Al parecer, hasta las ideas para continuar la demagogia y los engaños se acabaron
Luis Fuenmayor Toro
El 80 por ciento de la población venezolana está dentro de lo que se llama pobreza general. Pueden medirlo como quieran, con líneas de pobreza, con las distintas canastas, con otros indicadores; por hogares, por personas, por chavecos, adecos, pjecos, vpecos, copeyanos, pptecos, pcvecos, ni ni, apartidistas; mídanlo como les dé la gana, hoy la mayoría somos pobres y me estoy incluyendo en esa clasificación.
Los gobiernos chavistas acabaron con las capas medias, pero dejaron intacta a la burguesía. Son realmente unos “grandes revolucionarios” y socialistas, pero no del siglo XXI, que les queda muy corto, sino del siglo XXV, dados sus grandes “conocimientos” filosóficos y económicos y su inigualable desempeño político.
No están en pobreza la gran burguesía financiera y los importadores, enriquecidos con los dólares preferenciales, sus gerentes, así como el alto gobierno y la alta dirigencia del Psuv, quienes viven de la corrupción y de los privilegios quiéranlo o no, acéptenlo o no.
De la realidad anterior se desprende que cualquier medida del Gobierno, para aliviar a los sectores depauperados, tiene que atender a ese 80 por ciento de la población o, de lo contrario, se estaría generando una gigantesca y brutal discriminación.
No se puede distribuir lo que no se tiene, y hoy no hay en el mercado suficientes productos para garantizar el consumo necesario de los venezolanos. Esa escasez da origen a lo demás y no al revés
Afirmar, como dicen dirigentes chavecos, que con los Clap están atendiendo a la quinta parte de los hogares venezolanos y mostrar orgullo por ello es propio de cínicos o de ignorantes.
¿Y qué ocurre con el resto de la población? ¿No tienen derecho de disponer de los mismos beneficios de quienes supuestamente reciben las famosas bolsas de comida? ¿No son acaso también venezolanos? ¿O es que la revolución bolivariana decidió que el derecho a la alimentación sólo lo tienen los chavecos pesados y sus familiares? ¿Saben que están condenando a unos 10 millones de personas a pasar hambre? ¿Es éste entonces un gobierno que garantiza “la mayor suma de felicidad posible”? Ése será el legado de Chávez, pero nada tiene que ver con la afirmación hecha por el Libertador.
Repartir alimentos mediante bolsas de comida es un claro ejemplo del primitivismo gubernamental, que recurre a mecanismos que pretenden negar instrumentos creados por la civilización hace milenios.
El mercado, señores dizque revolucionarios, no es una creación del capitalismo como muchos de ustedes creen y repiten; apareció miles de años antes, por si no lo sabían.
El reparto de alimentos ideado por el Gobierno es, además, un mecanismo siniestro, para chantajear a una minoría medio favorecida y que estimula la corrupción desalmada con la venta especulativa de víveres a gente que tiene hambre.
Es, como ya dijimos, una forma que discrimina a la mayoría de la población, pues sólo llega, cuando llega, a una minoría de la gente necesitada y en cantidad irrisoria para sus necesidades.
El contenido de las bolsas de alimentos está muy lejos de garantizar los requerimientos energéticos ni las proteínas necesarias para sobrevivir.
Ésta es una realidad que viven todos los venezolanos, quienes no serán convencidos por las alocuciones de Maduro en cadena de radio y TV, ni por la costosa propaganda gubernamental.
Como siempre, la medida de nombrar a Padrino López como súper ministro responsable de la distribución alimentaria, pareciera tener mucho más de propaganda demagógica que de acción efectiva para enfrentar el problema.
«Si hay que relanzar algo es porque lo anteriormente lanzado ha fracasado»
Para colmo, a los “bolseros” repartidores de comida se les da también tareas de producción alimentaria, algo que no cabe sino dentro de mentes desquiciadas, muy ignorantes o completamente nubladas por los deseos de mantener el poder a como dé lugar.
Independientemente de que haya un problema de distribución de alimentos, de que exista especulación y acaparamiento, procesos en los que participan civiles y militares, el problema central es que la producción existente es incapaz de satisfacer al mercado y las importaciones han caído en forma gigantesca, al no disponerse de los dólares necesarios para las mismas.
No se puede distribuir lo que no se tiene, y hoy no hay en el mercado suficientes productos para garantizar el consumo necesario de los venezolanos. Esa escasez da origen a lo demás y no al revés.
No es con este tipo de medidas que se paliará la situación de carestía existente, independientemente que se hiciera un gran esfuerzo en ello, situación que tampoco es el caso.
Acabo de oír a Maduro dirigirse a Padrino López, a Reverol y a otros, para el relanzamiento de la OLP.
Es el mismo cliché utilizado por Chávez, para dar la impresión de siempre estar haciendo algo positivo y evitar que se descubra el fracaso de todas sus medidas demagógicas.
Si hay que relanzar algo es porque lo anteriormente lanzado ha fracasado.
Es el mismo cliché utilizado por Chávez, para dar la impresión de siempre estar haciendo algo positivo
Así ocurrió con la Misión Vivienda, con Barrio Adentro, con las misiones para la alimentación y ahora se preparan para hacerlo con la OLP.
Más adelante lo harán con la de Abastecimiento Soberano. Al parecer, hasta las ideas para continuar la demagogia y los engaños se acabaron.
La cúpula chaveca trata de aparentar que hace todo lo posible por salvar la revolución y proteger al pueblo, pues se sabe de salida y quiere quedar lo mejor parada posible ante sus hoy exiguos seguidores.
Vendrán otros momentos y otras luchas, piensan, esperanzados en que las divisiones de la MUD se acentuarán en la competencia por el liderazgo y la Presidencia de la República, una vez que los chavecos sean separados del Gobierno, lo que podría producirse este año a pesar de las pataletas de algunos de sus dirigentes.