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Los asesores constituyentes del Presidente

Nicolás Maduro, presidente de la República

Reconozcan que sólo una nueva Asamblea Constituyente podría disolver todos los poderes públicos y llamar a elección popular para renovarlos


Jesús Silva R

Luego de ver el contrapunteo de juristas en la reciente conmemoración de los 17 años de la Asamblea Constituyente en cadena de radio y TV, comparto estas reflexiones:

Ver video: «Lamento choque entre abogados chavistas»

Aplaudo la iniciativa de reunir a los “constituyentes chavistas”, es decir, a simpatizantes del Gobierno que fueron integrantes de la Asamblea Constituyente y firmaron la Constitución de 1999.

Ojalá participaran los constituyentes opositores (Luis Miquilena, etcétera) en el marco de un debate frente a todo el país.

Con la libertad que me confiere ser abogado por cuenta propia y marxista irreverente, me dedicaré a la necia actividad de supervisar sus actuaciones y opinar por el bien de Venezuela y su derecho constitucional.

La gira nacional de estos venezolanos debe servir para emitir recomendaciones constitucionales equilibradas en el conflicto de la Asamblea Nacional (AN) alzada y los demás poderes del Estado.

Humildemente opino en el plano constitucional y también en el político aprovechando que aunque muchos “constituyentes” no son abogados, por lo menos son (o fueron alguna vez) destacados actores políticos:

1.- “No se pisen la manguera entre ustedes”, menos en cadena de radio y TV, como cuando durante la conmemoración, Hermann Escarrá desmintió de forma inoportuna al exFiscal General Isaías Rodríguez. Antes de cualquier elemento jurídico o de conducta, debe prevalecer la unión de los de revolucionarios y para defender la Carta Magna se debe actuar como revolucionario unitario o por lo menos parecerlo. Los trapos negros se lavan cuando las cámaras de TV se apagan. Yo mismo estoy dispuesto a tolerar a gente indeseable y de dudosa conducta en el chavismo con tal de ver sobrevivir el sueño socialista.

2.- No inciten al Presidente para que avale una arremetida contra la AN, déjenla que caiga sola, ya ella se auto inhabilitó constitucionalmente al incorporar a 3 sujetos que por cuestión judicial pendiente no son diputados (Amazonas) y todos sus actos legislativos son nulos. Escarrá otra vez busca aplauso fácil al proponerle a Maduro que impulse acciones civiles, penales e incautación de bienes contra los diputados opositores, ello equivale a la locura de quitarle la casa y el carro a Ramos Allup por aprobar amnistía a favor de Leopoldo López. El ex fiscal también se equivoca al sugerir disolver el Poder Legislativo, pues ignora que la única vía para ello es el artículo 240 constitucional y esto no va a ocurrir, es decir, la AN no se suicidará haciendo 3 votos de censura contra el Vicepresidente para que la disuelvan.

3.- Entiendan que el derecho constitucional no puede ser ignorante frente a los escenarios políticos. Hoy la AN hace el mismo papel provocador de la Plaza Altamira en 2002, por eso hay que tratarla con serenidad y paciencia (Chávez no se dejó provocar). Igualmente se debe permitir que el referendo revocatorio agote sus luchas y llegue a sus naufragios, sin precipitarse en bofetadas a la Constitución. En 2016 la AN es un elefante blanco (cosa decorativa) que no puede modificar la situación jurídica, económica o política de Venezuela, ni puede tumbar al Gobierno, por lo tanto hay que dejar que se desgaste con sus permanentes leyes nulas. La AN ya está neutralizada por la Sala Constitucional del TSJ. Grave error político sería intentar matar a lo que ya está muerto, porque se victimiza ante la gente.

5.- Reconozcan que sólo una nueva Asamblea Constituyente podría disolver todos los poderes públicos y llamar a elección popular para renovarlos. La Constituyente puede ser convocada por el Presidente, por dos tercios de la AN (112 diputados) o por 15% de los electores registrados. Para el chavismo, cualquier otro evento electoral sólo será aconsejable cuando pueda asegurar más votos que la oposición y ello implica la rectificación del Gobierno con reconstrucción económica del país y reunificación política de los revolucionarios.