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Política vs ética

Los políticos oficiales niegan esta funesta situación de crisis, y prevarican públicamente, sin ningún pudor


Gustavo Luis Carrera  

Actualmente se presenta muy extendida la identificación entre política y amoralidad o picardía. Pero, no siempre fue así. Y seguramente no debe seguir siéndolo. En todo caso, corresponde a los políticos deshacer este antagonismo.

EL ARTE DE LA POLÍTICA. En los remotos tiempos del pensamiento antiguo la política era vista como el arte de conducir el grupo humano dentro de los lineamientos de la justicia y del respeto a leyes y principios de convivencia. Una vez más, el origen de las palabras es una poderosa ayuda en la clarificación de su sentido. Política, proviene del griego «polis», es decir: ciudad, nación. Y la política es la administración de la vida pública de una entidad social. Y aquí la etimología es fundamental: la ciudad, el ente nacional, requiere de un arte inteligente y solidario en su gobierno; y para ello está la política. En Platón, como lo fue en su maestro, Sócrates, la ley está por encima del gobernante; o sea que la política es el arte de conocer y respetar la ley. Y esto sólo puede darse dentro de una concepción ética de la política. Tal fue el punto de partida, que la historia ha ido diluyendo y contrariando, hasta hacer de la política sinónimo de argucia y manipulación.

LA ÉTICA: UN VALOR ESENCIAL. Comúnmente, en los diccionarios, se conceptúa como ética una sección de la filosofía que reflexiona sobre los valores morales que norman la actuación humana; y en otra dimensión, se corresponde con el conjunto mismo de tales normas. Y el sentido filosófico se une con el concepto pragmático, aproximándose, a veces confusamente, a la moral. Como quiera que sea, desde las perspectivas de la historia, de la religión y de las costumbres, la ética es un valor esencial en el equilibrio y la afirmación positiva de las relaciones humanas, tanto en la dimensión personal como en la familiar y en la social. Sin la ética, prevalecen la mentira y la corrupción.

LA POLÍTICA SIN ÉTICA ES ATROPELLO. Al respecto, caben dos ejemplos actuales. De una parte, el gobierno colombiano dice a la guerrilla: «Dejen de extorsionar, y firmaremos la paz»; y responde la guerrilla: «Dejo de extorsionar, de cobrar «vacuna», y firmo esa paz». Y aquí no ha pasado nada; no hay responsabilidad ni consecuencias. Muchos celebran, seguramente sin observar que hacen trizas los principios éticos, que se suponen inherentes a la justicia. De otra parte, más cercana a nosotros, no hay ojos oficiales para ver la angustiosa realidad de la escasez de alimentos y de medicinas. La crisis económica no necesita que la declaren los economistas; se resiente en el estómago y en la salud. Y sin embargo, los políticos oficiales niegan esta funesta situación, y prevarican públicamente, sin ningún pudor; sacrificando con ello los más elementales principios éticos. El atropello es una forma de despotismo moral.

VÁLVULA: “La concepción original de la política como el arte de la convivencia dentro de la justicia, se pierde, con el tiempo, hasta degenerar en el oficio de la apariencia y la hipocresía. Esta decadencia no impide la necesaria reivindicación de la pareja dignificante: política y ética. El poder sin moral es una amenaza y una aberración. Así lo dijo un proteico personaje de nuestra historia”.

glcarrera@yahoo.com