Antes de ir a un proceso electoral hay que tomar una decisión política, señala el historiador y diplomático retirado; de esa manera se podría tener un desenlace a la crisis actual. Además asegura que el país vive un Pacto de Punto Fijo y que vamos en camino a un gobierno de coalición
Patricia Marcano
Aclara ser historiador de oficio y no aficionado como otros, es profesor jubilado de la Escuela de Historia de la UCV y diplomático retirado. Germán Carrera Damas confiesa haber sido comunista y militado en el Partido Comunista francés entre 1950 y 1954, y salirse de él luego de hacer “lo peor que puede hacer un comunista: leer a profundidad el marxismo”. Después no ha militado en otro.
Como preámbulo a una conversación que busca dar respuestas a las circunstancias que se viven hoy en Venezuela, y donde se pasea por la historia del país, Carrera Damas, con 86 años de edad, explica que las dos leyes que rigen a la historia son el tiempo histórico y la dialéctica de continuidad y ruptura, y en ambas sitúa sus particulares respuestas que además rompen el esquema de lo posiblemente esperado.
“La sociedad está viviendo una indigestión de la democracia”
“Somos un país en construcción de sí mismo, pero un país no es una nación, el país es otra experiencia. La nación venezolana comenzó a formarse decididamente hacia mediados del siglo XX, es decir, es una recién nacida”, comenta sobre Venezuela
“Un país es el territorio, la delimitación, pero una nación significa la formación de una conciencia, el vínculo ingenuo en el sentido libre de una comunidad que responde a una necesidad de procedencia, de pertenencia y de permanencia, y esto requiere de un tiempo histórico muy prolongado, llegar a eso es una tarea muy difícil y muy delicada”, continúa explicando Carrera Damas. Y en esa formación de nación se hallan los hechos que hoy marcan a los venezolanos.
¿Cuál es su análisis histórico sobre el momento actual?
Yo parto de una certidumbre, no es optimismo. La sociedad venezolana será en una o dos generaciones la primera sociedad genuinamente democrática de América Latina. Este es un camino que comenzamos a recorrer en 1863, cuando el general Falcón y en su decreto de garantías dijo que había llegado el momento de que los venezolanos entraran en el ejercicio de los cánones de la democracia, tanto social como individualmente.
Usted pensará que 1863 suena como muy lejano pero históricamente no, venimos de tres siglos de monarquía absoluta. Pero en medio siglo nosotros hemos avanzado más que otros pueblos de América Latina porque llegamos a tener una democracia que fue punto de referencia no solo en América Latina sino en un universo más amplio, y como embajador pude comprobar eso.
¿Cuál era la pregunta que más le hacían a uno? “¿Cómo han hecho ustedes para cambiar un régimen dictatorial, encausarse hacia la democracia, enfrentar la subversión, la guerrilla, enfrentar la primera invasión cubana y sin embargo mantenerse en la democracia? ¿Cuál es la fórmula secreta que ustedes han manejado?” Y no estoy hablando de profesores sino de altos funcionarios.
¿Hemos retrocedido en estos 17 años?
No hemos retrocedido, hemos sufrido una ruptura. La prueba flagrante de que no hemos retrocedido es el 6 de diciembre de 2015. Y la ofensiva antidemocrática puesta en marcha por el régimen a partir de ese día se da porque alguien se ha dado cuenta de que todos los años transcurridos no han sido eficaces.
“Pasaron de desacreditar la democracia a la destrucción de la República”
¿Cómo quedarán registradas en la historia las elecciones del 6 de diciembre, cómo las vio usted?
Fue una experiencia extraordinaria, para mí de una enorme importancia; yo viví una gran emoción. Pero yo había planteado un poco antes que eso había que verlo con cuidado porque la historia no registra ningún caso de un régimen sociopolítico, liberal, democrático establecido democráticamente, y tampoco de un régimen sociopolítico, liberal democrático restablecido democráticamente.
Cuando viene la elección y sucede esa cosa extraordinaria, de que el pueblo venezolano votó por la libertad y la democracia, sentí la tremenda emoción de que este pueblo era capaz de romper esa tradición. Primera vez en la historia de Venezuela que la democracia no descendía de un partido o de un líder o de un iluminado, ascendía de la sociedad. El 6 de diciembre sorprendió incluso a los dirigentes de la oposición, me lo han dicho. Fue una afirmación genuinamente de la sociedad. Pero bueno, ya vemos lo que ha pasado y pasó incluso desde el día siguiente.
Pero cuando dije eso, antes de la elección, fui criticado. Me decían que estaba desalentando a la voluntad electoral del pueblo. No, quizás cometí la ilusión de creer que aquello podía motivar a unos sectores a que trataran de prevenir lo que pudiera suceder, nada más.
