se contradigan entre sí.

Sexto: Y ahora, un episodio arrancado de la vida misma. Porque al contrario de la Democrática Americana, la Carta Antidemocrática y Bolivariana, no es letra muerta:

Son las 4:00 a.m. en el pen ¡jau! de los bolivarianos Yakelingertrudis y Clintonvizquel, de la Lagunita Countriss Cloussses. De pronto, se escucha el chillido de una sierra hidráulica.

— ¡Despierta Clintonvizquel que como que nos están serruchando nuestra bóveda de caudales.

— El sonido es de un esmeril de alta potencia, igual al del camarado Diosdado. Voy a tener que sacar mi Kalashnikov.