No se expulsa ni siquiera un insecto, ni se adquiere venezolanidad con chicanas de rábula
O.E
Verano de 1587. Los propietarios de los viñedos de St. Julien, faldas de Mont Cenis, ducado de Savoya, Francia, habían perdido la esperanza. Botánicos, fitosanitarios, prácticos, hasta hechiceros, muy renombrados, de muchas leguas a la redonda, habían fracasado.
Inútiles, en un todo, para detener o siquiera disminuir la plaga de gorgojos que arrasaba los cultivos. Fue cuando uno tuvo la brillante idea de someter a los depredadores a juicio y así ponerle punto final al infortunio.
El proceso lo presidió el vicario general de la región, Francois de la Crosse. Los gorgojos, porque hasta los animales tienen derechos –algo que desconoce cierta bestia- fueron defendidos en el juicio por el Sr. Pierre Rembaud, mientras que como acusador actuó, Antoine Filliol.
No hay que ser muy zahorí para anticiparlo: de la Crosse –juez y parte- condenó a los gorgojos. Dictaminó que debían desalojar los viñedos a partir del 3 de septiembre de ese año, con pena suplementaria de no regresar más nunca.
No se expulsa ni siquiera un insecto, ni se adquiere venezolanidad con chicanas de rábula. Jamás podremos averiguar si la sentencia dictada por el “honorable” de la Crosse, tuvo verdadera fuerza ejecutoria.
Los historiadores se han tropezado con que todos los archivos de St. Julien, a partir de finales de aquel fatídico año, fueron devorados por ¡gorgojos!.
Lo mismo les ocurrirá a quienes indaguen si cierto sujeto es o ha sido venezolano. Independientemente de partidas de nacimiento, falsas o menos falsas.
O de sentencias coludidas o más coludidas, un sujeto a quien le importa un pepino el repudio del 90% de sus fementidos compatriotas; que es sinónimo de miseria, corrupción, narcotráfico, tiranía, represión.
De entreguismo –nalgas horizontales- con cubanos, chinos, rusos y cuanto bicho de uña se quiera sumar al saqueo de lo que por su maldad o memez –o las dos cosas juntas- dejó de ser país, no es venezolano. Tampoco, colombiano. Ni de ninguna parte. Es un rapaz gorgojo.