¿Entonces ese establecimiento o restitución de un régimen sociopolítico no se da por la vía electoral?
Es por la vía electoral, y ahí viene la razón política firme en la medida en que la sociedad es movilizada para hacer valer el resultado. Eso es un poco lo que está planteado. Creer que ese cambio pudiera ser una cosa automática era una ilusión.
¿Pero implicaría pasar por un hecho traumático o violento?
La violencia la gente la cambia de escenario y adquiere un significado diferente. La violencia puede ser firmeza, lucidez, rechazo de engaños o puede ser trancazos. La capacidad de un líder está en manejar la violencia en un caso como ese. Vale tomar medidas precautelativas y no esperar que las cosas sucedan de por sí, como en cierta forma ha sucedido. Y sí tener conciencia de que ese peligro existe.
URGE UNA DECISIÓN POLÍTICA
¿Cuál es su apreciación sobre la mesa de diálogo?
Una vez publiqué un mensaje que se llamaba “Yo dialogo, tú no dialogas”. Si yo dialogo soy un demócrata, si yo no dialogo soy un autócrata. ¿Cuáles son las condiciones básicas del dialogo? Primero que haya, aunque contradictorio o combatido, un objetivo común; eso es fundamental, lo hicieron los norteamericanos y vietnamitas en Corea. Segundo, que haya un reconocimiento respectivo, que cuando tú puedas renunciar a algo eso signifique que estás contribuyendo a un objetivo común, en la medida en que el otro también está contribuyendo. Y tercero, se necesita que los dialogantes tengan una eficaz comunicación con sus mandantes porque ellos son mandatarios; esa idea de que primero tiene que haber un trato secreto y después lo otro, no.
Ellos han recibido un mandato, por lo que se convierten en mandatarios, pero el mandante sigue conservando la capacidad de decisión. Yo tengo la impresión de que en algunos aspectos eso no ha sido bien comprendido.
No quiero decir que no hagan un esfuerzo, o no valga lo que están haciendo, lo que digo es que no parece ser correctamente orientado y, leyendo los acuerdos a los que han llegado, esto se fortalece porque en definitiva no veo la voluntad del mandante clara y eficientemente servida por el mandatario que va al diálogo. En definitiva es el destino de una sociedad lo que se está jugando. Quien recibe ese mandato se tiene que convertir en guardián de eso. Creo que eso es fundamental.
¿A la oposición le hace falta un líder, o falta un líder que conduzca a la sociedad venezolana?
La oposición no debe y ojalá no tenga nunca un líder. La oposición tiene que aprender a funcionar democráticamente y tener no líderes sino comisionados o representantes, pero lo importante es cómo se forma esa representación o comisión, que eso sea democráticamente.
«Antes de cualquier salida electoral tiene que haber un establecimiento de normalidad sociopolítica»
Aquí se barajó la idea inicial de que la Mesa de la Unidad debía ser algo muy, muy parecido al famoso Pacto de Punto Fijo: objetivos compartidos, diferencias de tácticas y estrategias, pero que en la medida en que se reunían lograban llegar a esos objetivos. Eso era el Pacto de Punto Fijo, los partidos conservaron su autonomía.
La gente que dice que no hay que volver al pasado, curiosamente, no se dan cuenta que estamos viviendo un Pacto de Punto Fijo. Y más, vamos en camino a un gobierno de coalición, es decir, estamos huyendo hacia delante yendo al pasado, porque tú no puedes innovar, crear o fabular cosas que realmente funcionan en la sociedad.
¿Cuál sería el paso previo para llegar a ese gobierno de coalición, un revocatorio presidencial, unas elecciones generales?
No, esas cosas no son equivalentes. Aquí hay que tomar una decisión política antes de un proceso electoral. Es decir, crear las condiciones para que esas elecciones se hagan en un régimen de absoluta legalidad y libertad. Hay que tomar una decisión política porque no puede ser que se hagan elecciones con un CNE que no represente la voluntad democrática del pueblo, ni puede ser que haya un TSJ que esté diciendo lo que se puede hacer y no se puede hacer.
Antes de cualquier salida electoral tiene que haber un establecimiento de normalidad sociopolítica. Si hubiera un mínimo propósito de llegar a eso, la Asamblea Nacional sería el organismo ideal para lograr esa solución política, ¿Qué han hecho? Están negando la máxima expresión de la soberanía popular ¿Quiénes están en una posición de rechazo y de antidemocracia?
“Cuando un pueblo se equivoca el daño es siempre profundo, general y duradero”
DICTADURA MILITAR MILITARISTA
“¿Sabe cuándo anuncié a los venezolanos que vendría una dictadura militar militarista? En el año 2000, cuando escribí el libro El Bolivarianismo-Militarismo, una ideología de reemplazo. Y en aquel momento todo el mundo creía que yo estaba exagerando. Pero yo venía siguiendo todo el proceso y veía lo que ahora es brutalmente presente”, relata el historiador Carrera Damas.
¿En qué momento llegó esa dictadura militar militarista, cuando gana la presidencia Hugo Chávez o en algún momento de estos 17 años?
No, no, eso llegó mucho antes. Cuando me planteé lo que significaba el hecho de que estos supuestos redentores de la patria fuesen capaces de vivir la ridícula escena de ir a juramentarse ante el Samán de Güere, donde ya uno no sabía dónde quedaba la ingenuidad, la ignorancia, la alevosía, es decir, una conducta nada racional, me dije para mí que el nivel de racionalidad de quienes participaban en aquella empresa no es que era muy bajo, que lo era, sino que era otra, no era la racionalidad del hombre que pone su futuro en manos de la sociedad.
Esto lo hacían depender de una voluntad y no hay nada más peligroso, históricamente comprobado, que esa voluntad que pretende sobreponerse ignorando la condición humana y, sobre todo, la legitimidad de las aspiraciones del hombre como ciudadano, porque se fabrica una racionalidad artificial que la supone no solo superior a la que existe sino insuperablemente mejor, entonces se dedica a imponerla con una actitud más pasional que racional, a defenderla y a suprimir cualquier disidencia, cuestionamiento y diferencia que puede haber sobre esa racionalidad.
¿Cómo se explica que un Gobierno que presumía de hacer elecciones casi anuales ahora las evade?
El Gobierno no puede correr el riesgo de llamar de nuevo a ejercer la soberanía popular porque, si teniendo todos los controles que ya tenía, sucede un 6D, imagínese después de que el pueblo se ha dado cuenta de que sí es posible, ¿cómo lo van a controlar ahora? El 6D parecía un imposible pero sucedió, a pesar de toda la propaganda y el soborno. Han querido convertir a una legión de pobres en una legión de mendigos para poderlos controlar.
“La ignorancia, el retraso y la frustración es el grado más insuperable de la pobreza”
Para mí la salida real es la resistencia y la capacidad de reivindicar la vigencia plena de la soberanía popular. La elección para nosotros no es simplemente ir a depositar un voto, es todo lo que rodea la elección, que para ser realmente significativa tiene que ser libre, desde la formación, el funcionamiento de los partidos.
Curioso: ¿quiénes conformaban el Consejo Supremo Electoral en aquella execrable, según ellos, cuarta República? Representantes de todos los partidos acreditados, quienes se vigilaban entre ellos. ¿Este régimen podría tolerar un CNE formado por los representantes de los partidos?
¿Estarán buscando eso con las designaciones de rectores del CNE a través del TSJ?
Nunca confunda la forma o la apariencia con la realidad. Para llegar a suprimir la necesidad de que se ejerza la soberanía popular, la condición clave es demoler la República, por eso ellos pasaron de desacreditar la democracia a la destrucción de la República.
La vía para la destrucción de la República es ese gusto desarrollado por las leyes extraordinarias, leyes habilitantes. Ese estado de excepción, que constituye un poder absoluto, es monárquico. Eso es la destrucción de la República, el Presidente decide decretar él la continuidad del estado de excepción. La República no está vigente.
No quería decirlo con todas sus letras pero la República ha sido destruida. Desde el punto de vista oficial la República sobrevive en la sociedad. Pero la sociedad venezolana es republicana y está viviendo una tremenda indigestión de la democracia. ¿Sabe cuáles son las características de una indigestión? Que es muy molesta pero pasajera. El pueblo votó por Chávez con un Consejo Supremo Electoral absolutamente democrático y en medio de un ambiente absolutamente democrático, y una de las cosas que queda de saldo de esta situación que hemos vivido es que los pueblos sí se equivocan, con la circunstancia de que cuando un pueblo se equivoca el daño es siempre profundo, general y duradero.
¿El pueblo se equivocó en el 98?
Claro, como se equivocó el pueblo argentino, como se equivocó el pueblo cubano, el que nacía para la democracia y vea cómo está. Y si alguno sabe de eso es el pueblo alemán.
«todos que tratan de entrar a la historia terminan en el basurero»
¿Cómo se explica la creciente presencia militar en el Gobierno, que Maduro siendo civil tenga más militares en su equipo que Chávez?
Esa es la mejor prueba del fracaso total de este proyecto pseudopolítico, porque no es político, es un proyecto de sorprender el poder político, que es diferente, porque no es ganarlo por la vía de la competencia.
¿En la historia del país los militares han sido buenos gerentes?
Cuando todo el mundo convino que el general Ravard era capaz de dirigir el Guri, Pdvsa y todo aquello, no fue por ser el general Ravard, él era un hombre con formación técnica demostrada, pero no por militar sino por técnico. Ahora, ser militar no es una carrera fácil, exige muchos sacrificios, esfuerzos y una formación muy seria. ¿Si usted mata al ciudadano para tener a un militar obediente en la misma persona, estará usted llamando a su desarrollo o estará haciéndolo dependiente de la jerarquía superior e instrumentalizando? Ese es el grave problema.
Yo pienso que si este régimen deja un saldo, lo único que parece positivo en ese saldo son dos cosas: haber producido el hastío de Bolívar y haber absolutamente demolido el mito de que los militares son la garantía del orden y de la eficiencia.
Yo me pregunto, si una auditoría de Pdvsa como la que acaba de hacer la AN ha producido el efecto que tuvo, ¿qué arrojaría una auditoria a la Fuerza Armada, donde se han invertido millones de millones?
«la historia no registra ningún caso de un régimen sociopolítico, liberal, democrático establecido democrática-mente»
¿Cómo puede pasar a la historia Nicolás Maduro, cuál sería su alcance?
La historia es muy selectiva, todos que tratan de entrar a la historia terminan en el basurero. La historia siempre procura reservarse para aquellas personas que han puesto por delante el trabajar por el bien colectivo. Eso es muy importante, tanto en el terreno material como en el espiritual.
El destino de los hombres se realiza en la capacidad de llevar adelante grandes propósitos, o llámelo usted grandes sueños, pero esos sueños orientados hacia procurar el bien común, bien sea en el orden material, espiritual, intelectual.
¿Y Hugo Chávez?
Una verruga. Ya una vez lo dije. Yo no encuentro ningún hecho que recomiende a esa persona para merecer más de una nota de pie de página.
El milagro checo: de la tortilla al huevo
Germán Carrera Damas recuerda que durante décadas los gobernantes venezolanos incorporaron en sus equipos de trabajo a personas notables, como un Fernández Morán o un Arnoldo Gabaldón, por citar solo a dos. No las destaca como personas brillantes sino como venezolanos con conciencia y compromiso de su condición ciudadana, responsabilidad técnica, científica y administrativa.
“Eso es lo importante, porque el prestigio consistía no en saber ni en mandar, sino en hacer, en lograr cosas importantes. Eso se ha perdido”, lamenta el historiador, pero las circunstancias, además marcadas por el éxodo de profesionales venezolanos al exterior, lo hacen relatar una experiencia que le otorga una esperanza sobre la reconstrucción del país.
“Felizmente yo creo que Venezuela tiene un fondo o, como se dice, una reserva, lo suficientemente asentada y confiable como para que la continuidad sea menos traumática de lo que algunos puedan pensar. Tengo una base para eso”, dice, e inicia su relato.
“Cuando me dieron la posibilidad de ir a un destino diplomático yo escogí Praga. Praga tenía más de medio siglo de dominación, primero Nazi, luego fue el régimen comunista, con la circunstancia de que el régimen comunista se implantó en la República Checa por la vía electoral. Yo había ido antes invitado como historiador y encontré una ciudad gris, abandonada, llena de traficantes, casi me dije ‘no vuelvo a este país’. Pero escogí Praga. Llegué en el 94.
«Yo sueño con que nosotros podamos repetir el milagro checo»
Decía un humanista español que todo el mundo sabe ir del huevo a la tortilla, pero todavía no ha habido alguien que sepa regresar de la tortilla al huevo.
Yo sabía que la sociedad checa era una de las más desarrolladas de estilo capitalista antes de la Segunda Guerra Mundial. Yo quería ver cómo hacían ellos para regresar de la tortilla al huevo. Y puedo decirle que en cuatro años que serví allá como diplomático, aquella ciudad gris y triste se convirtió en una ciudad más radiante, que recibía millones de turistas todos los años. Absolutamente prodigioso. ¿Qué pasó? Todos los checos que se habían ido huyendo del nazismo y del comunismo a Inglaterra, Francia, a Estados Unidos, a Venezuela, todos se habían mantenido desarrollándose con un sentido de la sociedad capitalista democrática, habían adquirido o desarrollado técnicas y habían acumulado capital.
Cuando les devolvieron sus propiedades en la República Checa regresaron y transformaron aquello en cuestión de meses, y la ciudad renació y llegó a un esplendor impresionante. Yo lo viví completamente. Yo sueño con que nosotros podamos repetir el milagro checo. Ese sí fue verdaderamente un milagro.
Que estos jóvenes que se han negado a cubanizarse y se han ido del país nos traigan de nuevo esa vitalidad que se requiere para que, quieres hemos permanecido aquí, podamos también participar de ese esfuerzo de renacer de Venezuela. Eso es lo que está planteado”, relata el historiador, e individuo de número de la Academia Nacional de la Historia, entre la esperanza y la certeza.
Si quieres contactar al autor de esta historia, escribe a: patricia@larazon.net